Si alguien conoce su historia es la periodista barcelonesa Rosario Fontova quien nos obsequió con el libro La Model de Barcelona. Històries de la presó, una investigación exhaustiva que desvela qué esconden los muros de la cárcel Modelo. Nunca es tarde para echar la vista atrás y repasar la historia de la penitenciaría más emblemática de Cataluña.

Jacobo Piñol.- A diferencia de la nauseabunda cárcel del Raval, la cárcel Modelo se concibió como paradigma de la reinserción del reo. ¿Cuál fue en origen su política penitenciaria?

Rosario Fontova.- Tanto el nombre como la original forma del edificio tenían un mismo objetivo: el proyecto arquitectónico se inspiraba en las teorías de redención del jurista británico Jeremy Bentham. Se trataba de lograr la redención del preso y su salvación mediante las enseñanzas de la religión y la moral. El régimen tan benefactor consistía en que el preso estuviera solo prácticamente todo el día, excepto cuando asistía a misa o a alguna conferencia de tipo religioso.

J.P.- Creo que el edificio también tenía un diseño peculiar.

R.F.- La cárcel tenía forma de panóptico. El centro o capilla era como “el ojo que todo lo ve” y de él salían las distintas galerías. Según la prensa de la época, el diseño evocaba a “una monstruosa araña “ o “un pulpo con tentáculos”. El edificio fue proyectado por los arquitectos Salvador Viñals y Josep Domènech i Estapà en un extremo del Eixample deshabitado y ocupado por campos de cultivo. Los arquitectos adoptaron una arquitectura austera, de bajo coste, con elementos de corte eclesiástico como los ventanales. Sobre los planos, el complejo contenía importantes avances respecto a la miserable y corrupta cárcel del Raval a la que sustituía.

Tras más un siglo de existencia, el edificio no cambió en lo sustancial. Soportó innumerables incendios, motines y el efecto de una bomba en la guerra civil. La mayoría de las reformas trataron de reforzar la seguridad de la prisión.

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Galería 4 de la cárcel Modelo.

J.P.- ¿Durante el primer tercio del siglo XX, cuál era la vida cotidiana en la cárcel Modelo?

R.F.- Pues, sabemos que el rancho se repartía en grandes vagonetas que pasaban por las galerías mediante rieles. Sabemos también que la comida y el pan la servían monjas de la orden de Paúl y que las celdas se baldeaban cada 15 días. Había muchos trinxeraires, ladronzuelos que vagaban por las calles, llenos de piojos y vestidos con harapos. Y niños de 13 o 14 años, huérfanos abandonados, llamados micos. Que en la Modelo se daban clases de música, moral, francés y primeras letras… En el coro cantaban canciones sentimentales, como L’emigrant. La lectura favorita eran las novelas populares que se iban pasando los presos. Hasta los delincuentes más terribles, la turbamulta, se ejercitaban con la labor de aguja o el bordado. Que ya había presos de primera y de segunda: los que ocupaban celdas de preferencia pagaban seis reales al día y podían librarse del rancho encargando la comida a restaurantes de los alrededores. Esta costumbre, por cierto, siguió vigente hasta el momento de su cierre.

J.P.- ¿Y las celdas, cómo eran?

R.F.- Las celdas eran individuales y tenían innovaciones higiénicas como watercloset con agua corriente y una pica con un depósito de agua. Cuando salían de sus celdas individuales, los presos eran metidos en una especie de cajones individuales situados alrededor de la capilla y llamados alvéolos. No podían ver ni hablar con los otros presos. Incluso paseaban en soledad por pequeños patios llamados “galápagos” a causa de la forma curva de su tejado, parecida al caparazón de una tortuga. También pasaban todo el día en soledad, en su celda. De las 24 horas del día 23 y media estaban solos en un “embrutecedor automatismo”.

J.P.- ¿Este aislamiento en qué derivó?

R.F.- El periodista barcelonés Josep Pous i Pagés, después de ser sometido a un consejo de guerra, pasó por la cárcel seis meses y un día en 1909 por un artículo que no debió gustar al Ejército. Él dejó las primeras memorias carcelarias de la Modelo. En esos dos tomos detalla los alaridos que de noche le impedían dormir, los nombres de los presos que tras permanecer durante largos meses en un absoluto aislamiento habían enloquecido. De su testimonio se desprende que la Modelo dejó pronto de ser un modelo. Pous i Pagés afirmó que las prisiones deberían convertirse en establecimientos de reforma. El sistema celular, escribió, “conduce a la degradación, al embrutecimiento y a la locura”.

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Celda tipo de la prisión.

J.P.- Paradójicamente, uno de los motivos del cese de su actividad fue tanto el hacinamiento como la práctica imposibilidad de reinsertar al reo.

R.F.- El hacinamiento se empieza a dar después de la Guerra Civil. En una celda tipo -que mide tres por seis metros- se hacinaron en 1939, con la caída de la República, hasta doce internos que tenían que dormir capicuados. Para hacer sus necesidades colgaban una manta alrededor del váter y otra se la ponían por encima. En determinadas épocas los reclusos dormían sobre un colchón o petate que enrollaban de día y les servía de asiento. A principios de los años 80, cuando la Modelo era ya un polvorín, también llegaron a concentrarse en una sola celda 11 o 12 personas en determinadas galerías. Entonces había ya literas.

Los propios arquitectos advirtieron que la Modelo podía tener un funcionamiento limitado en el tiempo y nunca superior a los 830 reclusos que marcaba su proyecto. Tampoco debieron imaginar que hasta el 2017 el edificio seguiría en funcionamiento.

J.P.-… Una cárcel por donde ha desfilado toda clase de gente… buena y no tan buena.

R.F.- La verdad es que los testimonios personales son enormemente abundantes. Por la Modelo han pasado políticos, empresarios, médicos, músicos, escritores, artesanos, campesinos, obreros, actores, arquitectos, además de ladrones de banco, estafadores, mafiosos, traficantes de droga, violadores y psicokillers, entre ellos el mayor asesino en serie de la historia criminal de este país, el Arropiero… Sin olvidar a las mujeres, pues, durante 8 años, en el pabellón anexo donde estuvieron los travestís, hubo mujeres condenadas en su mayoría por robo, prostitución o aborto y unas cuantas presas políticas a las que trataban como a señoritas.

J.P.- Una sociedad paralela dentro de la ciudad.

R.F.- Yo diría que la cárcel Modelo ha sido una pequeña ciudad dentro de Barcelona, separada por la calle Entenza. Y aunque se trataba de dos mundos paralelos, lo que sucedía en Barcelona sucedía a pequeña escala en la cárcel, como si se reflejara en un espejo. La Modelo se llenó con las huelgas de la Canadiense y la represión contra los obreros. En sus patios se ejecutó mediante garrote vil a los autores de los atentados terroristas que convirtieron a la ciudad en la Rosa de Foc. La mayoría de la clase política pasó temporadas en la cárcel, como el luego president Lluís Companys o el dirigente anarquista que sería ministro de Justicia García Oliver.

J.P.- Debe ser una satisfacción para una investigadora como usted poder conocer el fondo documental de la cárcel Modelo. ¿Qué archivos ha consultado?

R.F.- Varios. Por ejemplo, el Arxiu Nacional de Catalunya conserva el fondo de la cárcel Modelo en forma de fichas identificativas de los internos, libros de enfermería, libros de intendencia para la alimentación, compra de material. Sabemos hasta que libros se compraban o que enfermedades tenían los reclusos, la mayoría tuberculosis. Todo este fondo apasionante se salvó, como suele suceder con los archivos, cuando un funcionario evitó que se destruyera como papel viejo y contactó con un historiador. Es uno de los archivos donde bucear en la historia de la Modelo. Otro es el archivo del PCE, actualmente dependiente de la Universidad Complutense de Madrid, y otro más el Ateneu Enciclopèdic Popular, puesto que comunistas y anarquistas fueron huéspedes de la Modelo durante muchas décadas.

J.P.- ¿Cuál es el testimonio más antiguo que se conserva sobre la vida cotidiana en la cárcel?

R.F.- El de un joven anarquista de Gràcia datado en 1906. Encontré sus cartas en una caja de galletas, en un archivo. En ellas detallaba sus lecturas, su libro preferido era La Dama de las Camelias, su ansia de tabaco y de novelas populares, sus caprichos culinarios pues recriminaba a su madre que el cocido no estaba en su punto y su lucha contra los chinches, una plaga que no se ha logrado erradicar de la Modelo pues el año pasado en el curso de unas obras se detectó un nido inmenso de chinches y hubo que cerrar el agujero. Las chinches y las ratas han sido las compañeras de los seres humanos en esta cárcel. 

Prisión Modelo terminada. Vista lateral (9 de junio de 1904).

J.P.- ¿Repasando todo el archivo, cuál cree que ha sido el momento más singular que ha vivido la cárcel?

R.F.- Es posible que el momento más absurdo vivido entre las paredes de la Modelo tuviera lugar en 1937, durante la guerra civil tras los sucesos de mayo, en que numerosos poumistas y anarquistas fueron encarcelados, coincidiendo en la cárcel con quintacolumnistas, religiosos y personas detenidas por estar en contra de la República.

J.P.- Una situación algo tensa. ¿Hubo enfrentamientos?

R.F.- No, los presos estaban divididos por galerías. De este suceso tenemos un valioso testimonio con las memorias de Rafael Tasis, un crítico literario que sin saber nada de presidios fue nombrado responsable de las cárceles de Catalunya.

Tasis nos dejó una descripción bastante irónica, incluso grotesca, de la organización de las galerías:

Primera y segunda galería, las de los antifascistas: La primera de la CNT, la FAI y las Juventudes Libertarias. La segunda, del POUM. La tercera a los fascistas, muchos militares. Tasis la llama de los “caballeros”. La cuarta, la Charcutería (donde estaban los chorizos). La quinta, generalmente preventivos, espías o que tenían plata escondida, etc., bastante inofensivos. La sexta, curas y frailes, llamada el Monasterio.

Ya te puedes imaginar el barullo que se formaba cuando en las galerías de los presos de izquierda cantaban a voz en grito A las barricadas o La internacional y, en las otras, canciones religiosas, el himno carlista Oriamendi o Yo tenía un camarada.

J.P.- Con una población carcelaria tan variopinta, la Modelo ha sufrido diferentes fugas y motines a lo largo de su historia, ¿no?

R.F.- La Modelo ha sido ingobernable en bastantes ocasiones, sobre todo en los años 70-80, cuando los “roba gallinas” fueron sustituidos por atracadores, entró la heroína y el Sida, y fue muy activa la asociación COPEL (Coordinadora de presos en lucha) que con sus acciones reivindicativas llegó a incendiar y destrozar varias prisiones españolas. En 1977 una de las galerías quedó completamente destruida por el fuego. Son casi incontables las fugas ocurridas en la Modelo, las acciones violentas como las autolesiones. Los presos daban publicidad a sus reivindicaciones autolesionándose, es decir, cortándose con vidrios o trozos de lata y dejando manar la sangre. También conseguían que médicos del Clínico entraran a suturar los cortes y que los periodistas pudieran dar testimonio gráfico.

J.P.- ¿Cómo actuaban los presos durante los alzamientos?

R.F.- Los motines más violentos tenían como objetivo tomar la parte central de la que hablábamos antes. El juez Gómez de Liaño en sus memorias relata, por ejemplo, que a principios de los 80 fue convocado de urgencia a la Modelo, que solía estar muchas veces tomada por la policía nacional. Se habían amotinado unos centenares de presos preventivos que llevaban sin juicio muchos meses en una jornada de agosto a 40 grados y sin agua potable. Algunos eran subsaharianos y como protesta se habían cosido la boca con alambre.

J.P.- ¿Cuál ha sido el periodo más oscuro de la prisión?

R.F.- Sin duda, el período más siniestro de la cárcel Modelo se produce a partir de 1939 con la entrada del Ejército franquista en Barcelona. La represión fue feroz. Hasta 1952 se produjeron unas 3.500 ejecuciones, algunas en los patios de la cárcel, la mayoría en el Camp de la Bota.

Uno de estos ejecutados fue Wences Trepat, un chico de 20 años, que trabajaba en la Fabra i Coats y fue denunciado por algún compañero de trabajo. Mandó a su familia unas notas escondidas en el dobladillo de la ropa, un terrible testimonio de su desesperación ante su suerte, de su hambre y su angustia.

Entre otras estrategias represivas, el franquismo utilizó el apostolado penitenciario como método de sumisión y humillación.

J.P.- ¿Podemos hablar de algún sacerdote en particular?

R.F.- Sí, Bienvenido Lahoz, desde 1939 a 1959, atendió a los reclusos de la Cárcel Modelo de Barcelona, como capellán. Era un fraile duro y cruel, vengativo, del que hablan bastantes testimonios. Tenía obsesión por convertir a los presos comunistas.

J.P.- Pónganos algún ejemplo.

R.F.- Fue este sacerdote el que encargó a Helios Gómez que decorara una celda de la cuarta galería, donde estaban las celdas en las que pasaban sus últimas horas los condenados a muerte. Helios Gómez era ilustrador y pintor y estuvo en diversos periodos encarcelado. Helios pintó una Virgen gitana rodeada de presos que eran retratos de sus compañeros de infortunio sujetos con alambre de púas. Este oratorio se halla en la celda número 1 del primer piso en la cuarta galería, pero una parte de estas pinturas fue eliminada bajo la dirección de la entonces consellera de Justicia, Núria de Gispert.

Helios Gómez.

J.P.- Debería conservarse.

R.F.- Bueno, esta celda es uno de los elementos patrimoniales de la Modelo, que se recuperará según todos los planes anunciados hasta ahora.

J.P.- ¿En este sentido, cuál cree que debe ser el futuro de la cárcel?

R.F.- La Modelo es un lugar espantoso, lleno de dolor, miseria, violencia y sufrimiento. El conjunto de edificios, construidos con pésimos materiales, no reviste demasiado interés y la primera tentación es desear que todo se arrase y se convierta en un parque lleno de árboles o en lo que quieran los vecinos del Eixample. Pero para que no olvidemos lo que pasó allí dentro, que es también la historia de Barcelona durante más de un siglo, convendría preservar una mínima parte. Un buen ejemplo sería la museización de parajes históricos urbanos en Berlín. Y una opción indispensable y de gran alcance sería la creación de una web, un museo virtual que contenga documentación, imágenes, grabaciones, autobiografías y entrevistas. Donde estén incluidas las peripecias de presos comunes y presos políticos de todos los signos, pues hay tendencia a ignorar a las víctimas de tiempos heroicos, al margen de quien gobierne en estos momentos, y superando el efecto llamativo de los quinquistars.

J.P.- La prisión cuenta con una exposición que repasa su historia y la vida de 13 personajes “históricos”, pero, la Asociación Catalana de Expresos Políticos del Franquismo reivindica la presencia de decenas de reos olvidados. ¿Qué opina?

R.F.- La tendencia a tergiversar la historia es un mal asunto. Se encargó el diseño de la exposición inaugural tras su cierre el año pasado a un experto en el siglo XVII pero políticamente cercano al Govern. Lo peor es que no ha habido ecuanimidad por parte del Govern de la Generalitat a la hora de reconocer el papel de anarquistas y comunistas en su lucha contra el franquismo casi en solitario, con episodios heroicos y biografías que habría que recuperar. La historia del movimiento obrero y su represión, el papel de la izquierda extraparlamentaria, las organizaciones antiprisiones o la violencia carcelaria han sido minimizados. El resultado dejó un sabor amargo.

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