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“ <<Dinamarca es una prisión>>, dice Hamlet. <<Entonces, el mundo también lo es>>, replica el insípido Rosencrantz, ganándole por una vez la partida al príncipe vestido de negro. ¿Habrá que suponerle a Piranesi una concepción del mismo estilo, la visión clara de un universo de prisioneros? Fácil es para nosotros –ensombrecidos por dos siglos suplementarios de aventura humana- reconocer ese mundo limitado y, sin embargo, infinito, en donde hormiguean obsesivos y minúsculos fantasmas: reconocemos el cerebro del hombre.” Marquerite Yourcenar, El Cerebro negro de Piranesi

Giambattista Piranesi (Venecia, 1720 – Roma, 1778) quedó fascinado el día que, con veinte años, desembarcó en Roma y su joven mirada se desbordó ante la magnánima antigüedad romana. A partir de ese mismo instante, el artista veneciano hizo de la ciudad su principal fuente de inspiración…  y de su obsesión.

Aunque tenía claro que quería ser arquitecto, la crisis que atravesaba Italia hacia el año 1740 no le permitió ejercer en el plano de la construcción, relegando su actividad al dibujo. Fue entonces cuando Piranesi se autodenominó “arquitecto de papel”, consiguiendo acceder, como él mismo pregonaba, a la libertad artística que los pintores y escultores coetáneos practicaban. En la dedicatoria de su obra Prima Parte di Architetture, e Prospettive, de 1743 dice: “No veo otra salida para mí, ni para cualquier otro Arquitecto moderno, que explicar con dibujos las propias ideas, y sustraer de ese modo a la Escultura y a la Pintura la ventaja que (…) tienen en ese sentido frente a la Arquitectura; también con el fin de sustraerla al arbitrio de quienes poseen los tesoros y consideran que pueden disponer según les plazca de las operaciones de las misma.” Toda una provocación.

De carácter fuerte y extravagante, los estudiosos ven en su figura a un artista excéntrico, que no dudó en defender sus ideas induciendo a fuertes debates y enfrentamientos. El ejemplo más claro de este espíritu transgresor se encuentra en su rotunda tesis sobre el arte clásico, en la que afirma que el verdadero “arte madre” no es el griego, sino el romano. Una concepción-bomba para la época.

Provocador y, también, obsesivo. Fascinado por los restos arqueológicos de la antigua Roma, estudió en profundidad los yacimientos y las ruinas, llegando a contraer enfermedades como la malaria por sus largas estancias en los campos y los subterráneos. Quería plasmarlo todo, quería dibujar y estudiar toda la antigüedad romana. Su curiosidad no tenía fin, y su labor arqueológica se convirtió en un verdadero estudio minucioso y sistemático que quedó plasmado en la obra Antichità romane (1756).

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Piranesi producía para vender. Como si se tratase de un artista romántico, nunca tenía dinero, así que vendía sus grabados de las vistas de la ciudad como “souvenirs” a los turistas y como documentos de estudio para los investigadores extranjeros.  Vendía proyectos, diseños, con la intención de que el arte romano se exportase al extranjero y pudiera reproducirse al detalle. Sus postales de Roma dilataban la perspectiva, aportando a la ciudad volúmenes irreales, concediéndole la imagen de grandiosidad que su admiración le provocaba.

Piranesi grabador, arqueólogo, documentalista… Artista polivalente, la exposición inaugurada recientemente en CaixaForum Barcelona pone de relieve las distintas profesiones que ejercitó en el transcurso de su vida. En este sentido, la muestra se divide a partir de las diferentes vertientes de su trabajo: Piranesi como arquitecto, arqueólogo, diseñador, ingeniero, anticuario, decorador y vedutista.

La exposición, producida por la Fondazione Giorgio Cini y Factum Arte, bajo la concepción de Michele De Lucchi, reúne más de 250 grabados originales, desde la primera serie de láminas ejecutada el 1743, hasta sus últimos trabajos de la década del 1770 dedicados a los estudios de objetos y mobiliario.

Pero Las Artes de Piranesi. Arquitecto, grabador, anticuario, vedutista, y diseñador va más allá. Como los propios comisarios comentan, esta exposición se desmarca de las anteriores por una serie de “intervenciones contemporáneas” inspiradas en la obra del artista. De este modo, la sección que descubre al Piranesi anticuario, decorador y diseñador se convierte en un espacio mágico y de reflexión en el que encontramos ocho objetos originales realizados a partir de los grabados. “Gracias al trabajo de Adam Lowe y su taller madrileño Factum Arte, se nos ha presentado una oportunidad irrepetible de reflexionar sobre los procesos creativos del artista y entender la originalidad y la modernidad del llamado estilo Piranesi”, afirmaba el director del área cultural de la Obra Social “la Caixa”, Ignasi Miró.

Por otro lado, la muestra incorpora una reinterpretación tecnológica de la obra las Carceri d’invenzione con un video 3D. Este enigmático conjunto de grabados, que muestra el lado más oscuro y misterioso del artista veneciano, se nos presenta en formato digital provocando un acercamiento tridimensional a los espacios oníricos e imposibles de un Piranesi cercano al Goya de las pinturas negras. Las Cárceles imaginarias muestran, según los estudiosos, el estado de ánimo de un artista loco y extravagante, a través de ambientes oscuros y espacios opresores.

Por último, en esta serie de intervenciones tecnológicas, la exposición cuenta con una selección de fotografías que Gabriele Basilico realizó en homenaje a Piranesi, que configuran un recorrido en paralelo al recorrido trazado por el artista veneciano de las vistas de Roma y Paestum. Es muy interesante comparar los grabados y las fotografías y establecer la interpretación de la ciudad y sus espacios que el artista veneciano plasmaba en sus dibujos.

En definitiva, el resultado de estas aportaciones es una exposición realmente atractiva e interesante, en la que se pone de manifiesto el delirio artístico de este grabador polifacético, y su contemporaneidad a través de la influencia que ha ejercido sobre muchas corrientes artísticas. “Artistas y escritores de distintas épocas han visto en sus panoramas arquitectónicos la manifestación de un mundo interior. Las Carceri d’invenzione sirvieron de inspiración a la poesía romántica y a la novela gótica, mientras que Le Antichità Romane fijó una imagen misteriosa de la ciudad sometida al paso del tiempo y abrió el camino a los paisajes metafísicos de Giorgio de Chirico, Max Ernst o Salvador Dalí”, apunta Jaime Lanaspa, director general de la Fundación “la Caixa”, en su presentación.

Visitar la exposición que presenta CaixaForum Barcelona, es descubrir un recorrido que va desde la intención paradójica de una representación objetiva mediante la técnica del claro-oscuro y la perspectiva de “gran angular”, hasta la plasmación onírica de lugares donde espacio y tiempo se niegan hacia el imposible. Y es que esta muestra nos revela el fruto de una fascinación por el arte romano a través de un visionario del siglo XVIII, que, sin lugar a duda, se adelantó dos siglos en su concepción de la arquitectura y del diseño.

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