altLa Fiesta Mayor de Gracia se ha convertido en una celebración tradicional de interés nacional que cada año atrae a miles de personas. Josep Fornés, patrón de la Fundación Fiesta Mayor de Gracia,

 

 

 

La Fiesta Mayor de Gracia se ha convertido en una celebración tradicional de interés nacional que cada año atrae a miles de personas. Josep Fornés, patrón de la Fundación Fiesta Mayor de Gracia, define la celebración y pone al descubierto algunos de los problemas a los que últimamente deben hacer frente los protagonistas de la fiesta, los vecinos.

 

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Desde el dia 15  hasta el miércoles 21 de agosto, el emblemático barrio de Gracia está de enhorabuena. Se celebran sus fiestas mayores, y toda la zona se enfunda sus mejores galas para la celebración. Como cada año, un determinado número de calles se adornan con diferentes motivos temáticos, entre los que, en esta ocasión, destacan algunos como un fondo oceánico o un improvisado Parque Jurásico.

 

Josep Fornés, director del Museo Etnológico de Cataluña y patrón de la Fundación Privada Fiesta Mayor de Gracia, define la celebración como “un estado de excepción popular” donde los vecinos salen a la calle a compartir la festividad y a disfrutar de los días grandes de su barrio. Un barrio que trabaja durante todo el año y que lucha contra cualquier obstáculo para poder celebrar su semana grande.

 

¿Qué es la Fiesta Mayor de Gracia?

 

La Fiesta Mayor de Gracia constituye un estado de excepción popular y conlleva directamente el ejercicio de las libertades públicas. Estamos en un momento conflictivo en el que la fiesta se contradice con la norma. Toda fiesta popular constituye una transgresión de norma y, por tanto, es un estado de excepción popular. Un estado en el que, de alguna forma, se permiten ciertas libertades que, fuera de la fiesta, están prohibidas, a pesar de ser libertades públicas.

 

¿A qué norma se refiere?

 

A la norma o normativa que, basada en un modelo burgués y clasista, pone impedimentos y restringe la fiesta y cualquier otro modo de ocio popular. Actividades tan simples como el uso y disfrute de la playa libre. Recientemente, en Tarragona, un grupo de gente corriente, una familia, acude a la playa con sus mesas y sus sillas y se adueña del espacio público. Este acto, legítimo en un espacio público, por definición, un espacio del pueblo, ha generado un gran revuelo, por la imagen que causa el populacho junto al chiringuito de playa.

 

¿Qué limitaciones establece esta norma?

 

La normativa de fiestas define y limita la fiesta popular en términos más propios de una fiesta privada. En el caso de la Fiesta Mayor de Gracia, esta norma controla estrictamente el uso individual de la pirotecnia, por ejemplo. La organización de fiestas populares también está regulada por esta norma. Esta norma establece que un espacio festivo debe estar asegurado. Ese seguro puede llegar a costar 400.000 euros, cantidad de dinero que se abona por los vecinos, como si de una discoteca se tratase.

 

¿Qué dice la ley al respecto?

 

El carácter público lo ampara la Constitución Española, el Código Civil Español y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Por lo tanto, están pervirtiendo la ley con normas clasistas que están acotando, con las fiestas populares, pequeños espacios de permisividad.

 

¿Qué se permite en la Fiesta Mayor de Gracia que se prohíbe fuera de ella?

 

Beber por la calle, por ejemplo. En Barcelona, y en la gran mayoría de ciudades, beber una cerveza por la calle está prohibido. Sin embargo, durante las Fiestas de Gracia, y sólo en el espacio delimitado como tal, se permite beber. A pesar de ello, cualquier vecino al que le moleste la música, el ruido o la gente, puede elevar una queja y ser considerada como una denuncia fuera de la festividad. Esto provoca tensiones entre los vecinos, que se sienten desamparados en sus propias fiestas.

 

No todo el mundo comparte el gusto por las fiestas.

 

Claro que no. Hay a quien no le gusta la fiesta popular, ni el uso libre del espacio público en fiestas. A pesar de ello, un vecino que viene a vivir a Gracia, sabe que tendrá que afrontar una fiesta, porque se trata de una fiesta popular, hecha por y para el pueblo.

 

alt¿Existe el riesgo de que las fiestas populares se conviertan en fiestas privadas?

 

Es un riesgo real. El uso privado del espacio ya es un hecho, delimitando las fiestas en terrazas de bares o chiringuitos de playa. No se permite beber por la calle, pero en la terraza de un bar. Sigue siendo la calle, ¿por qué ahí y en la acera de enfrente no? Porque los bares pagan impuestos. ¿Qué hay de malo que un grupo de jóvenes charlen en un parque mientras beben cerveza? ¿A caso no hacen lo mismo en la terraza de un bar?

 

La Fiesta Mayor de Gracia se ha convertido en un reclamo turístico. ¿Cómo se acepta entre los vecinos?

 

La afluencia de turistas en Gracia se entiende como un reconocimiento de los vecinos y su fiesta. Los turistas disfrutan de la fiesta como los vecinos, y lo pasan en grande en nuestras calles. Para los organizadores de la fiesta, acoger a tantos turistas se convierte en un reto, ya que pueden ser centenares los que acuden a la celebración en un mismo día.

 

Desde su creación, la Fiesta Mayor de Gracia ha sufrido altos y bajos. ¿A qué se debe?

 

Son varios los factores que determinan las fiestas. Después de la Guerra Civil, la fiesta tuvo una gran subida, llegando a adornar 100 calles, frente a las 17 de este año. Esto se debe a que, después de la Guerra, la gente sentía la necesidad de normalizar, reconstruir y retomar su vida. La fiesta sirvió para poder utilizar de nuevo el espacio público, y se acogió con gran fuerza.

 

Los momentos bajos en la fiesta tienen que ver con el aburguesamiento. Cuando la gente cuenta en su casa con un espacio habitable y agradable, sale menos a la calle. La fiesta en la calle conlleva compartir muchas cosas, realizar grandes esfuerzos, y según en qué momento, esto es más o menos aceptado.

 

¿La economía también afecta a la Fiesta Mayor de Gracia?

 

No tanto la economía como la responsabilidad que se deposita en los organizadores, los vecinos. El pago del seguro, una cuantía exagerada, puede limitar los vecinos que se presten voluntariamente a organizar la fiesta, pero la responsabilidad que supone es un factor más fuerte. Cada vez son más las exigencias que se les pide a los vecinos, y esto supone nuevos obstáculos cada año.

 

A pesar de esos obstáculos, los vecinos siguen apostando por la fiesta, y cada vez son más los jóvenes que se apuntan como voluntarios para su organización.

 

La decoración, la organización, la temática de cada año. Todo se elige y se crea entre los vecinos. Las mujeres mayores son las que llevan el mando. Ellas tienen la voz cantante, y son las que crea artesanalmente todos y cada uno de los detalles. Los jóvenes cada vez son más numerosos, apoyando la labor y colaborando con sus vecinos. Todos ellos son los protagonistas de la fiesta.

 

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