En los debates sobre economía global suele hablarse de la masa monetaria como indicador de liquidez y de fortaleza financiera de un país o bloque. Bajo esa óptica, China lidera con comodidad: su M2 (que incluye billetes, monedas y depósitos bancarios) ronda los 40 billones de dólares, una cifra que supera ampliamente la suma de Estados Unidos y la Eurozona. Sin embargo, si añadimos un giro de perspectiva —restar la deuda pública a esa masa monetaria— la comparación adquiere un matiz mucho más revelador.
Masa monetaria vs. deuda pública
– China:
– M2: ~40 billones USD
– Deuda pública: ~13–14 billones USD
– Saldo neto: ~26 billones USD positivos
– Estados Unidos:
– M2: ~21 billones USD
– Deuda pública: ~33 billones USD
– Saldo neto: –12 billones USD (negativo)
– Eurozona:
– M3: ~17 billones USD
– Deuda pública: ~15–16 billones USD
– Saldo neto: +1–2 billones USD
Qué nos dice este contraste
- China: la economía china mantiene un volumen gigantesco de liquidez interna, respaldada principalmente por depósitos bancarios y ahorro doméstico. Su deuda pública, aunque creciente, sigue siendo proporcionalmente baja frente a la masa monetaria. Esto le otorga un colchón de liquidez neta difícil de igualar.
- Estados Unidos: la paradoja es evidente: pese a tener la moneda de reserva global y el mercado financiero más líquido del planeta, su saldo neto es negativo. La deuda federal supera con holgura la masa monetaria doméstica. Dicho de otro modo, EE.UU. sostiene su posición gracias a la confianza mundial en el dólar, más que a su liquidez interna.
- Eurozona: se sitúa en un punto intermedio. Su masa monetaria es más contenida, pero también lo es su nivel de endeudamiento en relación al PIB. El saldo neto es apenas positivo, lo que refleja un cierto equilibrio, pero sin el margen holgado que muestra China.
El trasfondo estratégico
Al restar deuda a la masa monetaria, surge un contraste nítido:
– China proyecta solvencia interna, sustentada en ahorro y crédito bancario doméstico.
– Europa conserva un balance más o menos equilibrado, aunque limitado en escala.
– EE.UU. depende estructuralmente de la confianza internacional y de la capacidad de colocar su deuda en el exterior.
La lección es clara: no basta con medir el tamaño de la masa monetaria. El verdadero «ajuste de cuentas» se da cuando se confronta con el volumen de deuda pública. Y en ese terreno, la jerarquía cambia: China lidera con ventaja, Europa aguanta, y Estados Unidos aparece como el más vulnerable.
Epílogo
En una economía mundial interdependiente, la comparación no es definitiva ni absoluta. La fortaleza de EE.UU. sigue descansando en el rol global del dólar; Europa se sostiene sobre la estabilidad institucional del euro; y China enfrenta riesgos derivados de su modelo de crédito expansivo. El ejercicio de ajustar la masa monetaria por la deuda pública revela una verdad incómoda: el tamaño del dinero es solo la mitad de la historia. La otra mitad se mide en pasivos. No se incluyen comentarios sobre despedir a Donald Trump ni ninguna sugerencia irónica; el análisis se mantiene estrictamente económico y neutral.
Escritor sevillano finalista del premio Azorín 2014. Ha publicado en diferentes revistas como Culturamas, Eñe, Visor, etc. Sus libros son: 'La invención de los gigantes' (Bucéfalo 2016); 'Literatura tridimensional' (Adarve 2018); 'Sócrates no vino a España' (Samarcanda 2018); 'La república del fin del mundo' (Tandaia 2018) y 'La bodeguita de Hemingway'.





