Escribía Kurt Lenk Kaufen (1929), Doctor en Filosofía en la Escuela Técnica de Aquisgrán, allá por 1980, la Obra titulada: TEORÍA Y SOCIOLOGÍA CRÍTICAS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS o quizás lo leí en LOS PARTIDOS POLÍTICOS del Profesor Cotarelo, no recuerdo bien, pero ambos ideológicamente de influencias de las denominadas corrientes de izquierdas.

Mencionaba:

“El concepto de partido político solo se puede formular teniendo en cuenta la situación de una sociedad, con atención a ciertos rasgos fundamentales de su constitución política”.

Ateniéndonos a la descripción anterior, de tales politólogos, escueta y clara, tendríamos según el EUROBARÓMETRO INVIERNO, de la Comisión Europea, en lo concerniente a los rasgos fundamentales de España a fecha (14.02.22), oficialmente reflejaba un 86% de los españoles desconfía de sus partidos políticos, junto a un 71% que lo hace del Congreso y Gobierno.

En forma oficiosa, se calcula entre el 95 y 98%, y un 80/85%, respectivamente, al haber aumentado de febrero a agosto como consecuencia de la situación de empeoramiento y fragilidad de la sociedad española.

Por otro lado, las Ciencias Sociales, han venido elaborando, durante los últimos tiempos, una definición del partido político cercana a un ente con articulación fuerte, enlaces jerárquicos verticales, con membresía reglamentada que los convierta en imprescindibles dentro de la organización a la que pertenecen.

Es decir, una organización monolítica y monopolizadora de poderes en la cual los intereses del partido priman sobre el de los ciudadanos estabulados, según práctica habitual.

España ha tenido escasos ejemplos de gobiernos de coalición: 1936 y 2019, y no puede decirse que este último, cronificado en 2020, haya tenido una trayectoria modélica.

Una similar coalición surgida en Grecia, con Tsiripas y Varoufakis, nunca gustó en Europa, siendo observada con profunda desconfianza, al igual que la nuestra de 2020, y nos complazca o no, dependemos de la U.E. e igualmente de EE. UU. que no suele aceptar gobiernos social-comunistas propensos a la confusión.

Venimos postulando sobre el desapego de la sociedad española hacia sus políticos/partidos, descubriendo que en muchas ocasiones prevalecen los intereses de éstos respecto a los de la ciudadanía.

Ello ha llevado a plantear, desde estas páginas, la necesidad inexcusable de que la sociedad española exija: REGENERACIÓN POLÍTICA tanto en el Gobierno como en el Congreso a escasos meses de un año de elecciones como 2023.

Deberemos esperar hasta mayo, (elecciones municipales y autonómicas) y posteriormente, hasta diciembre, (generales), salvo imprevistos de calendario.

En un hecho incuestionable que a los españoles les interesa la participación en la política, tanto municipal, autonómica como estatal, pero no bajo formas de funcionamientos deficientes.

Significar que a los partidos políticos únicamente les interesamos en épocas preelectorales ficticiamente idílicas, en las cuales se viaja por doquier con abundantes “cuernos de la abundancia” bajo el brazo, ofreciéndolos a troche y moche

Por ello, una de las escasas posibilidades de las que disponemos dentro del electorado para hacer frente al desencanto; la frustración; el hastío, etc. es demostrar mediante actitudes y posteriormente, mediante la falta de presencia ante las urnas, el patentizar el ejercicio del derecho a la libertad de expresarse a quienes no les interesan este tipo de partidos políticos.

Tuvimos un cercano ejemplo en las recientes elecciones de la Comunidad Andaluza, con unos resultados de no comparecencia ante las urnas de un 42.6% siendo la tercera menor participación casi emparejada con la segunda desde 1990.

Francia, sociedad también revuelta, en las recientes Elecciones Legislativas, alcanzó casi un 54% de electores que decidieron otra opción distinta de la de acudir a votar.

Señal inequívoca de disconformidad de los ciudadanos, lo cual obligaría tanto a Sánchez como a Díaz, a seguir esperando

Finalmente, tanto Sánchez como Díaz, deberán esperar algún tiempo para jugar sus cartas, como candidato neto de la izquierda, pero saben que ello no es fácil, aguardando ambos políticamente agazapados los malos resultados respectivos dentro de una aparente ceremoniosa coalición, que dejó de ser tal, hace mucho tiempo.

MIENTRAS TANTO CONTINUAREMOS ESPERANDO A UNA NUEVA LEY DE PARTIDOS POLÍTICOS, QUE OJALÁ PUEDA TRASLADAR A LOS CIUDADANOS A MEJOR Y DISTINTA REALIDAD.

Doctor en Derecho por la U.C.M. (Cum Laude). Licenciado en Derecho. Licenciado en Ciencias Políticas. Caballero de Mérito de la Real Orden (Noruega).

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