“Mejor que te hagan una cara nueva antes que pasar desapercibido, sobre todo no dejes a nadie indiferente”. Es uno de los lemas-consejos del poeta Nan Orriols (1945), con un breve pasado en el ayuntamiento de su Vic natal en el primer gobierno de Pujol (“me fui corriendo al cabo de poco tiempo”) y una trayectoria profesional como empresario. Ya jubilado y todavía de izquierdas (“soy más radical que la CUP, nunca discutiré cómo pintar el piso si todavía no lo tengo”), el 15 de septiembre presentará su nueva entrega poética, ‘Pintallavis’ (‘Pintalabios’), en una carrera poética reciente que empezó por casualidad. Toda la vida había ido acumulando de manera dispersa versos y anotaciones en libretas, fruto de sus numerosos viajes, hasta que un amigo le animó a publicar en 2011. Desde entonces, Viena Edicions le ha editado ‘Certeses i somnis’ (‘Certezas y sueños’), ‘Ànimes’ (‘Almas’) y Ocells petits’ (‘Pájaros pequeños’), siempre con la naturaleza por bandera y la radicalidad de un estilo directo que interpela con aforismos breves a modo de balas precisas. No busquéis su rostro en las reseñas biográficas de sus libros: prefiere que el lugar reservado a la fotografía esté ocupado por el dibujo de algún animal.
Crece la edición en catalán de las obras maestras, están en auge las traducciones de poesía en catalán y paralelamente están naciendo muchas editoriales alternativas, algunas de las cuales se han fusionado. ¿Es un buen momento para la literatura en catalán?
Hay poesía en catalán muy buena, se hacen traducciones y el mero hecho de escribir en catalán es un acto heroico porque tienes unas posibilidades más pequeñas en comparación al que lo hace en castellano, que tiene un mercado mucho más amplio. Sin olvidar que a un escritor catalán que quisiera escribir en castellano se le abrirían todas las puertas, sólo por ser un catalán que escribe en castellano. Se traduce Llull, se hizo el año Vinyoli, hay actividad y lo que sobra es que el mundo de la cultura está demasiado relacionado con la subvención, hay un mundo próximo a la consejería de Cultura que hace lo que quiere y otro mundo formado por gente extraordinaria que vive ignorada.
En el artículo “El plagio verdagueriano” publicado en Nació Digital afirmaba que “el Departamento de Cultura de la Generalitat y todos los premios literarios son un escándalo de estafadores sin freno”. La mayoría de premios se amañan para que los ganen autores conocidos, muy pocos se reservan sólo a inéditos, se trata de ganar uno y entras en el círculo…
Sí, conozco autores a los que le han dicho: ‘preséntate a este premio que te lo daremos’ y ya está, además se lo reparten entre unos cuantos, ya les va bien y están contentos, unos son asesores del consejero a mi modo de ver la cultura no debería tener ni Consejería, quizás sólo una para mantener patrimonio, patrimonio mudo, el que no habla y está quieto y ha vivido cientos de años.
Además, en los premios literarios siempre se exigen unos patrones muy concretos y rígidos: un eje temático, una extensión, un orden, un estilo…
Es horroroso, Jorge Amado dijo una vez que todos los escritores que se presentan a concursos son unos desgraciados porque si participas es para darte a conocer o ganar dinero, quiere decir que ya hay unos intereses, si hay intereses es que existe alguien que se mueve por conseguirlos. Un escritor debe escribir para él y para sus amigos.
Había un comentario digno de mención en el artículo que decía así: “culturalmente en Catalunya domina la ‘capillita’, una serie de endogamias provincianas que actúan mediocremente como mafia siciliana. Se dan los premios entre ellos, siempre los mismos. Total, que aquí la cultura importa una mierda, domina la capillita que actúa gravemente de tapón a la gente que sobresale. Impera la envidia, la corrección política disfrazada de ji ji ja ja, la escasez de miras y lo que se hace en materia de premios es de cara a la galería: lo de menos es la cultura y los autores ganadores, que en realidad son usados como pieza inevitable de la fiesta de cada ayuntamiento o entidad organizadora de los premios’. ¿Está de acuerdo con esa reflexión?
Sí, nosotros somos así, eso ha cambiado mucho con la televisión, antes no existían los mediáticos, hay muchas cosas buenas pero no se entera nadie.
¿Cómo se puede cambiar?
Supongo que no se puede, de gente que quiere vivir del sistema, sea cultural, de la televisión… hay mucha. Además somos un país en el que intentamos intervenirlo todo demasiado, por ejemplo, cuando Vic fue elegida capital de la cultura catalana, muy bien, si la cultura tiene capital es que la cultura no existe porque la cultura es cultura.
¿Hasta qué punto hay envidia entre los escritores? Con frecuencia los propios escritores son los peores críticos de otros colegas, con críticas que parecen correcciones escolares y apuntes muy desleales…
Sí, nos sacamos los ojos. Explican que Tàpies prefería luchar para que no le hicieran una entrevista a otro pintor antes de luchar para que se le hicieran a él y así en todos los sitios. Hay muchos intereses, los Ateneos, todo el mundo quiere salir, si tienes un artículo en la Wikipedia ya parece que eres alguien…
Igual que la pintura o la escultura, la poesía ha quedado como un reducto del pasado y objeto del mercadeo editorial. ¿Por qué los gobiernos no la promueven y cómo se puede corregir esa tendencia?
Creo que el verdadero problema es que hoy no hay galeristas, hemos ido perdiendo sociedad civil que con una buena ley de mecenazgo hubiera podido hacer verdaderas maravillas y en cambio tenemos un intervencionismo terrible que nos lleva a una situación complicada. Lo veo difícil de arreglar, con un mecenazgo bueno seguramente eso funcionaría porque saldrían inversores privados, coleccionistas… Además pasan cosas fantásticas, la pintura religiosa tenía interés y ahora ya no, la pintura del país ha bajado muchísimo, las cosas cambian muy deprisa. Se debería apostar por potenciar la sociedad civil.
Con la poesía uno es marginal por partida triple: lo es porque hace cultura, ya arrinconada por los gobiernos, dentro de ella la literatura, que es una de las hermanas pobres del arte, y dentro de ella la poesía. ¿Por qué el género literario por excelencia en la actualidad es la novela, cuando antiguamente lo eran la poesía y el teatro?
La respuesta es: televisión, televisión y televisión. Cuando no existía la televisión había libros, teatro… ahora o haces novelas de grandes tiradas que de alguna manera tienen una proyección comercial y de marketing o nada, en cambio buscas las prosas de Joaquim Ruyra, que son excelentes, y te cuesta encontrarlas. Tenemos libros magníficos de personajes de la Guerra Civil o Jaume de Mur, un poeta de principios del siglo XX que vivió 18 años, como Rimbaud, su familia hizo para sí misma una edición digital de su obra pero de eso no se entera ni la Generalitat ni todos los que hacen crítica de poesía.
En cuanto al estilo poético, conviven dos realidades paralelas: los que luchan por ser los más crípticos y enrevesados con los que hacen rimas pueriles y ñoñas que rayan lo infantil y lo vulgar. ¿Cómo se puede encontrar el equilibrio?
Hoy el mundo es feo, no hay nada bonito excepto la inocencia de los niños y el amor y por decirlo de algún modo el mundo desgraciadamente confunde la justicia con el amor, los partidos creen que las cosas se pueden hacer justas, no, las cosas nunca serán justas, la especie humana ha fracasado siempre igual que la democracia, no hay nada que hacer. El mundo tiene unos problemas de superpoblación que afectan nuestro hábitat y el poeta debe ser radical, denunciar la realidad que le ha tocado vivir porque la época de Goethe y Bécquer ha terminado.
En el fondo la literatura es necesidad fisiológica, refugio, lucha contra la muerte, ansia de inmortalidad o diversión, la finalidad inicial no es publicar. ¿Pero entonces por qué necesitamos ver la obra plasmada en un libro, por qué necesitamos el reconocimiento ajeno para dar validez y autentificar el talento?
Debido a la vanidad, uno de los libros de la Biblia, el ‘Eclesiastés’, ya habla de la vanidad. Escribimos por vanidad, en un determinado momento todos tenemos nuestra cuota de vanidad y no lo podemos evitar. Seguramente está lleno de poetas que no dicen nada y son mejores que los que publicamos.
Además de convertir la literatura en un conglomerado de cifras, intereses, subvenciones, capillitas, endogamias, premios manipulados, reverencias y listas de ventas, este circo de la cultura tiene sus poetas oficiales (Espriu, Maragall, Foix, Martí i Pol) y otros malditos que apenas se promocionan y leen (Blai Bonet, Miquel Bauçà, Palau i Fabre). En lengua castellano también sucede igual, los Alberti, José Hierro, García Montero, Ángel González tapan a los Panero, Valente, Brines, Claudio Rodríguez…
Sí, y vas a Soria y siempre es el año Machado, en pintura igual, vas a Toledo y siempre es el año de la muerte del conde Orgaz. Esto ya no tendría que ser un problema, ahora se pueden hacer autoediciones y libros a la carta, gracias a Internet accedes a mucha información.
En la literatura catalana domina como parámetro el estilo Martí i Pol, esa poesía tan pulcra y políticamente correcta. ¿Por qué?
Martí i Pol representa una época, lo que no se puede hacer nunca es copiar, en aquel momento no había prácticamente televisión. Le conocí personalmente, era un hombre que ya denunciaba la dictadura, de poesía de la fábrica por decirlo de alguna manera, de Roda de Ter. Además, tú le lees y en un alto porcentaje le entiendes.
También es muy repetitivo…
Sí, pero por ejemplo el bacalao lo puedes cortar quizás de 20 maneras pero no de 50, en Sagi Serrallonga decía ‘no diremos nada pero lo diremos todo’, a veces has de aprender a comunicarte de diferentes maneras pero has de hacerte entender.
En Catalunya en algunas ocasiones también se ha producido una confusión entre la noble contribución a la lengua y cultura catalanas con la calidad literaria, como si se hubiera hecho un juicio más benévolo por el mero hecho de escribir en catalán.
Puede ser. Por otro lado, a veces dicen ‘es que el libro tiene 600 páginas’, mejor un libro de 10 páginas buenas, Rulfo sólo publicó 2 libros y quizás es el mejor escritor mejicano de todos los tiempos. Otra cosa importante es que perdemos el contacto con la naturaleza, con lo que perdemos vocabulario. El mundo ha cambiado mucho en 30-40 años, el mundo de los pescadores y los payeses se ha acabado y tenían su jerga, en la Costa Brava hablaban en salat, la lengua estaba muy entroncada en el país. Se ha perdido y no lo recuperaremos pero hay un mundo nuevo urbano, cruel si quieres, pero que puede generar un vocabulario nuevo. Hay que escribir desde la rebeldía, no desde el confort.
Si en la calle muestro el mismo poema a alguien que no sabe su autor y una vez leído le digo que es de alguien conocido, su reacción será muy distinta a si con posterioridad le digo que es de un autor inédito.
Sí, los que hacemos poesía, cuando tenemos nuestro círculo de amigos ya no podemos buscar más, en TV3 harán ‘Cites’ o ‘La Riera’, y en Sant Jordi te venden la vida de Messi… la poesía tiene un interés muy relativo, pequeño, hay que ser radical y hacer daño, sangre, para ver si la gente reacciona.
¿El verdadero problema es que la literatura es un negocio, una industria que debe ser rentable y cuadrar números, cuando en realidad debería ser una artesanía?
Hoy las editoriales están tocadas, antes la Generalitat daba un apoyo genérico y de cada libro editado la Generalitat se quedaba 200 o 300 ejemplares y los enviaba a bibliotecas y escuelas. En todas partes hay premios literarios municipales, con la poesía es muy difícil. Por ejemplo, Lluís Solà vive la emoción de la edición de su obra completa, la quiere presentar en una librería en Valencia y acuden 6 personas, lo hacen en Lleida y van 2 personas… hay una parte que debes garantizar, no hay que buscar un éxito mediático pero sí defenderlo un poco.
Editores, representantes, intermediarios… viven del talento ajeno, el del escritor. ¿Eso es moral?
Las editoriales van muy justitas, si hablamos de ‘La catedral del mar’ o este tipo de libros, ya es otra historia. El primo de mi padre era Mossen Ballarín, empezó a hacer entrevistas con Mari Pau Huguet y TV3 y a partir de entonces lo que escribió tuvo interés, si no nadie se hubiera enterado, se sentía a gusto y vendía su moto: que como capellán fue un incomprendido, que lo desterraron a Queralbs, que escribía en catalán, que otra iglesia era posible…Había gente defraudada con la actitud de la iglesia que compró su discurso y le funcionó. ¿Por qué vende Pilar Rahola? Porque sale por la televisión.
Las librerías tampoco ayudan, porque habitualmente colocan los libros estratégicamente como productos de supermercado en las estanterías, es decir, los best-sellers y los mediáticos en primera línea y ocupándolo todo, mientras que la poesía debe conformarse con media estantería difícil de encontrar…
Ponen delante lo que vende, es algo comercial, claro. Vuelvo a decir, el hecho de editar, escribir y publicar novela, poesía o ensayo en catalán tiene un mérito porque el mundo es muy pequeño, debemos estar contentos de que exista.
Por otro lado existe una obsesión de objetivizar el arte y la literatura, de cumplir unos supuestos parámetros. ¿Cuáles son?
Eso de los parámetros, especialmente en los premios, cuando te dicen que debe reunir un mínimo de folios y de caracteres… Recomendaría que si quieres dedicarte a la poesía o a pintar, vayas trabajar por la mañana en otra cosa y te dediques a las artes por la tarde. Pero no vayas a buscar premios literarios dejándote humillar de esa manera, iros a la mierda. Hay que buscarse la vida para tener tus ingresos, al que le gustan los trenes eléctricos se los compra, es un hobby, querer vivir de eso es traer problemas a los que van de buena fe y si debes autoeditarte y gastarte 1000 euros, lo haces.
¿Qué ingredientes debe reunir la poesía? Parece claro que hay que haber leído y vivido mucho y después hay algo de irracional como de revelación difícil de explicar. Luego cada uno tendrá su don o habilidad y aprenderá una técnica…
No puedes explicar cómo se hace el amor si no lo has practicado, hay muchos que lo intentan, todos quieren describir la pasión. Es necesario haberte enamorado para vivir todo eso, es necesario haber vivido en el bosque con los animales para hablar del bosque, es necesario haber vivido en el desierto, como yo he hecho, para hablar del desierto, tal y como hago en algunos poemas. En el mundo urbano y en el rural hay dos ejemplos de que todo es posible si se hace conociéndolo bien: el libro de ‘Las ratas’ de Miguel Delibes, que es excelente, y por otro lado Jorge Amado tiene un libro parecido llamado ‘Sudor’, es un edificio en el que todo el mundo vive apiñado y lucha para cazar las ratas, el mismo problema en los dos ámbitos.
Hay mucho impostor en la literatura…
Muchos, dicen que un autor catalán escribía libros de países donde no había estado nunca.
Josep Pla.
Sí, y después hay plagios, para escribir bien te debe llegar, todavía escribo en papel porque muchas veces lloro y me caerían las lágrimas en las teclas. Siempre debes permitir que el lector ponga su parte y hay que ser muy directo.
Según el músico Jordi Savall un país que no da valor a la cultura no tiene futuro. ¿Coincide con él?
Los catalanes damos mucha importancia a la cultura, tenemos escuelas de música, el auditorio, el Liceu, el Palau de la Música… el problema es que somos muy conscientes que nuestra lengua es un pilar fundamental del país, que es imprescindible, lo que pasa es que a veces nosotros mismos nos hacemos daño. Savall tiene razón, si volvemos a abrir el grifo del dinero, ¿qué haremos? ¿Pondremos 500 trabajadores más en TV3? ¿Haremos otra Atlántida en Vic cuando ya tenemos el teatro de Calldetenes o el de Seva? Hay que tener cabeza, en las escuelas a los alumnos les hacen comprar los libros de Mercè Rodoreda, vale, y les hacen pagar para que se los descarguen para Internet. A mi entender deberían poder bajárselos todos y gratuitamente, entonces me dicen que Mercè Rodoreda tiene una fundación que cobra los derechos de autor, siempre es la misma historia, ves que la fundación tiene un presupuesto y que busca financiamiento. Si te metes con Rodoreda te caerán palos por todos los sitios, igual que si te metes con la del Club del Editor, Maria Bohigas: su abuelo era Joan Sales, autor de la obra ‘Incerta glòria’ que ahora han editado en inglés, ella va a vender la moto que el libro debe traducirse y en el fondo busca una subvención para que ella pueda editar el libro, si arañas vas encontrando los intereses y que detrás es un estiércol y un putiferio. ¿Y el pastelero de Oristà no aguanta la cultura? ¿Y no lo hacen las bibliotecas de pueblo de Olost de Lluçanès y de Sant Feliu Sesserres? ¿Y no la aguanta la gente de Sant Joan de les Abadesses? Barcelona es el Titanic, eso lo dijo De Azúa, parece que lo que no pase en Barcelona no pase en Catalunya.
¿Las palabras ‘comercial’ y ‘calidad’ pueden ir juntas en literatura?
Si la obra tiene la suerte de caer en una editorial que comercializa bien no tiene por qué ser mala, hay editoriales que prácticamente no distribuyen.
¿Y quién decide quién es moda y qué es un clásico?
Se debería crear una editorial que hiciera lo siguiente: que toda la obra en catalán que ya no tiene derechos de autor se digitalizase de tal manera que estuviera al alcance de todo el mundo, la Consejería de Cultura podría hacerlo. Para simplificar, clásico o no, cuando una cosa ya no tiene autor para decirlo de alguna manera y tiene interés, es clásico. Maragall es un tío sorprendente, tiene unos artículos muy buenos, Verdaguer era un loco, un neurótico obsesivo y al final de su vida quiso morir como un muerto de hambre, el ayuntamiento le daba dinero y lo rechazaba, mucha gente busca ser un mártir y sabe que la muerte les dará trascendencia.
Teniendo en cuenta la cantidad de obras mediocres o el relleno que hay en algunos libros, ¿el silencio de un autor se debería considerar como su obra más coherente? En el sentido de que, si no tiene nada nuevo, diferente o curioso que decir, es mejor que calle y no publique nada.
Sí, en mi caso no hubiera pensado nunca en publicar, yo viajaba por el mundo e iba haciendo anotaciones en libretas.
¿Ve factible que en el futuro en la literatura se produzca una revolución democrática como la que ha sucedido en la música, es decir, que la industria deje de decidir quién es bueno y quién no, a quién se le da difusión y a quién no, y todos los escritores puedan colgar libremente sus obras en plataformas de Internet para que sea sólo el lector quién decida qué le parece bueno y qué le gusta?
Se piratea todo y seguramente el futuro de la poesía por ejemplo pasa por colgar poemas acompañados por música en plataformas, como si fueran videoclips. Es lo que se debería hacer, porque lo hace fácil a la gente.
¿Qué puede avanzarnos sobre su nuevo libro, “Pintallavis”?
Es un libro de denuncia de la especie humana, de la crueldad del hombre consigo mismo y con los animales, digo que la especie humana no tiene futuro, incluye diálogos, intento hacerlo suave porque la gente no se deprima cuando termine de leerlo.
Periodista y poeta.