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Pius Alibek: “El valor de la lengua en sí está en la lengua. El único problema que se crea en ese sentido es el que se crea intencionadamente”.

-¿Hace treinta años te fuiste de Irak?

-Sí

-¿Y por qué?

-Salí a estudiar, salí a hacer mi doctorado porque había acabado la carrera en Irak. Me iba a Inglaterra. Tenía una beca de Oxford, pero era justo cuando Margaret Tatcher había subido al poder y restringió ayudas públicas. No me dieron la beca. Eso significaba quedarme muchos años trabajando y estudiando: en ese sentido prefería un clima mediterráneo.

-Muy inesperado…

Influyó la situación en Irak, eso me obligó a permanecer aquí. Durante los primeros diez años  yo me quedé esperando volver a Irak;  pero al ver que la situación en Irak iba de mal en peor decidí quedarme.

Pius Alibek (Irak 1955)  nunca imaginó que se quedaría treinta años en Cataluña; como tampoco que su carrera literaria comenzaría con la traducción del egipcio al catalán de la novela de Alaa Al Aswan, (edificio laqubian) y que por ello recibiría una crítica positiva de periodistas y escritores;  le dijeron: “Pius si has hecho esta traducción seguro que puedes escribir en catalán” aquello le brindó seguridad técnica; pero siempre dudando a nivel literario, sin embargo a partir de entonces se animó a trabajar en un proyecto personal al que le venía dando vueltas hace tiempo. El año pasado publicó Raíces nómadas, editada por Destino,  su propia historia o mejor dicho la suya y la de otros tantos iraquíes; a través del vuelo  de su voz.  Ahora escribe todos los días y se ha convertido prácticamente en una diversión para él.  En cuanto al estilo literario que plasma es  “el estilo literario de una persona de 50 años. Ya no es una literatura empapada de la cultura árabe, sino multicultural” Y quizás por eso a Pius también le ganó el deseo de hablar de una realidad ajena a la suya. Para ello ha partido de una experiencia muy próxima que lo condujo a selva lacandona en Chiapas, México.

El resultado: El Duelo del Quetzal, (Columna edicions) intensa y reflexiva novela que  nos habla de lo que ocurre y lo que nunca llega a ocurrir;  a veces, cuando dos culturas reflejadas en dos historias como la de Sargon y Citlali se empiezan a buscar a sí mismas. Sargon es un refugiado iraquí que añora su tierra, sus costumbres;  en cambio  Citlali, la mexicana con la que Sargon se cruza, más que añoranza busca respuestas vitales. Dos culturas; dos modos distintos de ver la vida y que en el fondo no es más que la búsqueda de uno mismo.

La presentación de la novela  tuvo cita en la librería Taifa, de Barcelona. La introducción corrió a cargo de  José Batllo, quien entre otras cosas destacó  a Pius Alibek como todo un ejemplo a seguir, pues venir de otra cultura tan diferente, no tiene por qué constituir un impedimento para que alguien se exprese y escriba el catalán a la perfección, y es que Pius Alibek, “ha sabido adaptarse y hacerse de aquí, tanto como cualquiera de aquí”.  Lleva treinta años en Cataluña; habla y  escribe en catalán (su lengua de sentimiento y la de los cuentos que leen sus hijas en casa), además del arameo, inglés, árabe y kurdo, idioma que ya lo hablaba en la escuela, donde además tenía que saber, árabe e inglés. “Cuando Irak era colonia otomana,  actual Turquía, los turcos discutían en turco porque así nosotros no podíamos entender. Sin embargo haber convivido con varias lenguas además de despertarle el interés por la lingüística le ha permitido darse cuenta que “El valor de la lengua en sí está en la lengua. El único problema que se crea en ese sentido es el que se crea intencionadamente”.

Amante de la gastronomía de su país, filólogo y restaurador, en el año 2004 recibió la medalla de honor de Barcelona, distinción que se otorga a todas las personas que han contribuido al desarrollo de una conciencia ciudadana y que han destacado en la defensa de Barcelona, así como por sus virtudes y valores cívicos.

Fue en ese viaje de hace quince años que  por primera vez se cruzó con aquellos personajes. No se inventó nada, los veía cada día: “y la verdad es que sentí una profunda atracción hacia ellos por la riqueza que me podrían brindar, ambos tienen en común sus culturas conquistadas, sometidas, con las diferencias condicionales de cada uno, Sargon es un caldeo asirio de los antiguos pueblos Mesopotámicos que fueron sometidos desde la caída de babilonia en el 500 antes de cristo y desde entonces han vivido sometidos a poderes extranjeros, eso mismo  sucede con los azteca y los mayas aunque claro, es menos el tiempo pues ellos  llevan 500 años.

A su paso por México Pius no hacía más que preguntarse  “que es lo que ha hecho más daño a esos pueblos sometidos, la espada del conquistador o el dios del conquistador, y también como la novela trata sobre el tema de las pertenencias, que es un hecho impuesto, heredado, no es un hecho voluntario,  pero aun así es el que marca la vida de una persona por encima de lo que él puede elegir libremente, esas son algunas de las inquietudes que viven los dos personajes en ese sentido. Yo describo lo que hacen. No sabían lo que sentían claramente, el tema es el desconocimiento de lo que se siente”

altPero más que chocar por sus culturas los personajes  “se chocan debido a su manera de ser como personas. Evidentemente la cultura es una manera de actuar, pero chocan por carácter propio, su relación es compleja, no es una relación concreta nunca pude averiguar si  era de amor, de amistad, porque los vigilaba, miraba como hacían su vida, ese punto nunca se aclaró”

Pius volvió impresionado de país azteca y enamorado, más que de los paisajes naturales,  de  su gente, “ En México se respira historia, tradición, tienen la cultura arraigada, a diferencia de otros países latinoamericanos, porque según qué país latinoamericano ve atrás y  ve Europa pero en México ven México atrás, no ven Europa, eso marca una diferencia, después lo que me motivó para escribir esa novela fue la percepción que tenían los indígenas de lo divino, de la religión, de los dioses, si los conquistadores les hubieran dicho yo tengo unos dioses diferentes al vuestro,  ellos los hubieran aceptado porque ellos aceptan a todos los dioses y después ver el contraste de esta percepción inicial con lo que está pasando ahora con esas nuevas Iglesias que entran con mucha fuerza, con muchos dólares detrás y están convirtiendo a esta gente de una mente tan abierta en gente fanática porque… ahora vemos fenómenos de fanatismo religioso en México que era imposible que antes hubiera.

La cultura monoteísta de la que proviene no acepta la mentalidad abierta en cuanto a los dioses, en cambio en México sí, de pronto  se dio cuenta que estaba  con unas personas de una actitud religiosa impresionante que en Irak es prácticamente imposible. “Irak no deja de ser un país monoteísta, como todo lo que es el antiguo mundo aunque la convivencia la tolerancia era como el hecho más natural cotidiano hasta la invasión norteamericana, con la invasión norteamericana se fomentó todo lo que es la confrontación étnico religiosa y ahora sí que se ve; en Irak ha dejado de existir esa convivencia que siempre había tenido la sociedad iraquí”.

Narrador, guionista y editor.

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