alt“Alguien como tú”, del periodista barcelonés, título más solicitado en el barrio de Gràcia, junto a los escritos de la protagonista del documental “Ciutat morta”

Lucía Etxebarría, Jesús Cintora, Lucía Caram, Boris Yzaguirre, Oriol Junqueras y Justo Molinero, entre los asistentes al almuerzo de escritores en el hotel Regina

 

 

 

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Bajo un sol de justicia y con una modesta alfombra roja. Así empezaba la mañana de Sant Jordi en el hotel Regina de Barcelona, sede del tradicional almuerzo de escritores. Más de un centenar de autores desfilaban, se saludaban y atendían informalmente a los medios entre bocado y bocado.

 

Lucía Etxebarría, que acaba de publicar “Dios no tiene tiempo” confiaba en terminar el día “viva, con salud y sin tendinitis”. Sus recomendaciones incluían el “Diccionario de la literatura para esnobs”, de su ex, Fabrice Gaignault, así como una reivindicación de la poesía: “Kavafis si estás enamorado y Alejandra Pizarnik si no lo estás”.

 

En medio de la multitud, un tranquilo Jesús Cintora deseaba “disfrutar de Catalunya y Barcelona”, al mismo tiempo que felicitaba a la gente por echarse a la calle y apostar por la cultura. “Es digno de alabanza celebrar una fiesta del libro en los tiempos que corren, con tanta subida del IVA y tantos recortes para los autores”. El periodista y presentador difundía las virtudes de su libro, “La hora de la verdad”, una fotografía de la España actual, “con casos de corrupción constantes, mucho paro, desigualdades y recorte de libertades”. Pese a que Cuatro le destituyó del programa de las mañanas por presiones políticas, explicó que todavía sigue en contacto con Mediaset, con la que “estamos estudiando la posibilidad de hacer nuevos proyectos”.

 

Cintora fue obsequiado con “Sor Lucía se confiesa”, la última novedad literaria de la monja más mediática. Caram invitó a la ciudadanía a “salir a la calle y gozar” en  una jornada agradecida que permite “tener un contacto cara a cara con la gente, tocar la sintonía, renovar la esperanza de que las cosas pueden cambiar”. Su libro habla de lo que conlleva un compromiso social activo, desde “un corazón abierto con una necesidad y urgencia de justicia. Somos muchos quienes estamos latiendo con nuestros corazones por otro sistema y otra manera de vivir”.

 

La ‘extraña pareja’ formada por Oriol Junqueras y Justo Molinero no se separaba ni un instante para promocionar su obra conjunta, “Sublevados”. El líder de ERC, que aprovechaba para presumir de su reciente paternidad (una niña), apelaba a “disfrutar leyendo y conocer esta Catalunya plural” pero obviaba el tema político al estilo Pujol con el famoso “hoy no toca”

 

Boris Yzaguirre, que a finales de 2014 publicó “Un jardín al norte”, afrontaba Sant Jordi como “un reencuentro”, ante el que reconocía sentirse “inquieto y sorprendido, porque hace tiempo que no lo hago”

 

Ferran Mascarell, conseller de Cultura, estaba convencido que este 23 de abril “ratificará la tendencia positiva” del sector editorial e instó la sociedad a “comprar, regalar y leer libros”. Mascarell recordaba que, más allá de la novela, existe una amplia oferta alternativa que incluye poesía, ensayo o libro histórico. El acto terminaba con la habitual fotografía de familia.

 

Los más solicitados en Gràcia

 

A pesar de que era muy pronto para señalar tendencias o establecer ránkings, en el barrio de Gràcia de Barcelona ya se intuían los títulos más solicitados. En la mítica librería Capicua triunfaba “Algú com tu” (“Alguien como tú”) del periodista Xavier Bosch, premio Ramon Llull. Su propietario insistía en sugerir “La cuarta pared”, del tunecino Sorj Chalandon.

 

En Taifa, situada en la calle Verdi, Bosch compartía laureles con “Blitz”, de David Trueba, “También esto pasará”, de Milena Busquets, así como los poemas de Joan Margarit, agrupados en “Des d’on tornar a estimar” (“Desde donde volver a amar”). A pie de calle empezaba a escasear “Poeta muerta”, una recopilación de poemas, prosas y guiones de Patricia Heras, personaje principal del documental “Ciutat Morta” que el 26 de abril de 2011 decidió poner fin a su vida a los 37 años.

 

Finalmente, en Aldarull las peticiones las acaparaban “Ética promiscua”, de Dossie Easton y Janet W. Hardy, así como “Mujeres”, del recientemente desaparecido Eduardo Galeano.

 

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