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Barcelona ha sido otro de los epicentros de protesta por los afectados de las preferentes durante esta semana. Este jueves la sede del BBVA de Plaça Catalunya constituyó el punto de encuentro para protestar contra el producto de alto riesgo bancario que ha dejado a miles de clientes sin sus ahorros. El pacto entre el PP y el PSOE no ha constituido una medida efectiva puesto que la gran mayoría de los afectados no tienen garantías de que vayan a devolverles el 100% de su dinero. Los manifestantes desfilaron por el centro de Barcelona a grito de “la banca roba y el gobierno colabora” y terminaron en la sede central de Catalunya Caixa.

Los dos partidos líderes han creado una comisión de seguimiento con el fin de evaluar el perfil de cada afectado y acudir a un arbitraje que le permita conseguir todos sus ahorros. De esta manera, se pretenden estudiar las condiciones que se establecieron para la formalización de la compra con el objetivo de demostrar que la persona fue engañada por su banco. Algunos de los clientes de la actual CaixaBank ya han empezado a recuperar sus ahorros, pero los que comercializaron a través de Catalunya Caixa o Bankia tienen muchas más dificultades.

Cada afectado vivió de una forma diferente la presunta estafa pero todos ellos aseguran que han sido engañados por altos cargos de dirección de las que fueran Cajas de Ahorros, con los que mantenían años de relación y en los que tenían depositada su confianza. Además, ninguno fue informado sobre la imposibilidad de poder recuperar su dinero y fue a través de las plataformas de protesta la forma por la que muchos de los afectados se enteraron de la supuesta trampa en la que habían caído.

Los de CaixaBank ven luz verde

Javier fue uno de los afectados que contaba con una Caja de Pensiones en una de las sucursales; no obstante la subdirectora, con la que mantenía una relación de casi seis años, le presentó un producto financiero en el que le garantizaba aumentar sus ahorros al tener mayores intereses. “Me dijeron que en 24 y 48 horas si quería el dinero lo tendría, pero no pensé nada más. A finales del 2011 me enteré de que se trataba de las preferentes”, asegura Javier.

El problema, remarca, es que ofrecen un contrato excesivamente largo, lleno de tecnicismos, pero no explican las consecuencias del producto. “Si me llegan a decir cuando me lo venden que era un producto perpetuo… No podía sacarlo ni a los cinco ni a los diez años. Estaba firmando algo que no sabía lo que era” se queja el afectado. De esta forma, numerosos clientes en la misma situación formaron una plataforma con alrededor de cien personas y ahora los que lo comercializaron a través de La Caixa les están devolviendo el dinero. “Al resto de afectados con Catalunya Caixa o Bankia están teniendo más problemas porque están intervenidas, dicen que no hay dinero y de momento no están llegando a ningún acuerdo”.

Después de la mala experiencia, Javier no tiene su dinero en CaixaBank sino en la Caja de Ingenieros: “es una cooperativa que funciona de una manera diferente y al menos no han realizado estafas como los otros”. Respecto al nuevo pacto entre PP y PSOE Javier considera que los líderes políticos tienen mala conciencia y que están haciendo simplemente el paripé.

Los clientes preferentes de Catalunya Caixa

“Yo, como todo el mundo, pensaba que había puesto mi dinero en un plazo fijo”, afirma María, una de las afectadas a través de Catalunya Caixa. Le aseguraron que era una clienta preferente y por ello le vendieron un producto en el que supuestamente los intereses serían mayores. “Al principio los intereses llegaron al 5,25% pero empezaron a bajar y tan sólo recibía un 1,5%”. La confianza con los directivos de la caja la embarcaron en el tóxico producto financiero; no obstante, al mismo tiempo, que perdió su trabajo empezó a enterarse a través de las noticias de qué eran las preferentes y descubrió que no podía sacar sus ahorros.

Cuando quiso sacar el dinero del producto financiero, porque estaban bajando los intereses, le dijeron que tenía que venderlo y finalmente se dio la orden de venta pero no obtuvo ningún resultado. “Me dijeron que habían cerrado el mercado y que no se podía vender” afirma indignada. Una de las curiosidades del caso de María es que le hicieron firmar el test de idoneidad, por el que el cliente acepta que es consciente de qué trata el producto, siete años después de que tuviera la preferente. Una forma por la que Catalunya Caixa se aseguraba de contar con un documento en contra suya.

Ahora se ha acogido al arbitraje y le dieron de fecha el pasado 23 de enero por lo que está a la espera de que le digan qué va a pasar con sus ahorros. “Llevo un año angustiada, ha sido un abuso de confianza” concluye María.

“Ali Baba y los 40 ladrones”

Montserrat es otra de las afectadas que tenía sus ahorros en una cuenta corriente y el director de una de las sucursales de Catalunya Caixa le recomendó las subordinadas, otro producto financiero por el que le garantizaban un incremento en los intereses. “Había trabajado con él desde hacía tiempo y me dijo que era una tontería tener el dinero en la cuenta corriente”. Además, la afectada asegura que le confirmaron que podría sacar sus ingresos cuando quisiese, cuando no era cierto. De hecho hace dos meses lo intentó y le garantizaron la devolución del 100% de sus ahorros pero una vez cumplido el plazo, que era en 2015 y en 2020.

“Cuando volví me dijo que no podía sacar mis ahorros y además ya no cobraba intereses. Ahora el director me ha confirmado que si vamos a juicio él dirá que hace dos meses me aseguró que cobraría todo”. A falta de soluciones a Montserrat le han planteado que se lo devolverán en acciones, cuando Catalunya Caixa no cotiza: “¿en qué acciones me lo devolverán?, ¿en papel mojado? Soy ama de casa y ahora me hablan de productos tóxicos pero los únicos que yo conozco son el lavaplatos, el disolvente y el matarratas” confirma Montserrat con ironía.

Actualmente, todavía dispone de una cuenta en Catalunya Caixa pagando gastos de mantenimiento: “encima que me están robando los millones me hacen pagar la cuenta. Me están engañando, ya no me fio más de los bancos” terminado quejándose Montserrat.

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