El sol apenas despuntaba en el horizonte cuando Cádiz despertó con el olor acre del plástico quemado y el eco de consignas obreras resonando en sus calles. La primera jornada de la nueva huelga del sector del metal, convocada por los sindicatos UGT y CCOO, junto a la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM), marcó un regreso a las movilizaciones que, hace cuatro años, en noviembre de 2021, dejaron imágenes imborrables en la memoria colectiva de la Bahía. Con barricadas en llamas, cortes de tráfico y enfrentamientos con la Policía Nacional, los trabajadores del metal volvieron a tomar las calles para exigir un convenio colectivo justo, en un contexto de alta carga laboral para las empresas tractoras como Navantia, Airbus y Dragados Offshore.
Un amanecer de barricadas y tensión
Desde las primeras horas de la madrugada, los piquetes informativos se desplegaron en puntos estratégicos de la provincia. A las seis de la mañana, las carreteras CA-35 y CA-36, que conectan Cádiz con Puerto Real a través de los puentes José León de Carranza y de la Constitución de 1812, quedaron bloqueadas por barricadas de neumáticos, ramas y maderas en llamas. Según informó la Dirección General de Tráfico (DGT), el corte fue total en ambos sentidos, generando importantes retenciones y obligando a desviar el tráfico hacia San Fernando. Los accesos a la capital gaditana, vitales para la movilidad de la Bahía, se convirtieron en el primer campo de batalla de la jornada.
En la avenida de Astilleros, una de las arterias principales de la ciudad, los manifestantes levantaron barricadas con contenedores incendiados, mientras los cánticos de “¡Ni un paso atrás en la lucha del metal!”, resonaban entre el humo. La escena evocaba los disturbios de 2021, cuando la Bahía de Cádiz se convirtió en escenario de enfrentamientos con antidisturbios y la presencia de una “tanqueta” policial que se convirtió en símbolo de aquella movilización.
La tensión escaló rápidamente. Sobre las 9:45, según un comunicado de la Policía Nacional, los manifestantes comenzaron a lanzar botellas, piedras y otros objetos contra los agentes desplegados en la avenida Marconi. En respuesta, se produjeron las primeras cargas policiales, que se extendieron hasta la avenida Ana de Viya. Un incidente especialmente grave ocurrió cuando una piedra lanzada por los manifestantes impactó en la cabeza de un viandante, causándole una herida profunda. Hasta el mediodía, se reportaron seis detenciones, incluyendo a un menor de edad, por desórdenes públicos y daños.
El caos no se limitó a las carreteras. La circulación de trenes de Cercanías con origen y destino en Cádiz, así como los que conectan con Sevilla, quedó interrumpida durante varias horas debido a un incendio próximo a las vías, según informó Adif. Los trabajadores del metal, conscientes del impacto de estas acciones, buscaban visibilizar su lucha en un momento clave para la industria de la provincia.
Los motivos de la huelga: un convenio estancado
La huelga, que afecta a cerca de 26.000 trabajadores y más de 3.000 empresas del sector del metal en la provincia, tiene su origen en la falta de acuerdo para renovar el convenio colectivo, que lleva 18 meses de negociaciones sin avances significativos. Los sindicatos exigen una revalorización salarial acorde con el IPC desde el 1 de enero de 2024, la recuperación del plus de toxicidad y penosidad para todos los trabajadores, la regulación del contrato fijo-discontinuo y la eliminación de la doble escala salarial que afecta a los empleados contratados después de 2013.
La Federación de Empresarios del Metal de la Provincia de Cádiz (Femca) ha propuesto una subida salarial del 3% para 2024, con carácter retroactivo, y un 2,8% para 2025, junto con mejoras en dietas, anticipos, bolsas de estudios y equipamiento de trabajo. Sin embargo, los sindicatos consideran esta oferta insuficiente, especialmente porque no aborda de manera efectiva demandas históricas como el plus de toxicidad, eliminado en 2013, y la precariedad de los contratos fijos-discontinuos.
Manuel Balber, de la Coordinadora de Trabajadores del Metal, expresó a los medios la frustración del sector: “Queremos un convenio justo y que se cumpla. En 2021 firmamos un acuerdo que al día siguiente se incumplió. Es papel mojado”. Esta desconfianza hacia la patronal y las empresas tractoras, como Navantia, que dependen en gran medida de la industria auxiliar, es uno de los motores de la movilización. Balber añadió: “Una empresa pública debe ser un modelo a seguir, no incitar a la precariedad laboral”.
Por su parte, Femca insiste en que ha hecho un esfuerzo significativo al ofrecer incrementos por encima del IPC y mejoras en varios artículos del convenio. José Muñoz, secretario general de la patronal, lamentó la convocatoria de la huelga, argumentando que “no hay razón objetiva” para el paro, dado el riesgo de perder contratos estratégicos en un momento de alta carga de trabajo para el sector naval y aeroespacial.
Un sector en auge, pero con demandas pendientes
La huelga llega en un contexto paradójico: las empresas tractoras de la provincia, como Navantia, Dragados Offshore y Airbus, atraviesan un momento de gran actividad. En el astillero de Cádiz, se trabaja en la reparación de la fragata Numancia y el crucero Carnival Liberty. En Puerto Real, Navantia avanza en la construcción de un BAM-IS y una jacket para Ocean Winds, mientras que en San Fernando se construyen tres corbetas para Arabia Saudí y un patrullero para Marruecos. Dragados Offshore, por su parte, está a pleno rendimiento con las plataformas eólicas Borwin 4 y Dolwin 4.
Este auge económico contrasta con las demandas de los trabajadores, que denuncian condiciones laborales precarias, salarios que no compensan la inflación y una doble escala salarial que genera desigualdades. Antonio Montoro, de UGT, señaló: “La patronal está echando a perder a este pueblo. Esta movilización podría evitarse si cumplieran con lo que pedimos, que es justo”. Pedro Lloret, de CCOO, añadió que la huelga no es un capricho, sino una respuesta a la “inflexibilidad” de Femca.
La memoria de la huelga de 2021, que duró nueve días y dejó imágenes de enfrentamientos y barricadas, está muy presente. Aquella movilización, también por la renovación del convenio, culminó con un preacuerdo ratificado el 24 de noviembre, pero los trabajadores sienten que los avances logrados entonces no se han consolidado. La amenaza de una huelga indefinida a partir del 23 de junio refleja la determinación del sector de no ceder en sus demandas.
La respuesta de las autoridades y la sociedad
La Subdelegación del Gobierno en Cádiz activó un fuerte dispositivo policial para garantizar la seguridad y la movilidad, con unidades de intervención policial (UIP) y de prevención y reacción (UPR) desplegadas en la Bahía y el Campo de Gibraltar. La presencia policial, sin embargo, no evitó los enfrentamientos, especialmente en zonas como la barriada de Loreto, el entorno del estadio Nuevo Mirandilla y Río San Pedro en Puerto Real.
La sociedad gaditana, acostumbrada a las movilizaciones del sector, mostró una mezcla de apoyo y preocupación. En redes sociales, mensajes como el de @Accountable2019, que expresó “todo el apoyo a los más de 25.000 obreros del metal en Cádiz en huelga”, convivían con críticas a la represión policial. @FonsiLoaiza denunció la “violencia policial” contra los trabajadores, mientras que medios como @telediario_tve y @el_pais destacaron la intensidad de las protestas y su impacto en la ciudad.
El alcalde de Cádiz, José María González “Kichi”, quien en 2021 pidió la dimisión del subdelegado del Gobierno por la respuesta policial, no se ha pronunciado aún sobre esta jornada, pero la memoria de su crítica a las “cargas desproporcionadas” sigue resonando. La provincia, con una tasa de paro que supera el 23% en algunos municipios, vive estas protestas como un reflejo de un malestar socioeconómico más amplio.
Un futuro incierto
A medida que la tarde avanzaba, la normalidad regresó parcialmente a Cádiz. Los puentes recuperaron la circulación, y el tráfico en la avenida principal fluía con tranquilidad, aunque los cristales rotos en el asfalto y el olor a quemado recordaban los momentos de mayor tensión.
La segunda jornada de huelga, prevista para el jueves 19 de junio, promete mantener la presión sobre la patronal. Si no se alcanza un acuerdo en los próximos días, la amenaza de una huelga indefinida a partir del 23 de junio podría paralizar aún más la actividad en un sector clave para la economía gaditana. Los trabajadores, agotados pero decididos, advierten: “No tenemos miedo, estamos cansados de esta situación”.
En un contexto de alta carga de trabajo y crecimiento en el sector naval y aeroespacial, la huelga del metal en Cádiz pone de manifiesto las tensiones entre el desarrollo económico y las condiciones laborales. Mientras las barricadas arden y las consignas resuenan, la Bahía de Cádiz vuelve a ser el epicentro de una lucha que trasciende lo laboral y se convierte en un grito por la dignidad. El desenlace de este conflicto dependerá de la capacidad de diálogo entre sindicatos y patronal, pero, por ahora, las calles de Cádiz siguen siendo el escenario de una batalla que no da tregua.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.