Rumba catalana con aromas cubanos y flamencos. Éste es el caldo inaudito que cultivan los Empalmaos, que han volcado tres años de entusiasmo, constancia y aprendizaje en “Siluetas”. No les asusta ni la precariedad del sector, ni la escasa repercusión mediática del género, porque ellos ya se encargan de montar la fiesta sobre el escenario. ¿La receta? Energía y felicidad, o sea, vibraciones intemporales que no entienden de modas o crisis. Conversamos con Aniol Nebot, violinista, guitarrista y voz, y con su hermano Adrià, que ha asumido las tareas de “representante” y de difusor a través de las nuevas plataformas digitales. En su web ya avisan: la rumba se contagia.

Empecemos por lo más obvio: el título del disco, “Siluetes” (“Siluetas”). ¿A qué se refiere exactamente?

“Es un resumen de estos tres años desde los inicios, de todo este tiempo en el que empezamos a hacer conciertos, hemos querido recoger las sensaciones del público. Este disco va muy dirigido a la gente que nos escucha. En cierta manera con el disco tratamos de dar las gracias a toda la gente que nos ha acompañado desde los inicios, que fueron duros porque como no te conoce nadie…va dedicado a las siluetas que veíamos desde el escenario”.

Teniendo en cuenta que es un debut, sorprende el prestigio de los colaboradores. ¿Cómo se fraguó ese trabajo conjunto?

“Ai Ai Ai no fue muy complicado porque la persona que nos ayudó a producir el disco, Pep Lladó, es teclista del grupo. Y luego con el tema de La Troba Kung-Fú, su batería, Pep Terricabras, es muy amigo de nuestro percusionista, coincidimos en un bolo y todo fue rodado. Le enviamos un tema al cantante de La Troba, le pedimos si quería colaborar, le gustó y lo hizo. E incluso añadió letra. Lo de Txarly Brown es gracias al Forcat (Foment de la Rumba Catalana), es su presidente, y además la primera vez que nosotros tocamos en el Apolo, en el Rumbaclub que se hace cada miércoles, es quién nos acogió y nos dio la oportunidad de venir a tocar. Le pasamos los temas e hizo el remix de “A falta de pan”.

Hacéis una mezcla muy peculiar de rumba catalana, flamenca y cubana. ¿De dónde procede cada estilo?

“Nosotros empezamos haciendo versiones de rumba catalana y nuestro cantante, que es de familia andaluza, tiene un aire muy flamenco. En cuanto al toque cubano, a todos nos encanta el latin. Nos hemos recorrido muchos palos, hemos ido mezclando lo que nos gustaba y ha salido así”.

Otro aspecto que llama la atención es el uso indistinto del catalán y el castellano, cosa que os podría originar problemas en ambos lados…

“Nunca le hemos dado importancia porque nunca nos lo hemos planteado, si hablara en francés quizás haríamos un tema en francés. Nunca nos hemos posicionado en este tema, al contrario, estamos abiertos a cualquier idioma. Las canciones han salido así”.

¿Es una ventaja el hecho de que la rumba sea un estilo tan bailable y que, por lo tanto, entre rápido?

“En este sentido sí pero esto sucede sólo en los conciertos. En todos los demás niveles es mucho más complicado porque es un estilo minoritario y los medios de comunicación no le hacen demasiado caso…”.

Pero en el contexto musical actual, con la industria en pleno derrumbamiento, los conciertos parecen adquirir más importancia…

“Estuvimos en el Poble Nou hace poco, no nos conocía nadie y acabó todo el mundo bailando. Es más fácil a la hora de animar a la gente pero a los medios les cuesta más. Y piensan que si haces rumba catalana haces el chiquipum chiquipum, estribillos fáciles…las letras pueden tener un mensaje, la música puede estar trabajada y no coger un estribillo pegadizo, la rumba tiene más que esto”.

¿Y cuáles son esos mensajes? Las letras son sencillas e incluyen muchos refranes, expresiones populares y además todos firmáis alguna…

“Cada tema es un mundo aparte. El hilo común es que los canciones las hacemos entre todos. Sí que tiene un enlace, están pensadas para las siluetas que hemos ido resiguiendo. El “Malhumorat” (“Malhumorado”) es un mensaje de cogerte la vida en positivo, el “Res no seria” (“Nada sería”) habla de la fiesta y del público, “Mi jardín” es una historia de amor muy surrealista, hay un tema de amor dedicado a una guitarra…Todas las canciones van dirigidas a algo que amamos, este es el hilo común. En cuanto a la autoría, todos hemos firmado alguna letra porque queríamos reflejar los cuatro puntos de vista”.

¿Qué tal la experiencia de los conciertos?

“Al principio era muy duro, colocarse ante 300 personas y ahora lo tenemos estudiado. Ahora sobre el escenario lo tenemos todo muy preparado, hay gente detrás que piensa cómo comunicar con el público e intentamos que haya un feedback y poner mucha energía, que es lo que le gusta ver a la gente: energía y felicidad. Si haces buenos conciertos, siempre tienes éxito, la gente queda enganchada y en la siguiente actuación ves la misma gente. Ver que la gente repite y te va a ver aunque toques lejos es bonito”.

Retomando el tema de la industria, vosotros aparecéis con un cd físico en el peor momento. ¿Erais conscientes de ello?

“Ha sido una ilusión aunque ha costado mucho. Pensamos que era ahora o nunca, no teníamos el dinero para hacer el disco, todo está autogestionado y hemos tenido que buscar el apoyo de amigos y actualmente está todo pagado. El disco no está en muchas tiendas ni en grandes superficies porque no tenemos una distribuidora, pero estamos en Amazon, Itunes, Spotify… todas las plataformas digitales. El disco físico se vende en los conciertos. Al principio no teníamos la intención de tomarnos esto como un trabajo, empezamos porque nos gustaba y nos divertía, tocábamos en bares y de golpe nos vimos en las fiestas mayores y ahora estamos buscando que sea nuestro medio de vida”.

¿Pensáis que la crisis perjudica más a la rumba porque es minoritaria pero al mismo tiempo las nuevas plataformas digitales pueden ayudar más al género?

“Hay casos como La Pegatina o Bombo Botrako que podríamos decir que hacen rumba y han triunfado. La Pegatina han sido canción de navidad de TV3 y el tema de Bongo Botrako ha sido el de la selección española de baloncesto. Son grupos que hacen muchos bolos. Si gestionas bien las plataformas digitales, puedes llegar muy lejos y a mucha gente aunque es difícil”.

Es curioso porque vosotros, como amantes de la música, seguro que os habéis descargado gratuitamente mucha música por Internet. ¿Desde la perspectiva de músicos os ha cambiado la manera de verlo?

“Todo el mundo tiene que buscarse la vida. Nosotros pensamos en regalar el cd por Internet pero esta caja tiene un esfuerzo detrás, porque si no te salen conciertos y encima regalas el disco…Estamos un poco cansados porque en todos los sitios te quieren rebajar el precio por el concierto”.

Igual que los becarios, a los que intentan convencer que aunque no van a cobrar sí tendrán mucha experiencia y podrán ampliar su currículum.

“Claro, nosotros somos siete más el técnico de sonido, los ensayos…la gente no sabe el esfuerzo que hay detrás, todos los trabajos se tienen que valorar. Si regalas la música, no la valoras tanto y tampoco es el precio porque el cd cuesta 9 euros, un poco más que una T-10. Y cada canción por Internet vale 0,99 euros. Quizás dentro de un tiempo los regalaremos por Internet pero actualmente tenemos que transmitir ese esfuerzo, hemos de hacernos valorar un poco”.

¿Qué tenéis pensado hacer de ahora en adelante? ¿Habéis empezado ya a componer para un siguiente disco?

“Siempre, porque esto engancha. Pero de momento lo que toca es defender este disco, promocionarlo. Pero vamos haciendo nuevos temas, esto no termina aquí, acabamos de empezar. Vemos como todo esto empieza a dar sus frutos, nos van saliendo cada vez más bolos. Si a la gente le gusta, te van saliendo cosas: al fin y al cabo la gente es la que elige, si este disco sigue yendo bien y siguen saliendo conciertos, pues podremos hacer un segundo disco”.

Periodista y poeta.

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