Una carta dirigida a la Corte Suprema y firmada por casi 1.200 militares veteranos de las Fuerzas Aéreas ha advertido sobre el peligro que entraña el Ejecutivo de coalición encabezada por el Likud de Netanyahu y que contaría con Sionismo Religioso, Poder Judío y Noam como aliados principales. Según los firmantes de dicha carta: “Venimos de todos los estratos de la sociedad y de todo el espectro político y lo que tenemos en común hoy es el temor de que el estado democrático de Israel esté en peligro».

Asimismo, un comunicado firmado por los líderes de los partidos en la oposición y entre los que figura Yair Lapid, expresa su rechazo al nuevo Gobierno Netanyahu afirmando que: «Cuando volvamos al poder, prometemos cancelar cualquier legislación extremista que dañe la democracia, la seguridad, la economía o la sociedad israelí”.

La amenaza a la separación de poderes en la democracia liberal israelí vendría marcada por el anuncio de varios miembros del nuevo Gobierno de aprobar la llamada “cláusula de anulación” que permitirá al nuevo Parlamento judío implantar leyes que contradigan la Carta Magna y eliminar la capacidad del Tribunal Supremo para anularla, lo que supondría el finiquito de la separación de poderes de una democracia liberal y la irrupción de un Gobierno autocrático con claros tintes teocráticos.

Por su parte, el líder de Poder Judío y nuevo ministro de Seguridad Nacional, Ben Gvir, visitó el complejo de la mezquita Al-Aqsa de Jerusalén, considerada según el actual status quo «lugar de oración exclusivo de los palestinos» en una clara provocación a Hamás a la que advirtió que «los judíos tiene derecho a utilizar dicho lugar y que el nuevo Gobierno no se rendirá a las provocaciones de Hamás».

El objetivo último sería provocar una nueva intifada palestina que sirva de pretexto para la expulsión de los palestinos de dicho lugar y la posterior construcción de un nuevo Templo judío.

Sin embargo, la Administración estadounidense ha condenado enérgicamente dicho acto, tildándolo de «provocación inaceptable» e instando a Netanyahu a mantener intacto el actual status quo, pues, una nueva y cruenta intifada daría al traste con la entente entre EEUU, Israel, Emiratos Árabes y Arabia Saudí para un próximo ataque a Irán.

En consecuencia, no sería descartable la gestación de una trama para ejecutar un Golpe de mano contra el Gobierno de Netanyahu e implementar posteriormente un Gobierno cívico-militar que contaría con las bendiciones del Pentágono y de Joe Biden y que tendría como tarea ineludible la renovación de los Acuerdos de Oslo para hacer posible la utopía de «Dos pueblos, dos Estados».

Articulista en Revista Rambla | Otros artículos del autor

Nacido en Navarra en 1957. Escribe análisis sobre temas económicos y geopolíticos. Es miembro de Attac-Navarra. Colabora habitualmente en varios medios digitales e impresos españoles y latinoamericanos.

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