revista cáñamoEn el 2011 se ha “celebrado” medio siglo de la prohibición de las drogas acordada por las Naciones Unidas. Sin duda, un aniversario negro que, según Moisés López y Jaime Prats, editores de la revista Cáñamo, ha traído regalos nefastos en forma de mafias, asesinatos y adulteraciones de sustancias. Ellos dos llevan casi 15 años haciendo pedagogía sobre el cannabis y reclamando una regularización que acabe por fin con el mercado negro, la hipocresía y la estrechez moral. Que todo el mundo tenga suficiente información para decidir y escoger con responsabilidad.

Este año se cumplen 50 años de la entrada en vigor de la Convención Única de Estupefacientes de las Naciones Unidas, y en este caso para vosotros no es una buena efeméride. Explicadme las consecuencias negativas de este largo periodo de prohibicionismo.

Moisés López (Revista Cáñamo): “Las consecuencias más negativas son todo el montaje que se hizo para prohibir el cultivo de tres plantas, concretamente la de la coca, el cannabis y el opio, que lo único que ha llevado es a un mayor consumo, a crear unas mafias, a organizarse el crimen de una forma impresionante. Es una gran catástrofe que se va generando en países productores y los no productores se convirtieron en productores. La propia prohibición genera este negocio, como es el caso de Panamá, Colombia, Méjico, Laos…La prohibición es un experimento, ha fallado y hay que anularlo”.

Jaime Prats (Revista Cáñamo): “Hay más consecuencias: la expansión del sida debido a la menor producción, las adulteraciones y envenenamientos y muertes por sobredosis que en un mercado legal no hubieran existido. La prohibición ha sido nefasta”.

Además, con la experiencia de la Ley Seca, ¿no sabían que se volvería a repetir algo similar?

ML (Revista Cáñamo): “Creo que esto les sirvió de experiencia porque vieron que un mercado ilegal suponía dinero negro y de ello se han aprovechado los mismos prohibicionistas. Ha sido una forma de sacar dinero sin control parlamentario”.

Pero el contrasentido es que se justifica la prohibición por motivos de salud pública…

ML (Revista Cáñamo): “La prohibición tiene por objetivo el control de la especie humana, el control de la felicidad y del placer, que siempre han estado en manos de la iglesia y ahora están en manos de los laboratorios farmacéuticos y del poder. La gente libre es peligrosa y si además fuma un canuto y es librepensadora, ya es la bomba”.

Hay un artículo en el especial de la revista de este mes que recuerda que la prohibición es la herramienta del 1% para dominar el 99% y esto enlazaría también con el contexto actual de crisis, en el que se justifican recortes y discriminaciones en todos los ámbitos y se refuerza el establishment de las elites, políticas y económicas. ¿Cómo se puede usar esta superioridad numérica para mejorar la situación?

JP (Revista Cáñamo): “Es cuestión de hacer presiones, creo que se está avanzando: llega un punto en el que la máquina de la prohibición es tan ridícula… Hoy la noticia es que en Argentina han cambiado los jefazos antidroga y han puesto un nuevo equipo que es antiprohibicionista. Ayer vimos la noticia de que en el País Vasco quieren regular los clubes sociales. Así que este 99%, a base de años y de presión, está haciendo ceder los grandes pilares de la prohibición”.

En cambio en Holanda parece que estén dando un poco la vuelta…

JP (Revista Cáñamo): “En Holanda pasa una cosa rara, como no tienen la puerta de atrás legalizada sólo han tenido una puerta delantera, pues es una estructura que no tiene mucho sentido. Lo que están haciendo ahora es venir a las ideas que hay aquí, evitar el narcoturismo, que es lo que más fastidia. Y el narcoturismo se evita si en todas las ciudades la gente puede satisfacer sus necesidades sin tener que irse a Holanda”.

De alguna forma, la prohibición de las drogas vendría a ser como la puntilla: hay explotación, miseria, sueldos bajos, muchas prohibiciones y encima también te censuran la posibilidad de la evasión, del refugio, es decir, condicionan tu realidad cotidiana pero también tu propia realidad paralela y de ahí también el encanto por lo prohibido…

ML (Revista Cáñamo): “Sí, no hay mejor manera de promocionar algo que prohibirlo. Yo también pienso que esta supuesta apertura que hay ahora es un cambio de estrategia económica. Lo que está claro es que los Estados son estúpidos, están dejando el negocio de las sustancias y el negocio de la prohibición en manos de gente que ya es más poderosa que ellos mismos. Ahora mismo en los presupuestos del Estado no hay recursos para afrontar una guerra contra el narcotráfico en Méjico, cada día hay más muertos”.

JP (Revista Cáñamo): “No tiene por qué ser el mismo mercado que el de los tomates o el de las cebollas. Cada sustancia tiene su idiosincrasia y debe ser considerada de una forma determinada, existen maneras de que cada sustancia entre en la sociedad de una manera determinada. Y el Estado puede sacar un beneficio importante de esto, como saca del tabaco o del alcohol”.

Además, lo que se ataca en el fondo es la libertad individual, porque se olvida que la vida es un bien privado y cada uno puede hacer con ella lo que le plazca con el límite del daño al otro (esto se ligaría también con la eutanasia o el aborto). Y ahora estamos en un mapa político europeo dominado por las derechas, que no parecen ser la ideología más proclive a legalizar las drogas…

JP (Revista Cáñamo): “No, porque Aznar era el que decía aquello de ‘¿me vas a decir tú lo que yo he de beber?’. Se trata de un mundo liberal en el que el individuo prima sobre la sociedad, entonces si yo tengo la libertad y la educación de ser responsable de mis actos, ¿quién es quién para decirme lo qué tengo que hacer? y esa es una de las ideas del PP, el individuo es antes que la sociedad, el PP es un partido liberal…Pero claro, la moralidad también interviene”.

ML (Revista Cáñamo): “Ojo con la moral de la izquierda porque en los orígenes de la prohibición en España, en los albores del siglo XX, cuando empieza la estigmatización es cuando gobiernan las izquierdas. La cocaína se compraba en la farmacia y la gente que tenía dinero se lo compraba y no había ningún problema”.

¿Entonces qué ocurrió, cuál fue el antes y el después, cómo empezó la prohibición?

ML (Revista Cáñamo): “La prohibición de la marihuana se hizo exclusivamente por intereses de la Dupont, para la fibra sintética. Ahí se estigmatizó la marihuana, se la consideró asesina, y en Estados Unidos se fue a por ella. El tema de la guerra del opio con los japoneses y los ingleses y todo el follón que se lió allí…En el caso del cannabis, la mayor de las hipocresías es que Estados Unidos prohibió el cultivo del cannabis y del cáñamo. Y cuando estalló la Segunda Guerra Mundial cultivaron plantas para hacer paracaídas, cuerdas, lonas, tiendas de campaña…Hicieron una película para que todo el mundo se concienciara, “Hemp for the victory” (‘Cáñamo para la victoria’) y cuando acabó la guerra volvieron a prohibir el cultivo. El nylon no les daba para esto, el cáñamo sí les daba para abastecer las tropas y todo el material logístico que necesitaban. Los intereses están por delante a veces de las personas, aunque lo que está claro es que controlar el placer y a las personas es fundamental para el poder. Drogas que son ahora normales han sido penadas de forma atroz en otros tiempos, en Rusia te cortaban la nariz por consumir café. Y aquí los únicos que podían cultivar vino eran los curas”.

Otro problema es la generalización, se pone en el mismo saco todas las drogas, se las considera malas y punto, sin matices.

JP (Revista Cáñamo): “Por supuesto, no tiene nada que ver la marihuana con la cocaína, ni con la anfetamina, ni el éxtasis con la mescalina… cada sustancia tiene su intervención, las adicciones son diferentes…”.

ML (Revista Cáñamo): “Además, cada persona tiene un grado de tolerancia distinto. Si pones todas las drogas en el mismo saco, por el hecho de estar prohibido, todo el mundo piensa que puede tomarlo todo y realmente si no estuviera prohibido, supongo que el hecho de conocer la sustancia haría que la gente escogiera si quiere tomar o no y qué le gusta y qué no”.

Ahora parece que el consumo de heroína ha bajado pero la política prohibicionista ha hecho que entre 1998 y 2008 el consumo de cannabis suba un 8,5%, el de cocaína un 27% y el de opiáceos un 34%. Supongo que el miedo de los gobiernos es que la legalidad implique una subida…

ML (Revista Cáñamo): “La heroína es la única droga que ha bajado en los últimos 30 años y ha bajado el peso de la cocaína, un gramo ya no pesa un gramo, hay mucha porquería…”.

JP (Revista Cáñamo): “Cada vez te puedes fiar menos de las sustancias. Ha llegado un punto en el que los análisis están revelando que hay un 40% de pureza, el resto es porquería: antibióticos, antiparasitarios, lidocaínas y azúcares, glucosa…ya vienen colocadas de origen las dosis. Eso te da un subidón en un primer momento pero luego el cuerpo se resiente. Cuando ves que sólo estás comprando un 20% de la sustancia, se te quitan las ganas. En la legalidad esto no pasaría, si hay educación y responsabilidad, cada uno es dueño de sus actos, si la gente quiere suicidarse es su problema. Cuando tienes un problema de adicción, tienes que ser consciente de ello”.

ML (Revista Cáñamo): “Con el caso de la prohibición del alcohol en los Estados Unidos, la adulteración de los alcoholes fue muy importante, había metano o propano, era veneno puro. En el momento en el que la prohibición quedó abolida, se empezó a fabricar y entonces compras calidad. La prohibición genera adulteración, muertes, mafias, crimen”.

JP (Revista Cáñamo): “Mira el caso de Noriega, ha vuelto a su país ahora y fue secuestrado por los Estados Unidos después de haber sido su hombre de confianza en el trasiego de cocaína de norte a sur. Lo secuestraron por traficante pero era su socio. Algo alucinante. O lo que están haciendo en Colombia con las FARC, en Bolivia o en Perú. La prohibición es una maldición, un mercado regulado se podría regular y cada sustancia estaría regulada de una manera distinta, el Estado sacaría impuestos y la sociedad quedaría beneficiada por el asunto. Es tan ridículo todo. Si dijeras: ‘está prohibido pero es que no hay’. Pero hay donde quieras, las cantidades que quieras y cuando quieras”.

En junio de este año la Comisión Global de Políticas contra Droga hizo un informe en el que admitía el nulo efecto de las políticas prohibicionistas y recomendaba la legalización argumentando que “la represión del consumo impide la adopción de medidas de salud pública para reducir el sida o las muertes por sobredosis”. ¿Esto supone un auténtico cambio o es sólo una declaración de buenas intenciones que no ha ido a más?

JP (Revista Cáñamo): “Hace tiempo que la opinión mayoritaria, por lo menos en Europa, es la reducción de riesgos, como principio básico y una de la soluciones es evitar que un consumidor sea tratado como un delincuente. Francia es uno de los países que todavía no ha cambiado su política de drogas y el consumo está prohibido pero los países europeos van hacia el consumo no punible. Hay que buscar la reducción de riesgos, desde las jeringuillas en las prisiones, etc…”.

HOLANDA, MITIFICADA

Siempre se habla de Holanda como el país idílico, el único de Europa donde se puede vender legalmente la marihuana. ¿Qué datos tenéis, realmente es el ejemplo a seguir?

JP (Revista Cáñamo): “Hace unos días se hizo la Cannabis Cup y había 200 policias en el chiringuito donde hace casi veinte años se celebra este evento. Holanda no es ningún paraíso, lo que pasa es que en según qué ciudades o pueblos puedes ir a comprar pequeñas dosis de marihuana. Pero estos sitios se las desean para conseguir los dos quilos que venden cada día porque no pueden tener esos dos quilos en ningún sitio, y tienen que ir de medio quilo en quilo. Están todos ilegales por decirlo de alguna manera, simplemente tienen la suerte de que no se meten con las pequeñas ventas. Creo que en España estamos mucho mejor: aquí empezamos a tener clubes sociales en los que la gente paga sus cuota y el club se preocupa de que tenga su preciado vegetal, están hasta los campos registrados por decirlo de alguna manera. Hay cinco ferias en España”.

ML (Revista Cáñamo): “En Holanda los pueblos tienen la posibilidad de hacer un referéndum y con una votación decidir si quieren coffee shops”.

Es curioso que en los países nórdicos, generalmente asociados con la modernidad, la tolerancia y el pluralismo, el cultivo y la posesión conlleven penas de prisión…

ML (Revista Cáñamo): “Sí, en Suecia por ejemplo es terrible, Holanda es el único que se escapa un poco y en Francia uno no puede ni llevar una camiseta con una hoja de marihuana. En Inglaterra hay mercado y se van haciendo cosas y buscando vías para solucionar el asunto, en Alemania cuando nosotros abrimos la revista prohibieron las semillas y el sector estaba en auge, había una feria y al tercer año ya no había semillas”.

Lleváis más de 14 años editando la revista. ¿Qué balance haceís? ¿Encontrasteis dificultades?

ML (Revista Cáñamo): “Muy bueno. Nunca hemos tenido dificultades”.

JP (Revista Cáñamo): “Sólo tuvimos problemas en la última mayoría absoluta del PP, nos acusaban de hacer apología del consumo del cannabis en España, pero como no podían acusarnos de esto, se inventaron una ley administrativa. Ahora tú eres consumidor y si fumas no te pueden penalizar, pero te pueden poner una multa administrativa por tenencia ilícita. Nosotros llevamos casi 15 años intentando enseñar a la gente que se desligue del mercado negro y que vaya hacia la autoproducción, que no compre sino que se lo plante y lo haga. Pero hay poca gente que tiene un terreno. Hay una serie de requerimientos para que en un cuarto oscuro te funcione y te crezca la planta: tienes que darle agua, luz, comida y entonces todo eso es un mercado. Empezamos nosotros vendiendo algo para el cultivo en nuestra tienda y ahora hay más de 500 grow shops”.

¿Cuál sería el marco legal ideal en España?

JP (Revista Cáñamo): “En el caso de la marihuana, poder regular lo qué es la tenencia lícita, eso es lo principal: es fácil cambiarlo a nivel legal, sólo hay que añadir la referencia ‘tenencia para el autoconsumo’. Cuando sepas lo que es lícito, lo demás es ilícito. Piensa que la marihuana es una planta que si el 50% de la gente quiere tenerla, la tiene, porque cabe en un balcón y para el otro 50% que no la tiene se están promoviendo los clubes sociales de cannabis. L que haces es blanquearlo todo, un vendedor ya no es un vendedor sino alguien que atiende al club, un fabricante ya no es un productor ilícito sino un jardinero a nómina de la asociación y todo el mundo se podría asociar a estos clubes. Pero esto es muy complicado, porque una asociación con diferentes voces y asambleas, es costoso que las cosas salgan adelante. Entonces hay gente que no quiere ser socia de ningún sitio sino que cuando quiere consumir, va a un sitio y lo hace. Es una alternativa válida pero hay que cambiar muchas leyes, lo principal de todo es evitar que se fabrique con un destino incontrolado. Un marco idílico sería que toda producción pasara por un destino controlado: yo fabrico tantos quilos y es porque los vendo aquí porque tengo tantos socios o tantos clientes. Lo que hay que evitar es que esta sustancia pueda ir a los colegios. Hay dos opciones: con menos impuestos a través de clubes sociales o pagando más impuestos a través de locales públicos, como la actitud que tienen los casinos, en los que no puede entrar todo el mundo: no puede entrar un ludópata ni un menor de edad, tienes que entrar con tu carnet y te apuntan…Yo creo en este sistema más que en otro, porque así tienes un control”.

JP (Revista Cáñamo): “Lo importante es regularizarlo, tener las cosas claras. Hay una cosa curiosa, en este país el consumo de sustancias no está prohibido, está tolerado, consumir no es delito pero los consumidores tienen un déficit democrático respecto a los consumidores de otras sustancias como por ejemplo el alcohol. Tú puedes consumir en tu casa y hay un club donde puedes comprar pero el tránsito entre el club y en tu casa te convierte en una persona que lleva algo, una persona que va al supermercado y se compra un Soberano no le pasa nada. Que una persona pueda llevar algo encima para consumo propio en cualquier momento, que no sea considerado un criminal sino un usuario de esta sustancia. Y luego otra cosa es la educación en las escuelas, tendrían que hablar de ello, explicarlo igual que lo hacen con el sexo o con la circulación vial. El tema del consumo de sustancias es un tabú”.

O sea, regularización y educación.

ML (Revista Cáñamo): “Eso es”.

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