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Domíníque de Cacqueray es ilustrador, trabajaba en una empresa pero con la crisis lo despidieron y buscando ideas sobre qué hacer con su vida se le ocurrió hacer un libro.  “Mi sobrina estuvo en un campo de trabajo en Togo y se nos ocurrió hacer cuentos tradicionales del lugar”, explica Cacqueray.

A partir de esta idea comienza a tomar forma un proyecto bastante peculiar. No se trata de llegar, conocer el lugar, hacer un texto e ilustrarlo con un dibujo. Las historias de los cuentos son las que los propios ciudadanos del poblado cuentan y de los dibujos se encargan los niños. La fórmula es la siguiente; el equipo llega al pueblo, la gente cuenta historias, buscan un traductor y los niños en grupos de 4 hacen dibujos sobre un tema.

altSe trata de niños entre 7 y 13 años que ilustran las historias de la gente. Nada más llegar, durante unos 15 días “hacemos un taller de creatividad para los niños, no para que aprendieran a dibujar, si no para enseñarles a mezclar colores y distribuirlos”, comenta el ilustrador. Se trata de que aprendan a mover el pincel y mezclar los colores, porque muchos de ellos no cuentan con material en las escuelas y otros ni tan siquiera tienen opción de acudir a ellas. En los talleres solo pueden participar 30 niños, porque no cuentan con más material y se procura que cada uno tenga un espacio especial dentro del libro.

Cacqueray explica algunos de los problemas que surgen en cada viaje, confiesa que Togo fue un punto conflictivo por el régimen dictatorial, “nos seguía la policía, nos decían que no podíamos hacer fotos, confiesa. Pero para el ilustrador el lugar más complicado ha sido Brasil, “no encontrábamos una estructura sobre la que apoyarnos, ni en la preparación, ni en la idea, ni en el desarrollo -explica- tenían vergüenza de sus historias”. Afortunadamente los problemas terminan con convertirse en divertidas historias, “al final la gente siempre nos recibe muy bien en todas partes”, admite el ilustrador.

“Cuando volvemos y les enseñamos los libros es muy emocionante”, afirma Domíníque de Cacqueray. Además el 20% de los beneficios obtenidos con los libros realizan un proyecto en el pueblo. En Togo han construido una nueva aula para la escuela, en Brasil un centro cultural para ofrecer nuevas oportunidades de trabajo a las mujeres, en Nepal lo han destinado a un grupo de mujeres viudas  y han creado un centro para ayudarles a mejorar su situación y en Mali pretenden crear un Music Proyect, que se trata de un centro de animación para multi actividades. Ya son cuatro los cuentos editados, con Palestina que será el próximo en llegar serán cinco y esto parece no tener fin porque  “se trata de continuar”, aclara el ilustrador. “El próximo destino seguramente será Ruanda”, confiesa orgulloso.

Los libros incluyen un DVD con la vida del pueblo y están escritos en tres idiomas, catalán, castellano y francés. No se venden en librerías, utilizan la venta directa mediante bibliotecas y algunos museos como el Museo de Juguetes de Figueres por ejemplo. Realizan una tirada de 2000 ejemplares por cada libro y el precio de estos ronda los 15€.

Maitane Reguero

Redactora en Revista Rambla | Otros artículos del autor

Licenciada en Periodismo por la UPV/EHU. Posgrado en Fotoperiodismo por la UAB.

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