“Dos hombres verdes” es la enésima reinvención creativa de Victor Nubla, un artista inquieto y versátil al que resulta estéril encasillar en algún estilo y al que el tópico adjetivo ‘camaleónico’ le queda inanimado. Aún así, lo suyo es la electroacústica con alma punk y así lo ha plasmado en este disco que firma junto a LT Caramel. Del nuevo lanzamiento y de todo un poco hablamos y divagamos en una conversación teñida de ironía, humor, surrealismo y alguna que otra interrupción canina.

¿Cómo surge la idea del nuevo disco y qué enfoque querías darle?

“Yo trabajo mucho con Philippe Blanchard, conocido como LT Caramel, y desde hace muchos años. Es un artista que se dedica, sobre todo, a la electroacústica, muy radical, y yo en cambio estoy metido en muchas historias: improvisación, rock…pero también he hecho electroacústica y salió la oportunidad de trabajar juntos. Vino la oferta del sello de Moscú que fue decisiva para que empezáramos esto y estuvimos trabajando un par de semanas. Lo hicimos todo con mucha libertad y tampoco sabíamos muy bien cuál sería el resultado”.

¿Eso de “Dos hombres verdes” hace referencia al hecho de que sois conscientes que lo que hacéis es raro, extravagante o, como mínimo, peculiar?

“Eso sale de una lista de títulos. LT Caramel, por cuestiones de trabajo, tiene mucha relación con España, sobre todo con Madrid, y el castellano no es que lo domine pero sí sabe jugar con las palabras. ‘Dos hombres verdes’ salió de una lista de nombres, es una combinación imposible. En todo caso sería hombrecitos verdes”.

Más raro que un perro verde…

“No sé por qué la humanidad tiene esa manía de que todo lo raro es verde: los habitantes de Marte, los perros verdes son raros…”.

Los semáforos y los ecologistas son la excepción…

“Sí, pero también hay la expresión ‘me estás poniendo verde, viejos verdes’…lo verde es algo extraño además de polisémico”.

¿Con qué argumento contestarías a alguien que después de escuchar este disco llegara a la conclusión que son sólo ruidos?

“Que consulte la palabra ‘electroacústica’ en la Wikipedia. También puede mirar Pierre Schaeffer, el tratado de los objetos sonoros, eso es anterior a cuando habían nacido tus padres. Por otro lado, que busque en la Wikipedia la palabra ‘punk’ y relacione ambas cosas. LT Caramel y yo, por la edad que tenemos, somos la primera generación del punk y de lo que era la música industrial en Europa. Siempre hemos trabajado con estas cosas situacionistas y muy poco académicas y ortodoxas. Pero la electroacústica ocupa estanterías en las tiendas de discos de los países civilizados”.

Lo que es evidente es que tienes un planteamiento de la música totalmente opuesto al convencional. ¿Te gusta romper con esa fórmula estándard o más enfocada a lo comercial?

“Yo hago todo tipo de música. A ver, una música no es comercial si no da beneficios, hay discos aparentemente comerciales que han sido grandes fracasos industriales y han llevado a la ruina a compañías discográficas enteras. Yo no pienso en términos industriales porque no tengo una discográfica detrás, yo pienso en términos artísticos. Puedo hacer cosas que gusten a más o menos gente pero teniendo en cuenta la cantidad de gente que hay en el mundo y la cantidad de mercados paralelos, la música electroacústica o experimental que hago le puede gustar a millones de personas y otros tantos millones pueden pensar que estoy atentando contra su dignidad moral. Es una cuestión de información”.

O de educación…

“La educación se entiende que es algo que pasa a ciertas edades y cuando uno se hace adulto se supone que recibe información, ya no educación…”

¿Y no se puede reeducar?

“Los adultos se están deseducando permanentemente. La educación te permite saber cuando te están vendiendo un truño y cuando no”.

¿En cualquier caso pones límites a la experimentación? ¿Es algo similar a lo de Dalí y su concepto de escritura automática o realmente van surgiendo ideas geniales que luego hay que trabajar duramente para darles sentido y coherencia?

“Dalí decía que él utilizaba el método paranoico-crítico, tienes que entrar en una especie de locura, de trance, para poder tener ese tipo de iluminaciones. Pero detrás hay mucho trabajo”.

Un 10% de inspiración y un 90% de trabajo…

“Un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. Seguramente todo esto es una leyenda y se lo ha inventado alguien de la Wikipedia”.

Cambiando de tema, ¿qué balance haces de las tres décadas largas con Macromassa?

“Es mucho tiempo, hace mucho tiempo de todo. Hemos hecho una página web en la que se explica toda la historia, hemos hecho un poadcast con todos los discos, todos los inéditos, grabaciones secretos, conciertos…Tenemos millones de fans e incluso tesis doctorales sobre la banda”.

¿Te interesa algo de la música actual?

“Sí, me gusta de todo. Trabajo con músicos de todas las generaciones y edades, estoy muy conectado. Dirijo el LEM y estamos programando permanentemente artistas de todo el mundo”.

Pues es loable y poco habitual, teniendo en cuenta la tendencia de ciertos músicos a encasillarse y aislarse en la música de su generación…

“También pasa con ciertos melómanos que por ejemplo dicen ‘yo sólo escucho música de los 80 porque después no se hizo nada más’. No es mi caso, yo trabajo con gente de distintas generaciones. Yo estoy bastante al día”.

¿No tienes la sensación de que hay mucha música ahora?

“Está pasando como en los 80, los 90 o los 2000, siempre ha habido mucha música, lo que pasa es que a veces es visible y a veces no”.

¿Qué tienes planeado para el futuro?

“Ahora hemos hecho una preestrena de una ópera que hemos hecho en Pasadena para una cantante americana, Kate Conklin y música Javier Navarrete, acabo de publicar un libro sobre la percepción del mundo a través de los sentidos, y con Macromassa empezaremos temporada en otoño, con muchos conciertos como por ejemplo en el Mercat de Música de Vic”.

Periodista y poeta.

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