En contra de lo que creía el Estado Mayor de la Defensa y la OTAN, la fragata de la Armada rusa Almirante Gorshkov no se ha adentrado en el Mediterráneo por el estrecho de Gibraltar, sino que ha virado “inesperadamente” para incurrir en el Atlántico, ubicándose actualmente cerca de las Islas Bermudas, a unos 1500 quilómetros de territorio estadounidense y pronto estará “en rango de ataque”, según informa el tabloide británico The Sun.

La semana pasada Defensa informó de una operación de control y monitoreo de dicha fragata frente a las costas de Ferrol. La nave rusa venía surcando el Océano. Primero fue detectada por la Royal Navy a principios de mes cruzando el Canal de la Mancha y, a continuación, se detectó en aguas francesas, desde donde penetró en zona de interés española. Tras abandonar la las costas gallegas se adentró en zona portuguesa. Entonces, los mandos de la OTAN creyeron que pondría rumbo sur para adentrarse, a través de Gibraltar, en el mar Mediterráneo con la intención de alcanzar el Mar Negro. Otra teoría que se barajaba es que la Gorshkov siguiera una navegación circundante a costas africanas. Obviamente, los informes de inteligencia fallaron.

Monitoreo por radar de la fragata rusa.

El buque ruso está armado con misiles hipersónicos “imparables” Zircón (7.000 mph), capaces de transportar cabezas nucleares, con un alcance aproximado de 1500 quilómetros. La fragata también lleva misiles Kalibr, un tipo utilizado en la guerra de Rusia en Ucrania.

El giro de la fragata Almirante Gorshkov coincide con el anuncio de varios países de la OTAN -entre los que se cuenta a España- de enviar tanques blindados a Ucrania para fortalecer al ejército de Zelenski.

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