Nadie se esperaba las contundentes palabras que ha protagonizado Puigdemont antes de empezar la sesión de control al Ejecutivo. Después de levantar la mano y solicitar la palabra a la presidenta de la cámara, Carme Forcadell, Puigdemont ha recordado la ausencia de la diputada de JxSí, Irene Rigau, que estos días se encuentra en el TSJC por el juicio del 9-N.

Puigdemont

Carles Puigdemont ha lamentado la falta de voluntad de diálogo, pactos y propuestas del Ejecutivo de Rajoy, que se limita a “juicios y amenazas”. Con tono sarcástico, ha dicho que “los ciudadanos que se manifiestan son exaltadores de la justicia mientras que a los que aconsejan fusilar al president Mas y dictan veredicto desde la portada de un diario, no les pasa nada”.

Para terminar, ha alertado de que “este juicio será juzgado por la historia como lo fue el recorte del Estatut” y ha insistido en la necesidad del diálogo. Puigdemont ha finalizado su discurso lanzando un dardo envenenado a Rajoy en referencia a la conversación telefónica que mantuvo ayer con el presidente de EEUU: “Dialogar demanda voluntad para hacerlo. Si uno se ve con voluntad de hacer de interlocutor con Donald Trump para Europa, con todo lo que representa, debería serlo capaz, con más razón, con Catalunya”.

La réplica de Inés Arrimadas

La líder de C’s en el Parlament ha criticado que Puigdemont sólo hablara del 9-N durante su intervención y no “de otra cosa, ni de juicios de corrupción”, haciendo referencia al caso 3%, de presunta corrupción, que afecta a CDC. Arrimadas, con tono irónico, se ha dirigido a JxS: “Les veo más valientes en el Parlament que lo que hacen ante el juez sus compañeros. Aquí desobedecieron y luego allí, ante el juez, dicen: bueno, yo no sabía, fueron los voluntarios”. Arrimadas ha lamentado la judicialización de la política y también la politización de la justicia afirmando que el PDeCAT “no se ha quejado durante 30 años de democracia porque CDC escogía a los jueces”. “Ahora que ya no tienen capacidad para decidir jueces porque están en el grupo mixto, lo critican”, ha lamentado la líder de C’s.

La réplica de Xavier Garcia Albiol

Por su parte, el líder del PP en el Parlament, Xavier García Albiol, ha defendido su partido de los ataques que Puigdemont ha lanzado acerca de la recogida de firmas del PP para llevar el Estatut al TC: “Si en 2007 éramos tan malos, ¿por qué en 2011 llegaron a un acuerdo de gobernabilidad con nosotros?”.

Albiol ha lamentado la crítica de Puigdemont sobre una falta de diálogo ya que, según él, es el president quien “tiene fobia a dialogar y es más de monólogo”. El líder del PP en el Parlament ha considerado este ataque una provocación y ha dicho que Puigdemont “rehúye y teme el diálogo, y las consecuencias las pagaremos todos los catalanes”. También le ha emplazado a sentarse para dialogar sobre sanidad, educación o infraestructuras ya que, según Albiol “Puigdemont evita todos esos asuntos hablando del referéndum” aunque “en Catalunya nadie va a convocar un referéndum para separar a Catalunya del resto de España”.

Como ya es habitual, el nombre de Jordi Pujol también ha aparecido durante la réplica de Albiol. Para responder a la crítica del president acerca del dinero que se gastan los catalanes en la vida privada del Rey y en investigaciones policiales, Albiol ha recordado la figura de Pujol, afirmando que “ese sí se ha llevado el dinero de los catalanes. El presidente referencia y fundador de su partido”.

Puigdemont

INTERVENCIÓN DEL PRESIDENT DE LA GENERALITAT SOBRE EL JUICIO DEL 9-N

Pleno del Parlamento / sesión núm. 29.1 / 8 de febrero de 2017

President, ¿por qué me pide la palabra?

El president de la Generalitat (Carles Puigdemont y Casamajó)

Sí, por una cuestión de orden. Usted antes ha hecho referencia, ha dado cuenta … La presidenta

Adelante.

El president de la Generalitat, Carles Puigdemont

… De las ausencias de algunas diputadas por razón de enfermedad, y yo quisiera dirigirme a la cámara, haciendo uso del Reglamento, para explicar lo que también es una ausencia de una diputada contra su voluntad, la señora Irene Rigau.

La presidenta

President, adelante. Aunque lo puede hacer …, aunque todavía es una cuestión de orden, es consciente de que abre turno y que, por tanto, ¿si usted interviene los otros grupos también podrán intervenir? (Pausa.) Pues, adelante.

El president de la Generalitat

Buenos días, señora presidenta. Señoras y señores diputados, vicepresidente, consejeros, consejeras, hoy en este Pleno, hay una diputada que no puede asistir no por enfermedad ni por ninguna baja. Nuestra compañera Irene Rigau está siendo juzgada en estos momentos conjuntamente con quienes fueron también compañeros de todos nosotros y que ocuparon los puestos de máxima responsabilidad gubernamental del país, el president Artur Mas y la vicepresidenta Joana Ortega. Están siendo juzgados acusados ​​del delito de haber sido fieles al encargo que les hizo este Parlamento, que fue fiel, también, al encargo recibido de los ciudadanos. Por eso hoy este Parlamento, en la primera sesión plenaria que se ha convocado y que se celebra durante el juicio por el 9 de noviembre del 14, no puede hacer como si no pasara nada, no puede mirar hacia otro lado ni puede permanecer indiferente a que, en estos momentos, se está juzgando unos responsables políticos que permitieron que más de 2,3 millones de ciudadanos participaran en esa jornada y enviaran, a quien lo quisiera oír, un mensaje nítido y claro que querían resolver el problema político votando, en las urnas.

He pedido la palabra para dejar constancia ante la cámara que representa al pueblo de Catalunya de esta situación excepcional. Y para formular unas consideraciones que van más allá del momento y recogen la preocupación creciente que existe en el seno de la sociedad catalana en general. La inmensa mayoría de la sociedad catalana, piense lo que piense sobre cuál debe ser el vínculo entre Catalunya y España, ha demostrado ampliamente una actitud democrática ejemplar y ha evidenciado también siempre -siempre- que cuando ha sido necesario movilizarse para defender derechos fundamentales lo ha hecho como ninguna otra: para rechazar el terrorismo, para oponerse a la guerra de Irak, para rebelarse contra las mentiras del Gobierno en los atentados del 11-M o, en estos últimos cinco años y de una manera sin precedentes en Europa, para pedir poder votar.

La deriva recentralizadora, acelerada y agravada por la sentencia contra el Estatuto de Catalunya, y la previa campaña de recogida de firmas orquestada hace unos años, confirman que la democracia española tiene un problema estructural que la está deteriorando. Una democracia que envía a juicio a los responsables políticos de una jornada tan edificante y sana como el 9 de noviembre, una jornada que crea un profundo y noble sentido de ciudadanía, es una democracia que ha enfermado, y ya viene de lejos. No lo hizo limpiamente durante la Transición y ahora va perdiendo credibilidad en manos de unos poderes que ahora sabemos que siempre han estado allí, a pesar de que durante unos años pareció o que se habían apartado o que se habían reconvertido. Hoy la democracia española se permite un juicio político al expresidente de Catalunya y a dos miembros de su Gobierno sin ruborizarse ni preguntarse lo que buena parte de la opinión pública internacional se pregunta. Una noticia en un medio de referencia internacional aseguraba ayer mismo que este juicio, cito literalmente: «No es algo que uno espere ver en Europa». Pocas horas después, era la influyente «Internacional Liberal» la que se expresaba, en la tarde, en términos muy contundentes: «Este juicio es una farsa y un teatro». Eurodiputados de diferentes países también han expresado una enorme preocupación por la deriva que está siguiendo el Estado español.

Pero el sistema político español no pasa ansia, como se puede comprobar. No hay nada que la inquiete. Tiene el primer partido de la oposición completamente entregado al partido que gobierna. Tiene otro que ya actúa como una corriente interna; hoy liberal, ayer socialdemócrata y mañana lo que haga falta para acabar de garantizar la placidez del Gobierno. Tiene los apoyos mediáticos, públicos y privados, que se encargan de ensalzar su posición, si es necesario con un muro de desinformación y veces de verdaderas manipulaciones y mentiras, para que la sociedad española tenga dificultades para contrastar la propaganda que les es servida en diferentes formatos.

El president Mas, la vicepresidenta Ortega y la consejara Rigau son culpables de haber creído en el Parlamento Catalán y de haber creído en la idea de que en democracia lo primero que hay que atender y escuchar son a los ciudadanos que la hacen posible. Sin ellos, sin los ciudadanos, puede haber gobierno, puede haber legalidad, puede haber tribunales, pero no hay democracia ni hay libertad. Una democracia en la que no le importe lo que piensan y quieren sus ciudadanos es incompleta, es falsa, es una democracia limitada que ya no están en manos de las personas. Un repaso a lo que precedió el 9 de noviembre confirma que ya hace años que hemos acreditado una mayoría en las urnas y en el Parlament que quiere decidir su futuro, y confirma también la apelación al diálogo para resolver este conflicto de manera permanente, y con la voluntad también de llegar a acuerdos.

A todo esto, ni diálogo, ni pacto, ni propuestas; juicios y amenazas, y una democracia de intensidad variable que se regula a conveniencia de la mayoría que gobierna. Así, el Estado puede desobedecer cínicamente sentencias de los tribunales, también del Constitucional, sin que deba recibir el más leve requerimiento por parte de nadie. Incumple hasta treinta y cuatro sentencias, algunas en ámbitos tan sensibles como las becas o el 0,7 por ciento del IRPF; no pasa nada: Cuando el Estado español incumple las sentencias, se ve que el estado de derecho debe salir reforzado.

El Parlamento Europeo emite un informe en 2016 donde se denuncia que España es el tercer Estado con más expedientes abiertos por incumplir -incomplir- la ley europea. Tampoco pasa nada. Los ciudadanos de Catalunya que se manifiestan en apoyo del expresidente pasan por ser unos «coaccionadores de la justicia» y los quieren con menos derechos que los que tiene un tertuliano y ex alto cargo del Estado que aconseja un buen fusilamiento al president Mas. O el director de un periódico que primero acusa y luego afina el veredicto que debería dar el tribunal cuando el juicio aún no ha terminado. Huelga decir que aconsejar un buen fusilamiento del president de Catalunya, no tiene condena y que presionar la justicia desde la portada de un diario es visto con absoluta normalidad.

La normalidad de la impunidad. Porque en España se puede sentar en el banquillo al president de la Generalitat por poner las urnas, pero se recoloca el ministro responsable del Yak-42 en el Consejo de Estado. Para que se pueden alterar los resultados electorales con informes falsos elaborados y pagados con fondos reservados para destruir la reputación del president Mas o el alcalde Trias, y nadie sale ni con una triste multa. Parque se revela la conspiración del ministro del Interior y la existencia de una posición política y todo queda archivado. Porque se informa de cuentas en el extranjero de responsables policiales que acumulan patrimonio y dinero que necesitarían treinta vidas de asalariado policial para poder justificar y ningún fiscal ni ninguna unidad policial irrumpe en casa de nadie habiendo avisado previamente los medios de comunicación .

Porque se puede caer en la indecencia de vincular la conferencia de Bruselas con la muerte de una niña, mientras el mismo partido impide que se sepa que se ha pagado exactamente con los fondos reservados de la vida privada del exjefe de Estado, dinero que sale de los bolsillos de familias humildes, los parados, los autónomos, los empresarios, los funcionarios …, dinero público que no podremos saber si se han utilizado adecuadamente ni cuántos se han gastado para finalidades dudosas que nada tienen que ver con lo que importa a la gente y los problemas reales de la gente.

Porque se puede subvencionar la fundación Francisco Franco y se puede homenajear la División Azul mientras se acusa de «nazi» al president de la Generalitat por haber puesto las urnas.

Porque se puede ir a consolar y acompañar convictos de terrorismo de estado, pero no se puede tolerar que se acompañe a los acusados ​​de permitir un proceso participativo, pacífico y ejemplar.

Dicen que todo esto es legal. Y dicen que, como es legal, es democrático, y que el 9-N, como que creen que no era legal, ya no es democrático. Con estos criterios, hoy luchar por la objeción de conciencia sería antidemocrático. Defender los derechos de los homosexuales a adoptar, también. Y oponerse al desahucio judicial de una familia con niños y sin recursos, perfectamente legal, sería considerado un acto de presión inadmisible a la justicia.

Por eso la democracia española ha enfermado. Quizás piensan que la curarán a base de amenazas y de intransigencias; yo creo que es peor. Este juicio será juzgado por la historia como lo fue la sentencia contra el Estatut y como lo será la negativa obtusa a dialogar sobre lo que está pasando entre Catalunya y España, porque pasan cosas. No querer hablar – no querer hablar- es una decisión errónea e irresponsable porque es de eso que tenemos que dialogar. Dialogar pide voluntad para hacerlo. Si uno se ve capaz de hacer de interlocutor entre Donald Trump y todo lo que representa, con América Latina, Europa, el norte de África y Oriente Medio, debería ser aún más capaz de ser interlocutor activo con Catalunya.

(Aplausos.)

Señoras y señores diputados, dialogamos nosotros que podemos y queremos.

¿Quieren? Muchas gracias.

Raquel Vilella

Redactora en Revista Rambla | Otros artículos del autor

Periodista y profesora.

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