Debido a la ventaja de las empresas para tomar decisiones con el «Big Data» y a la opacidad para hallar los datos estadísticos sobre los grandes temas presentes y futuros, me dirigí a buscar esa información a un recóndito rincón de la Amazonía. Fue allí donde conocí a un hechicero al que todos llamaban «Macumba». En determinado momento, nos sentamos a la luz de la luna y tras tomar una adormidera se unieron nuestras mentes. Era algo muy extraño, pero de repente, escuchaba su voz dentro de mi cabeza y las respuestas a mis preguntas venían a mi interior incluso antes de ser formuladas. Vi un mundo futuro en el que la productividad se mejoraba exponencialmente gracias a los robots. Se suponía que si el trabajo lo hacían las máquinas y ellas pagaban impuestos, la mayoría de la gente podría vivir más y mejor, pero no fue así. La acumulación de capital y las políticas neoliberales lo impidieron. De hecho, la esperanza de vida bajó notoriamente, sobre todo para las clases pobres. En efecto, hubo una gran crisis sanitaria puesto que la Seguridad Social se hizo insostenible y la sanidad privada era demasiado cara para la casi toda la gente. Después vinieron los experimentos genéticos. Tanto es así que al pesar veía monstruos por la calle que dejaban en pañales las criaturas de la isla del doctor Moreau. Los inconfundibles acordes de la más famosa canción de Bob Dylan comenzaron a sonar en mi fuero interno: Like a rolling Stone. En ese momento, vi un vagabundo que manipulaba un ordenador en mitad de la calle.

―Hubo un tiempo que era el que mejor iba vestido―dijo «Macumba».

―¿Es cierto eso?

―Fue el abogado estrella de toda una generación.

―¿De verdad?

―Sí. Los abogados más jóvenes y los más viejos se acumulaban en su puerta para pedirle consejo.

―Nadie lo diría a juzgar por su aspecto actual.

―¿Y qué es lo que hacía?

―Defendía al Estado por las presuntas negligencias médicas y las reclamaciones patrimoniales.

―¿En serio?

―Sí, pero le entraban tantos casos, que comenzó a dejar de comer. Se volvió anoréxico.

―Ahora no parece estar bien de cabeza.

― La responsabilidad también le pasó factura. Se fue volviendo paranoico. Hasta que llegó un día que lo sustituyeron por un robot.

En ese preciso momento «Macumba» se acercó y el vagabundo pareció decirle algo.

―Dime, «Macumba» ¿Y qué ha dicho?

―Nada. Siempre guarda silencio, vive pensando que le va a ganar un pleito a la inteligencia artificial que gobierna el Estado. Algo imposible. Lo que le ha sucedido ya no es un tema jurídico, es un tema político y económico. No se da cuenta de que su tiempo ya ha pasado. Todo el rato trabaja en su recurso. Un recurso contra su propia incapacidad. Pues le ha quedado una pequeña suma y no tiene para poder vivir dignamente. A veces bromea diciendo que hizo mal en gastar los mejores años de su vida trabajando en «el gabinete jurídico del doctor Caligari».

Articulista en Revista Rambla

Escritor sevillano finalista del premio Azorín 2014. Ha publicado en diferentes revistas como Culturamas, Eñe, Visor, etc. Sus libros son: 'La invención de los gigantes' (Bucéfalo 2016); 'Literatura tridimensional' (Adarve 2018); 'Sócrates no vino a España' (Samarcanda 2018); 'La república del fin del mundo' (Tandaia 2018) y 'La bodeguita de Hemingway'.

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