Un día después de colapsar puntos neurálgicos de acceso a Barcelona como la Diagonal, la Ronda de Dalt o la Ronda Litoral, la sanidad catalana volvió a salir a la calle para expresar su rechazo frontal a los recortes anunciados por la Generalitat. Miles de profesionales del sector se congregaron en la Plaça Sant Jaume en una marcha pacífica al bullicioso ritmo de silbatos y gritos. Entre las pancartas más originales, cabe destacar “No te Boi a votar Mas”, “Artur Manostijeras” o “Cuando necesites un marcapaso, te vas a acordar”.

La reivindicación contó con representantes del SATSE, el sindicato de enfermería, de CCOO y de la UGT. Su secretario general en Catalunya, Josep Maria Álvarez, exigió que el Govern se replantee unas medidas tomadas sin ningún tipo de consenso. “Se creen que pueden recortar sin un mínimo de debate, hay que terminar con esa prepotencia. Tienen que dar marcha atrás porque o mienten o no saben qué hacer. Hace una semana dijeron, por ejemplo, que no afectaría a los servicios de urgencia”.

Álvarez puso énfasis en el alcance de los recortes, que causarán un grave perjuicio en todos los sentidos. “Han cerrado plantas en el Hospital Vall d’Hebron y en Bellvitge, el frenazo en las infraestructuras será enorme, aunque en algunos casos sí se construirán hospitales para quedar bien porque llegan las municipales. El recorte también afectará a la ocupación y al bolsillo de las familias”. El secretario general de la UGT de Catalunya avisó que, de perderlos, “son servicios que ya no se recuperan” y acusó a los políticos de hipocresía. “Lo que nadie puede entender es que hace dos años teníamos que buscar médicos en el extranjero y ahora sobran”.

Los manifestantes tampoco se mordieron la lengua. “La situación es insostenible. Se están haciendo recortes que ponen en peligro la salud de las personas y de toda la población. No todo el mundo tiene opción a tener una sanidad privada, por lo que reivindicamos una sanidad pública de calidad”, explicaba una profesional del sector. Las propuestas para enderezar el rumbo son “considerar la sanidad como un derecho básico e imprescindible y hacer recortes en otros sectores”.

Como ya era previsible, ningún político del Govern hizo acto de presencia para recibir a los manifestantes o escuchar sus peticiones. Eso sí, desde el Parlament, Jordi Turull, portavoz de CIU, justificó el tijeretazo en base al contexto económico y a la herencia política. “La delicada situación de las finanzas de la Generalitat nos obligan a tomar medidas nada agradables. Los ajustes no se hacen por capricho o por ideología sino para arreglar el desbarajuste de los que han gobernado los últimos siete años”.

El acto terminó con la lectura de un manifiesto en el que se denunció “el ataque directo a la salud como pilar fundamental del Estado del bienestar”. En el texto se incidía en las consecuencias de la decisión política: “La pérdida considerables de puestos de trabajo y el deterioro en la calidad de los servicios, cosa que abona el terreno a la gestión privada”. Además, se hizo un llamamiento a todas las entidades y organizaciones sociales y ciudadanas para impedir que se pase “de un modelo universal de sanidad a un modelo asistencial y de mínimos” y para salvaguardar “los servicios públicos y los derechos sociales”.

El canto de La Internacional y de Els Segadors y una mención al 80 aniversario de la proclamación de la República bajaron el telón de una obra que tendrá más actos de manera inmediata.

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