Unas complicaciones derivadas de un transplante de hígado al que fue sometido en mayo han puesto este domingo punto y final a 71 años de vida intensa y controvertida de Lou Reed.
El artista neoyorquino, pionero del rock alternativo, la cultura underground y el pop-art, muere a los 71 años
Unas complicaciones derivadas de un transplante de hígado al que fue sometido en mayo han puesto este domingo punto y final a 71 años de vida intensa y controvertida de Lou Reed. Durante este tiempo el cantante, compositor y guitarrista neoyorquino consiguió su pasaporte a la inmortalidad como padre del rock alternativo, líder de The Velvet Underground, representante del pop-art, escritor y rapsoda (incluso mantuvo lazos afectivos y literarios con Catalunya). Sin olvidar su pose camaleónica (junto a Bowie), sus excesos y, especialmente, un puñado de eternos hits más allá de modas, fenómenos y generaciones.
Nacido en Brooklyn bajo el nombre Lewis Allan Reed, materializó sus ansias literarias en The Velvet Underground al lado de otro ‘monstruo’ de la experimentación como John Cage. Fascinaron a Andy Warhol, que asumió la producción del disco “Nico” y la famosa portada del plátano. Una prolífica época resumida en cinco discos en seis años e himnos como “Femme fatale”, “Heroin”, “I’m waiting for the man”, “Venus in Furs” “Pale blue eyes” o la majestuosa “Sweet Jane”, que engrandeció el 1974 con una versión de ocho minutos en el directo “Rock’n’roll animal”. Una época en la que consolidaron el tópico sexo-drogas-rock and roll.
A principios de los 70 inició una fulgurante carrera personal de cuatro décadas con álbumes clave como “Transformer” o “Berlin” y temas del calibre de “Walk on the wild side”, “Perfect day”, “Satellite of love” o “Dirty Blvd”.
La madurez limó su carácter áspero (¿realidad o mala fama exagerada?) y transformó los vicios heroicos en reflexión, poesía y tai-chi. En el 2007 se atrevió a recitar en Nueva Cork a poetas catalanes traducidos al inglés en una aventura compartida con su mujer, la violinista Laurie Anderson, y Pattie Smith en el espectáculo “Made in Catalunya”.
Su última huella discográfica llegó el 2007 con “Hudson river wind mediations”, aunque hace un par de años había recobrado protagonismo gracias a una colaboración con Metallica. Y deja un interesante legado, mezcla de trasgresión lúcida, el juego con la ambigüedad sexual, melodías consistentes y, sobre todo, sensación de libertad y autenticidad. La verdad que reside en toda ficción.