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No soy aficionado al manga, pero sí a las cosas raras, por eso cuando me llega el “Primer Manga Filosófico” editado en España, no puedo por más que echarle un vistazo curioso y sorprendido a este seinen maga. Incluso me entero que otro manga de la misma colección, pero dedicado a El  Capital de Karl Marx, vendió 120.000 ejemplares en tierras niponas.

Éste, dedicado al mismísimo Friedrich Nietzsche, parece que es un volumen que va dirigido a las escuelas, porque además de estar inspirado en algunos pensamientos del filósofo alemán que pueden suscitar preguntas y discusiones en las aulas, la promoción se completa con un simpático concurso de fotos de bigotudos donde el premio son más libros, libros como Método introductorio de japonés para hispanohablantes, El mundo según Nietzsche (Pavel Kouba), El gobierno de las emociones (Victoria Camps). Identidades inciertas (Helena Béjar)…

El volumen comienza con la famosa frase que supuso una especie de tsunami intelectual entre los pensadores de su época: “Dios a muerto”… o como dice mi amigo Manolo: Dios a muerto, Marx a muerto y yo no me encuentro muy bien, para qué les voy a engañar.

El argumento parte del siglo XIX como una época de profundos cambios. El joven Zaratustra, mientras acompaña a su padre en los trabajos de la iglesia, va tomando conciencia del lugar que ocupa Dios y la fe en la sociedad de la primera revolución industrial. Un profundo escepticismo lo lleva a desafiar la autoridad del padre y a sembrar un interrogante que lo cambiará todo: ¿Ha muerto Dios? La aparición de una joven misteriosa empuja a Zaratustra a dar un giro en su vida, a superar el espíritu del camello y a transcender el espíritu del león en la búsqueda del Superhombre… En fin, que la cuestión del superhombre la voluntad del poder y el eterno retorno de la filosofía nietzscheana se citan en esta obra inspirada lejanamente en la conocida obra del filósofo alemán.

Curiosos, curioso, pero a mí me siguen sin gustar los mangas aunque guardaré éste como objeto de colección. Y ya saben:

Pero decidme, hermanos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el león ha podido hacer? ¿Por qué el voraz león tiene que convertirse aún en niño?

El niño es inocencia y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que gira por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.

Sí, hermanos míos, para el juego de la creación se precisa un santo decir sí: el espíritu quiere ahora su propia voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.

Hay tres transformaciones del espíritu de las que os he hablado: cómo el espíritu se convierte en camello, después el camello en león y el león, finalmente, en niño.

Así habló Zaratustra…

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