Ayer, sábado 28 de junio, la Plaça de Sant Jaume de Barcelona se convirtió en el epicentro de una protesta vibrante y combativa contra la ampliación del Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat. Convocada por la plataforma Zeroport, junto a colectivos como Greenpeace, el Sindicat de Llogateres, Depana y SOS Baix Llobregat, la concentración reunió a cerca de un millar de personas, según estimaciones de medios como El Periódico y El Nacional, aunque la Guardia Urbana cifró la asistencia en unas 800 personas. Bajo el lema “No a l’ampliació”, los manifestantes expresaron un rechazo rotundo a un proyecto que consideran una amenaza para el medio ambiente, la salud pública y el bienestar social de Cataluña.
Un mosaico humano contra un proyecto controvertido
El sol de mediodía iluminaba la histórica plaza frente al Palau de la Generalitat cuando los asistentes comenzaron a congregarse a las 11:30 horas. La acción central de la protesta fue la creación de un mural humano en el suelo de la plaza, donde se podía leer en grandes letras el mensaje “No a la ampliación”. Este gesto, cargado de simbolismo, fue acompañado por el lanzamiento de aviones de papel dirigidos hacia la fachada de la Generalitat, una denuncia directa al pacto entre el Govern de Salvador Illa y el Estado para impulsar la ampliación del aeropuerto. Los cánticos resonaban con fuerza: “La terra per sembrar, no per aterrar” (“La tierra para sembrar, no para aterrizar”), “La vostra ampliació és una aberració” (“Vuestra ampliación es una aberración”) y “PSC, partit suicida climàtic” (“PSC, partido suicida climático”). Las pancartas, por su parte, reforzaban el mensaje con frases como “Menys avions, més Rodalies” (“Menos aviones, más Rodalies”) y “Decreixement o extinció” (“Decrecimiento o extinción”).
La protesta no fue solo un acto de oposición, sino también una demostración de la capacidad de movilización de la ciudadanía catalana. Jaume Osete y Clàudia Custodio, portavoces de Zeroport, dejaron claro en sus declaraciones a los medios que esta concentración era “solo el inicio” de un ciclo de movilizaciones que prometen intensificarse en los próximos meses. “En 2021 ya conseguimos que no saliera adelante y ahora lo volveremos a hacer”, afirmó Osete, recordando el éxito de las protestas que paralizaron un proyecto similar hace cuatro años. Custodio, por su parte, calificó las compensaciones ambientales propuestas por el Govern como “una distracción” y expresó su escepticismo sobre la posibilidad de que la Comisión Europea detenga el proyecto, aunque no descartó recurrir a instancias europeas para frenarlo.
La voz de El Prat: Alba Bou y el rechazo institucional
Uno de los momentos más destacados de la jornada fue la presencia de Alba Bou, alcaldesa de El Prat de Llobregat, quien se unió a la concentración junto al líder de los Comuns en el Parlament, David Cid. Bou, firme en su oposición, describió el proyecto de ampliación como “una aberración para nuestro municipio, para el Delta del Llobregat y para toda Cataluña”. En declaraciones recogidas por Europa Press y Forbes España, la alcaldesa recordó que el pleno municipal de El Prat aprobó en junio una declaración institucional contra la ampliación, respaldada por Comuns, ERC, PP y Junts. Bou abogó por un modelo de desarrollo alternativo que priorice las necesidades reales de la ciudadanía, como la mejora de Rodalies, el servicio ferroviario que, según sus palabras, “deja tirados a trabajadores y estudiantes día sí y día también”. Además, no descartó llevar la lucha a instancias europeas, subrayando la importancia de proteger espacios naturales como La Ricarda, una zona de gran biodiversidad amenazada por el proyecto.
La postura de Bou refleja el sentir de muchos vecinos de El Prat, que ven en la ampliación una amenaza directa a su calidad de vida. El proyecto, anunciado por el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, contempla alargar 500 metros la tercera pista del aeropuerto y una inversión de 3.200 millones de euros para, entre otras cosas, aumentar la capacidad a 90 operaciones por hora y permitir vuelos intercontinentales con aviones de fuselaje ancho. Sin embargo, los detractores argumentan que estas mejoras responden más a los intereses de Aena y los lobbies turísticos que a las necesidades de la población.
Un grito por el clima y contra la turistificación
La concentración en Sant Jaume no solo fue una protesta contra la ampliación del aeropuerto, sino también una crítica al modelo económico basado en el turismo masivo. Desde Zeroport, se destacó que el proyecto podría incrementar la llegada de hasta 10 millones de turistas más al año, agravando problemas como el encarecimiento de la vivienda, la gentrificación y la sobrecarga de los servicios públicos. “Barcelona es el destino turístico más masificado del mundo”, afirmó Jaume Osete, advirtiendo que la ampliación condenaría el futuro de Cataluña al priorizar los intereses de las grandes constructoras, los fondos de inversión y el accionariado privado de Aena sobre el bien común.
Los argumentos ambientales también ocuparon un lugar central en la protesta. Los colectivos convocantes denunciaron que la ampliación supondría un aumento del 33% en las emisiones de gases contaminantes, además de un impacto irreversible en el Delta del Llobregat, un ecosistema frágil que incluye espacios protegidos como La Ricarda y El Remolar. “El cambio climático es una amenaza presente, no futura”, señaló Olga Alcaraz, profesora de la UPC, en una rueda de prensa previa a la concentración. Enric Aragonès, del Sindicat de Llogateres, añadió que la ampliación representaría “el último estoque” al Delta, con consecuencias devastadoras para la biodiversidad y la salud pública debido al aumento de la contaminación acústica y atmosférica.
Una movilización con raíces y proyección
La protesta del 28 de junio no fue un hecho aislado. Apenas dos semanas antes, el 14 de junio, la plataforma Ni un Pam de Terra convocó una manifestación en El Prat de Llobregat que marcó el inicio de esta nueva ola de resistencia. Además, los organizadores ya han anunciado que la próxima gran acción será el Congreso Internacional de la red Stay Grounded, programado del 3 al 6 de julio, donde se debatirá el decrecimiento de la aviación como estrategia para combatir el cambio climático. Desde Zeroport, Carol Pérez destacó que el proyecto actual es “aún peor” que el de 2021, a pesar de presentarse como más sostenible, y prometió que las entidades que integran la plataforma agotarán todas las vías —comunicativas, políticas, legales y de movilización social— para detenerlo.
La presencia de partidos como la CUP y los Comuns añadió un componente político a la concentración. Lluís Mijoler, exalcalde de El Prat y miembro de los Comuns, y Su Moreno, portavoz de la CUP, participaron activamente, criticando al PSC y al alcalde de Barcelona, Jaume
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