El 24 de febrero de 2022 comenzó la invasión a Ucrania. Putin había planeado una guerra relámpago para poner bajo su control al gobierno de Ucrania en cuestión de días: ha pasado un año y está lejos de conseguirlo. A pesar de la enorme superioridad militar rusa, la invasión fracasó por la resistencia del pueblo y del ejército ucraniano. En tres ocasiones la contraofensiva ucraniana ha hecho retroceder a las tropas rusas, alejando los invasores de Kiev, de Jarkiv y recuperando Jerson. Pero el régimen de Putin está dispuesto a convertir a Ucrania en un país inhabitable si no se somete: miles de muertos, millones de desplazados, ciudades y pueblos reducidos a escombros, infraestructuras vitales sistemáticamente destruidas: un año de sufrimiento y brutalidad. La solidaridad internacional contra la invasión tiene que hacerse oír con fuerza para derrotar al imperialismo ruso en defensa del derecho de autodeterminación de Ucrania.

Putin y el fracaso de su plan de “guerra relámpago”

La resistencia del pueblo y el ejército ucraniano desbarató la guerra relámpago planeada por Putin.

Al cumplirse un año de la guerra se pone en evidencia el gran fracaso militar y político de Putin. La guerra está estancada y puede prolongarse en el tiempo. Las contraofensivas militares ucranianas del año 2022 provocaron una crisis política en el régimen de Putin. Sectores más guerreristas cuestionaron la política militar. Putin debió cambiar tres veces a su comandante militar. Y hasta tuvo que recurrir a la milicia privada, el Grupo Wagner, del oligarca Yevgeny Prigozhin basada en el reclutamiento de ex presos criminales.

Putin no puede pasar a una ofensiva decisiva por las dificultades de reclutamiento que impone a su propia población, ensañándose con los sectores pobres y racializados. Ha silenciado cualquier voz crítica con mano de hierro, pero muchos jóvenes siguen resistiéndose al reclutamiento y huyendo del país.  Por ello la solidaridad internacional con las redes que apoyan a los jóvenes que escapan de la guerra es clave y hay que exigir a los gobiernos de la UE que les garanticen asilo político.

Una guerra que se prolonga y profundiza la crisis del sistema capitalista-imperialista

El fracaso de la invasión en las primeras semanas obligó a una reubicación al imperialismo norteamericano, los imperialismos europeos y la OTAN. De lo contrario habrían derramado lágrimas de cocodrilo para seguir haciendo negocio con el socio ruso, como hicieron en el 2014 ante la ocupación de Crimea o la intervención en el Donbás, como habían hecho también tras el apoyo de Putin a la represión de las protestas en Bielorrusia (2020), en Kazajistán (2022), igual que callaron frente a las intervenciones militares del Kremlin para ahogar a la revolución en Siria (2015), o ante las masacres en Chechenia (1999). Es la cadena de impunidad de que ha gozado Putin desde su llegada al poder, y que ha permitido al ejército ruso desarrollar métodos cada vez más atroces contra la población civil, que nada tienen que envidiar a las intervenciones del imperialismo norteamericano.

La invasión rusa de Ucrania ha brindado al imperialismo norteamericano y a los imperialismos europeos la oportunidad de reactivar la OTAN, que estaba en horas bajas tras la huida de Afganistán en el 2021.

Asistimos a una escalada en el gasto militar, pero no para ayudar a Ucrania, sino para blindar a Estados Unidos y los países europeos.  Si los imperialismos europeos y norteamericano entregan armas al gobierno de Zelensky no es porque les preocupe el pueblo ucraniano, sino para satisfacer sus propios intereses. Las armas llegan a Ucrania en cuentagotas, con el objetivo no de derrotar la invasión rusa sino de forzar a Putin a una negociación.

Por eso a un año de iniciada la guerra Ucrania sigue sin contar con armamento pesado para enfrentar el poderío militar de Rusia. Ucrania casi no tiene aviación militar y Biden volvió a ratificar que no autoriza el envío de cazas de combate F16 que tanto reclama Ucrania. Luego de un año de negativas, recién ahora Alemania y EE.UU. dicen que enviarían algunos tanques modernos (los Leopard 2 alemanes y los Abrams yankis). Pero apenas serían unas docenas cuando los militares ucranianos reclaman un mínimo de 300 tanques.

Nuestra solidaridad con el pueblo ucraniano nada tiene que ver con dar apoyo a la OTAN, que es una maquinaria criminal contra los pueblos. La guerra de Ucrania no ha hecho más que profundizar la crisis del capitalismo y su economía. Las consecuencias son más miseria y caída del nivel de vida para las masas. Como también el peligro de un descontrol que pueda llevar a la humanidad a la extensión de esta guerra como a nuevas guerras. Incluso con el uso de armas nucleares. Por eso desde la UIT-CI nos oponemos a todo el armamentismo imperialista y estamos por la disolución de la OTAN.

Una guerra justa contra el invasor imperialista

La solidaridad internacionalista con el pueblo ucraniano que está siendo invadido y masacrado ha sido muy débil en este año que ha resistido a las bombas y los tanques del Kremlin. Un sector de la izquierda de matriz estaliniana se alinea sin tapujos con las mentiras de Putin y desempolva las viejas tesis de dos campos o bloques enfrentados en un choque en el que Rusia estaría librando una batalla “progresiva” para defenderse del imperialismo. Lo mismo ocurre con los gobiernos de la falsa izquierda latinoamericana como los de Cuba, Maduro de Venezuela u Ortega de Nicaragua. Un escenario que justifica el sacrificio del pueblo ucraniano por osar cuestionar su sumisión a la Gran Rusia. Una política que entrega a la clase obrera y los pueblos que combaten contra la opresión y la explotación capitalista a gobiernos reaccionarios como el de Putin, el de los ayatolás en Irán o al criminal Bashar Al Assad en Siria. Pero la realidad es que no existen tales bloques. La Rusia de Putin no dudó en colaborar con Estados Unidos en la invasión de Afganistán de 2001; igual que Estados Unidos colaboró con Irán para asegurarse el control de Iraq tras su retirada; también en Siria, Rusia y Estados Unidos intervinieron de forma coordinada. El mundo no se divide en bloques sino en clases sociales y en países opresores y oprimidos. Y estamos con la clase obrera y los pueblos allí donde luchan contra explotación y que se rebelan contra toda opresión, estén donde estén.

Esta es una guerra con una causa justa y por eso, desde la UIT-CI no somos neutrales. También el Ni-Ni de una franja de la izquierda favorece en los hechos a Putin y su invasión asesina.

Otros sectores, desde el pacifismo, se limitan a denunciar la carrera armamentística y el incremento del gasto militar, como si esto fuera por culpa del pueblo ucraniano. No nos engañan: los presupuestos militares inflados no son para ayudar al pueblo ucraniano sino para blindar los intereses de la burguesía en cada país.  Reclamar un alto el fuego y una negociación sin exigir la retirada de las tropas invasoras, es premiar la agresión armada imperialista de Putin con conquistas territoriales.

No puede haber una paz justa que no respete el derecho de los pueblos a rebelarse y resistir contra la opresión y la ocupación. Reconocemos esos derechos para el pueblo palestino, el saharaui, o para los pueblos de Iraq, de Afganistán o Vietnam frente al invasor imperialista yanki.  No es distinto el pueblo ucraniano que, como agredido, oprimido y ocupado tiene derecho a defenderse y a armarse. Y como dijimos en Iraq, Afganistán o Vietnam –todos ellos regímenes reaccionarios- esta posición es independiente del carácter de sus respectivos gobiernos.

Apoyamos al pueblo trabajador ucraniano no a Zelensky

El gobierno de Zelensky es capitalista y pro-imperialista europeo y yanki, legitima a la extrema derecha y está tomando duras medidas contra la clase trabajadora en Ucrania, que ve retroceder salarios y derechos. Pero no juzgamos a los pueblos por sus gobiernos. Y estando al lado de los trabajadores y trabajadoras ucranianos, apoyando sus organizaciones de izquierda y sindicatos combativos, denunciamos las medidas que toma en ese sentido.

Las medidas antiobreras de Zelensky debilitan el esfuerzo bélico. No son los oligarcas ucranianos, sino el pueblo trabajador quien pone los muertos y heridos para derrotar la ofensiva rusa. Los oligarcas, que se enriquecieron con las grandes privatizaciones a precios irrisorios y los gobiernos que los sirvieron, son los principales responsables que Ucrania sea el país más pobre de Europa. Es sobre ellos que se deben descargar las medidas para los gastos de la guerra. No sobre la clase trabajadora y los sectores populares. Que se anulen los decretos antiobreros y que impongan altos impuestos y expropiaciones al empresariado y a los oligarcas ucranianos y extranjeros para invertir en los gastos de la guerra.

Ante las necesidades del conflicto y las de la reconstrucción, como dice el Movimiento Social ucraniano: la deuda es impagable. Hay que exigir al gobierno Zelensky el no pago de la deuda para usar esos fondos para la guerra y en la reconstrucción.

Llamamos a redoblar la solidaridad internacional

Nuestro compromiso es seguir desplegando la más amplia solidaridad con el pueblo ucraniano y la resistencia popular-militar a la agresión de Putin. Participamos en la Red Europea Solidaridad con Ucrania. Desde la UIT-CI hemos mandado ya tres convoyes de ayuda a los sindicatos y a las organizaciones de izquierda en Ucrania. Estrechando y apoyando la izquierda política, el movimiento antiautoritario y el sindicalismo que ha combatido también las leyes antiobreras del Gobierno de Zelensky. En el primer convoy fuimos a Kiev en mayo para entregar ayuda a las organizaciones de jóvenes antifascistas que luchaban contra la invasión, el segundo en noviembre llegamos hasta la ciudad minera de Kryvy Rih para entregar ayuda al sindicato minero independiente y también a Zaporiyia, para apoyar al sindicato independiente de ferroviarios. Hace unas semanas hemos estado en la ciudad minera de Dobropilia, en el Donbás, también apoyando al sindicato minero independiente, y hemos vuelto a Zaporiyia de nuevo.

Al cumplirse un año de la criminal invasión de Putin, desde la UIT-CI llamamos a redoblar la solidaridad internacional en defensa del pueblo ucraniano y su derecho a armarse, vengan de donde vengan las armas, para derrotar la invasión del imperialismo ruso. Lo hacemos desde una posición independiente del gobierno de Zelensky y de la OTAN. Llamamos a las y los trabajadores y pueblos del mundo y a todas las fuerzas de la izquierda internacional a apoyar la resistencia popular-militar a la invasión rusa y a las organizaciones de izquierda, antiautoritarias y al sindicalismo combativo en Ucrania.

¡Fuera las tropas rusas de Ucrania!

¡Solidaridad con el pueblo ucraniano y su resistencia!

¡Asilo político en la UE a los rusos que no quieran hacer la guerra!

¡Libertad a las y los presos en Rusia por oponerse a la guerra! 

¡Fuera Putin! ¡No a la OTAN!

Lucha Internacionalista es una organización política marxista revolucionaria: trotskista. Se constituyó en mayo de 1999 por militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).

Comparte: