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En Instanto Arnaldo Antunes (Sao Paulo 1960) se recrea con la materia prima del lenguaje, elabora cuestionamientos que invitan a reflexionar: “quien declara su amor en la noche fría ¿en un día de calor callaría?” inquietantes certezas: “La piedra cuando toca fondo turba el agua. Así es la pérdida”, o estos versos de otro poema cuyo título es: Persona “Cosa que acaba. Trozo que tiene fin. Sujeto. Que no dura, que se extingue. Mengua, asunto finito, que finaliza. Fiesta que termina…”, tránsitos entre canciones y poesía, Instanto es  una melodiosa manera de decirlo todo o no, porque hay cosas que no se dicen o que se dicen de otra manera, “el vidrio quiebra pero no se derrite” que nos previenen del paso del tiempo: “si te quedas mirando años puedes ver crecer pelo…” Instanto comprende una inagotable antología poética, un motor de búsqueda que se puede releer, releer, releer, releer de adelante para atrás, abrirlo por las páginas del  medio, llevar a cualquier parte; es como tener un eBook porque no pesa y al mismo tiempo un iPOD  porque se escucha, se lee y la voz de Arnaldo Antunes se escucha, sus poemas son rítmicos dibujos, un baile verbal,  una manera diferente de jugar con los ojos y oídos bien abiertos, es una selección de los mejores poemas de este multifacético autor que lleva dedicándose a la poesía desde 1981. Quienes conocen a Arnaldo Antunes saben que su trayectoria poética es amplia, saben que fue uno de los integrantes del grupo Tribalistas que se llevó 5 Grammy`s por 13 canciones compuestas con urgencia  en 13 días, junto con Carlinhos Brown y Marisa Monte, que vendieron más de un millón de copias y que el mundo los conoció, saben también que el camaleón arde con todos sus colores y que su compromiso mayor es con el arte y que el lenguaje siempre ha sido su instrumento infinito. Para quienes no lo conocen, aquí una breve historia de cómo se gesta la mente de un artista:

Tenía 12 años y aquella mañana cuando estaba en el colegio la profesora le dijo que se incorporara del pupitre y leyera en voz alta los dos poemas que había escrito. El aula quedó en silencio mientras Arnaldo procedía a la lectura, minutos después se dio cuenta que todo se había aglutinado sonoramente, generando un ritmo ininterrumpido, por  entonces ya había un procedimiento experimental, un fuerte deseo de jugar con la materia prima del lenguaje, de hacer chillar igual que putas a las palabras, como diría Octavio Paz: “dales la vuelta, cógelas del rabo”. 

Pero el verdadero despertar de la creatividad Arnaldo Antunes se lo debe a una enseñanza experimental que difería con la enseñanza que se imparte en escuelas tradicionales donde a uno le hacen creer que aprender es un asunto de memoria. No, no, no el día que Arnaldo Antunes descubrió que el aprendizaje tenía que ver más con entender que con la memoria se le abrieron los dos ojos como platos pero se le abrió también una puerta que le permitió descubrir sus capacidades artísticas. De aquellos tiempos proviene lo que se podría decir su primer libro curiosamente de prosa y cuyo título “Camaleón” se adelantaba en cierta manera a lo que se terminaría por forjar en su mente insaciable. A los 18 años  se matriculó a la carrera de letras en la universidad de Sao Paulo, tal vez porque todo apuntaba a la búsqueda de la palabra como elemento creador, ya entonces tenía una sedienta debilidad por la lingüística, una necesidad de profundizar con la estructura de la lengua, sin embargo cuando sus padres se mudaron a Río de Janeiro, Arnaldo decidió hacer también las maletas e ir con ellos, estuvo un año viviendo en Río y a su vuelta a Sao Paulo quiso matricularse, esta vez sí, en lingüística porque la vida es corta y quería aprender a dominar el lenguaje, hizo el examen de admisión, cruzó los dedos, cerró los ojos e ingresó; a finales de los años 70 compaginaba estudios con los ensayos para el grupo Titãs a cuyos integrantes los había conocido en el colegio Equipe, la música se convirtió en una búsqueda permanente al punto que con el tiempo se le hizo imposible mantener ese ritmo de vida, entonces cantar pudo más que sus venas y que sus perspectivas de titularse como lingüista porque abandonó la universidad pero triunfó con la música, grabaron siete discos, luego Arnaldo se hizo solista. La poesía la tenía de antes, antes incluso de leer esos poemas en el aula de colegio.    

Los años pasaron y maduró como artista, como poeta transitó por el mundo, en cuanto al lenguaje toda la vida le ha parecido natural la postura lúdica, lo suyo es el lenguaje verbal, ligado a un código visual, es  con lo que se siente mejor, se identifica  con los hermanos Augusto y Haroldo Campos, pioneros en la poesía Concreta y en la interacción de diversos códigos, así también  con Torquato Neto,  Paulo Leminski, o el fallecido Waly Salomão, Gilberto Gil, Tom Zé, Rogério Duprat, Capinam, miembros del tropicalismo: movimiento cultural brasileño que debe su nombre a Caetano Veloso y que ha influenciado a muchos artistas como David Byrne, Kurt Cobain y Devendra Banhart, entre otros. Los tropicalistas  en su momento incursionaron  en poesía, prosa, poesía visual, letras de canciones, performances, programas de TV, películas, textos periodísticos, ensayos, estaban muy cabreados y revolucionaron la cultura brasileña, la hicieron más conocida pese a que Caetano Veloso y a Gilberto Gil, a principios de los años 70 se tuvieran que  exiliar.   

Arnaldo Antunes pertenece a una generación que no aprendió a escribir bonito o a hacer una bella melodía, para después negarla. No aprendió a escribir un soneto para posteriormente centrarse en un verso de carácter libre, no aprendió a escribir poemas en verso para después elaborar un poema en que las palabras se fragmentaran en la página. Él se siente libre de hacer con sus impulsos lo que diga las ganas luego, a esas ganas, las transforma, les concede la vida, les otorga un estilo, un nombre y lanza uno, lanza dos, lanza tres… Escribe, corrige e imprime para luego volver a escribir e imprimir y corregir; luego lee, palpa el lenguaje, lo rompe, lo azota, lo pisa, lo despluma, como en realidad hay que hacer con el lenguaje: destrozarlo para volverlo a crear, matarlo para resucitarlo, no clonarlo, matarlo para a continuación invocarlo.      

Transita entre canción y poesía, entre ambas tiende un puente unificador en un Instanto fascinante que vuelve tangibles las palabras del poeta que, hace a las palabras que se traguen todas sus palabras.  

Es una suerte que Instanto se publique en España, el esfuerzo de dar con esta joya que recopila los mejores poemas de Arnaldo Antunes se lo debemos a la editorial kriller71ediciones cuyo editor Aníbal Cristobo se ha ocupado de dar con una exquisita selección de poetas como Antonio Cisneros, María Rosa Maldonado, Paulo Leminski entre los ya publicados y  que antes era imposible encontrar en librerías. En el caso de Instanto: la antología ha sido seleccionada y traducida por Reynaldo Jiménez e Ivana Vollaro, además incluye DESLÍMITES: un CD inédito que contiene material grabado por Arnaldo Antunes para una pieza de danza que al igual que el libro… suena bien.   

 

Narrador, guionista y editor.

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