Militares israelíes capturan a un civil palestino. (Wikimedia Commons)

Las sucesivas ofensivas militares judías contra Gaza y Cisjordania han estado siempre amparadas por la «espiral del silencio» de los principales medios de comunicación de masas mundiales controlados por el lobby judío trasnacional, teoría formulada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann en su libro La espiral del silencio. Opinión pública: nuestra piel social (1977). Dicha tesis simbolizaría «la fórmula de solapamiento cognitivo que instaura la censura a través de una deliberada y sofocante acumulación de mensajes de un solo signo», con lo que se produciría un proceso en espiral o bucle de retroalimentación positiva y la consecuente manipulación de la opinión pública mundial por el lobby judío trasnacional (derecho de Israel a defenderse)

El expresidente Jimmy Carter que pasó a la Historia al lograr el histórico acuerdo de Camp David entre Israel y Egipto en 1979 en su libro Palestina, Paz no Apartheid, Carter denuncia el «sistema de apartheid que Israel aplica sobre los palestinos». Asimismo, en el citado libro denuncia «el incumplimiento por parte de Israel de los compromisos adquiridos en el 2003 bajo los auspicios de George W. Bush», que incluían las exigencias de la congelación total y permanente de los asentamientos de colonos judíos en Cisjordania así como el Derecho al retorno de los cerca de 800.000 palestinos que se vieron forzados a abandonar Israel tras su constitución como Estado en 1948 (nakba).

Dicha hoja de ruta fue aceptada inicialmente por Israel y ratificada posteriormente por Olmert y Abbas en la Cumbre de Annapolis (2007) con la exigencia de «finiquitar la política de construcción de asentamientos en Cisjordania y flexibilizar los controles militares que constriñen hasta el paroxismo la vida diaria de los palestinos», situación distópica que llevó al activista judío de los Derechos Civiles y superviviente del Holocausto, Israel Shakak a afirmar: «Los nazis me hicieron temer ser judío y los israelíes me avergüenzan de ser judío». Ya en 1938, el visionario Einstein avisó de los peligros de un sionismo excluyente al afirmar: «Desearía que se llegase a un acuerdo razonable con los árabes sobre la base de una vida pacífica en común pues me parece que esto sería preferible a la creación de un Estado judío», tesis imposible de germinar en pleno siglo XXI dada la inexistencia en ambos bandos de interlocutores válidos para negociar una paz duradera que lleve implícito el mutuo reconocimiento de los Estados de Israel y el de Palestina.

Sin embargo, el actual Gobierno de Bennett continúa refractario a los llamamientos internacionales y continúa con la sistemática campaña de asentamientos ilegales y cuyo penúltimo episodio sería el anuncio de la creación de las nuevas colonias de Asif y Matar con el objetivo confeso de «doblar la población de los Altos del Golán» tras recibir las bendiciones tanto de la Administración Trump como la de Biden. Asimismo, Israel habría sellado alianzas con Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí para conformar una entente contra Irán pues Bennett considera a Irán «el mayor exportador de terror y de violación de los Derechos mundo en el mundo al tiempo que sigue enriqueciendo uranio y se acerca peligrosamente a la obtención de una bomba nuclear».

Israel utilizará una vez más la dictadura invisible del temor al Tercer Holocausto para iniciar una campaña militar contra Irán por lo que la propaganda del Gobierno Bennett irá dirigida no al sujeto individual sino al Grupo en el que la personalidad del individuo unidimensional se diluye y queda envuelta en retazos de falsas expectativas creadas y anhelos comunes que lo sustentan. Así, según L. Bernays, en su libro Cristalizando la opinión pública, «la mente del grupo no piensa, en el sentido estricto de la palabra. En lugar de pensamientos tiene impulsos, hábitos y emociones. A la hora de decidir su primer impulso es normalmente seguir el ejemplo de un líder en quien confía».

No obstante, la teórica política judío-alemana Hannah Arendt en su libro Eichmann en Jerusalén, subtitulado Un informe sobre la banalidad del mal, nos ayudó a comprender las razones de la renuncia del individuo a su capacidad crítica (libertad) al tiempo que nos alerta de la necesidad de estar siempre vigilante ante la previsible repetición de la «banalización de la maldad» por parte de los gobernantes de cualquier sistema político, incluida la sui-genéris democracia judía. Así, según Maximiliano Korstanje «el miedo y no la banalidad del mal, hace que el hombre renuncie a su voluntad crítica, pero es importante no perder de vista que en ese acto el sujeto sigue siendo éticamente responsable de su renuncia», con lo que la única esperanza reside en la concienciación de la sociedad israelí de la necesidad de hacer realidad el lema Dos naciones, una esperanza.

Articulista en Revista Rambla | Otros artículos del autor

Nacido en Navarra en 1957. Escribe análisis sobre temas económicos y geopolíticos. Es miembro de Attac-Navarra. Colabora habitualmente en varios medios digitales e impresos españoles y latinoamericanos.

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