altEl profesor y portavoz de la Plataforma Guanyem analiza los pasos a seguir en el proceso soberanista, tras la consulta del domingo y el interminable “ping pong” político entre Rajoy y Mas.

 

 

 

Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Barcelona, analista en diferentes medios y portavoz de la Plataforma Guanyempartido que busca una profunda renovación democrática en Barcelona-, Gerardo Pisarello analiza las claves del proceso soberanista tras la consulta del 9-N. Su agrupaciónsi bien no se posiciona con respecto a la independencia porque es una candidatura municipalista cuyos integrantes, además, provienen de muy diversas tradicionestampoco se mantiene ajena a la movilización ciudadana que vive en estos momentos Catalunya. “En el corazón de Guanyem está la defensa de los principios democráticos, por tanto el derecho a decidir sobre economía, salud, educación es su eje, y eso incluye también el derecho a decidir cómo una comunidad política quiere relacionarse con el Estado”, explica Pisarello. “La demanda de  un referéndum es algo muy razonable en ese sentido y Guanyem está a favor de que se celebre porque ve el proceso, además, como una oportunidad de poner en evidencia la crisis del régimen español”, añade. “Frente a un gobierno tan autoritario como el del PP mucha gente se plantea votar como una postura rupturista para poder redefinirlo todo, las bases constitucionales, socialespolíticas de la vida común”, concluye Pisarello. Mejor dicho, comienza

 

En opinión de buena parte de la prensa y en la del propio Artur Mas, la consulta fue “todo un éxito” ¿Cómo valora usted las cifras de participación del domingo

 

Se desbordaron las previsiones del Partido Popular e, incluso, la de la mayoría de formaciones en Catalunya, la movilización ciudadana fue mucho más lejos de los que se esperaba. La cantidad de gente que participó fue ligeramente superior a la suma de quienes votaron a todos los partidos soberanistas de las últimas elecciones. 2.300.000 personas es una clara muestra de que había un fuerte deseo entre la población de no ser derrotada por un gobierno que se empeña en coaccionar con amenazas, prohibiciones y descalificaciones. Fue una auténtica demanda democrática.

 

Sin embargo votó el 36 % del censo electoral. ¿Por qué cree que el 64 % restante no participó?

 

Yo creo que muchos no votaron porque entendían que la propuesta de Mas no respondía ni al referéndum con garantías que, según las encuestas, pide el 70 % de la población, ni a la Ley de consultas que se aprobó recientemente en el Parlamento de Catalunya.

 

También hay gente que no votó porque considera que lo que peor le hace al proceso soberanista es estar encabezado por un partido como Convergència i Unió (CIU), que está atravesado por procesos de corrupción y que aplica una política de recortes sociales tan o más dura que la de Rajoy. 

 

Más del 80 % votó “sí-sí”, ¿significa esto una clara mayoría en favor de la independencia?

 

Yo creo que era un “sí-sí” con mucho significado porque incluía a gente que genuinamente creía en la independencia y también a gente que consideraba esta opción como una forma de ruptura para abrir un proceso constituyente y redefinir las reglas del juego políticas y económicas.

Ante la segunda pregunta “¿quiere que ese Estado sea independiente?” hubo gente que respondió que sí para que Catalunya sea un Estado autónomo como cualquier otro, pero también hubo gente que lo escogió porque solo desde la igualdad es posible negociar un posterior acuerdo federal con el resto de España. 

 

¿Cree que fue una decisión acertada la de Artur Mas de convocar esta consulta alternativa tras la prohibición del referéndum por el Tribunal Constitucional?

 

En realidad, el Gobierno pidió la suspensión cautelar del procedimiento del día 9 al Tribunal Constitucional, pero este no se pronunció todavía sobre su inconstitucionalidad, ni siquiera lo hizo con respecto a la Ley de consultas aprobada en septiembre por el Parlament.

 

Así que la Generalitat se mueve en un terreno fronterizo con la desobediencia institucional pero dentro de un terreno que, de momento, se podría decir que es alegal.

 

Y ahora, tras el 9-N, el PP ha instado a la fiscalía a presentar una querella contra el Gobierno catalán…

 

Es un despropósito total, no hay ningún elemento que permita hablar de desobediencia ni de prevaricación. Por lo tanto, lo veo como una huída hacia adelante del PP que intenta utilizar a los tribunales para resolver un tema que, en realidad, es político. 

 

Además un referéndum como el que se está pidiendo podría caber perfectamente en la Constitución española. El Gobierno de Rajoy podría haber hecho muchas cosas para facilitarlo: transferir a las comunidades las competencias en materia de convocatorias de referéndum, impulsar una reforma constitucional… Pero no tuvo voluntad política, cuando la propia Constitución española reconoce el derecho a la ciudadanía de participar a través de sus representantes o de manera directa.

 

Lo paradójico es que Rajoy le ha respondido a Mas, después de la consulta, que la única manera de seguir adelante con el proceso sería, precisamente, que él le solicitase una reforma constitucional

 

Claro, él dice “que el Parlamento de Catalunya pida una reforma constitucional”, pero la otra parte de la frase es “a la que nosotros nos opondremos”. La reforma constitucional en España depende del acuerdo entre los dos grandes partidos en el ámbito estatal, o sea que Rajoy está ofreciendo una vía cerrada.

 

La verdad es que hay dos gobiernos que están usando el tema de la consulta como arma arrojadiza y el  peligro es que con ello se desoiga la voz de una parte importante de Catalunya que, de manera genuina, quiere ejercer el derecho a decidir. Así como al Gobierno conservador de CIU la causa soberanista le sirve para ocultar su corrupción y las medidas antisociales que aprueban, al Gobierno de Rajoy también le conviene mucho más agitar el problema de Catalunya que dar explicaciones.

 

Lo importante es tener presente que el proceso se ha llevado adelante gracias a una movilización ciudadana muy transversal y no olvidarse de que CIU hasta hace dos o tres años estaba a favor de un pacto fiscal, pero la consulta no le interesaba. Asumieron esta petición porque la demanda de una parte importante de la ciudadanía los obligó y porque vieron que podían sacar partido de ello.

 

Esquerra Republicana y el resto de formaciones soberanistas insisten en que no quieren seguir negociando con Rajoy y piden unas elecciones anticipadas. ¿Podría ser esta una salida al problema de la independencia?

 

Lo importante es mantenerse en la coherencia democrática y seguir pidiendo un referéndum con garantías legales. Unas elecciones anticipadas no pueden reemplazarlo porque en unos comicios se vota por partidos. Ahora bien, para que haya un referéndum necesariamente tiene que haber unas elecciones donde salga una mayoría mucho más clara de la que existe hoy a favor de esa consulta.

 

¿Está de acuerdo con la candidatura conjunta que propone Mas entre todos los partidos soberanistas?

 

Esas elecciones no pueden resolverse en clave de una lista de unidad patriótica, que es lo que querría Mas, porque eso supondría subordinar a la cuestión de la independencia todas las medidas en materia social, económica, etc, y eso no es aceptable. 

 

Ahora la prioridad es intentar que en Catalunya no gane un partido conservador como el que está ahora y, a la vez, que en España el interlocutor no sea un partido autoritario como el PP. Es un triple desafío, conseguir el referéndum y no tener en el gobierno dos partidos conservadores.

 

¿La independencia en sí garantizaría un cambio político dentro de Catalunya?

 

Cualquier proceso que permita que las decisiones se tomen en escalas más cercanas al ciudadano podría permitir una mayor democratización. Pero está claro que con eso no basta. Si esa descentralización no viene acompañada de políticas de redistribución de riquezas no tiene sentido. Además hay que tener en cuenta que también dependemos de la Unión Europea, que se está convirtiendo en un elemento de agresión hacia los pueblos de todo el continente. Por lo tanto es una batalla que se está librando en muchos campos simultáneamente. 

 

¿Cree que Rajoy en algún momento accederá al referéndum?

 

Pienso que haría falta una movilización social todavía más fuerte en Catalunya y un cambio más intenso en España, una España más cercana a la de Machado, Lorca o Hernández, que no esta con tantos tics protofranquistas como los del PP.

 

Habrá que esperar a las presidenciales del 2015, entonces…

 

No se sabe qué va a pasar, podría haber elecciones anticipadas incluso a nivel estatal. El régimen está más deslegitimado que nunca y esto está abriendo la posibilidad a procesos de cambio que antes eran impensables. Hace unos años la aparición de fuerzas renovadoras como Guanyem o Podemos y la lucha por un referéndum como una forma de profundización democrática parecían algo totalmente utópico pero la irrupción de estas nuevos partidos hace que eso sea hoy un horizonte mucho más factible.

 

Por tanto si el movimiento democrático que hay detrás de la lucha por el derecho a decidir coincide con el impulso democrático de mucha gente que quiere una alternativa al bipartidismo en toda España, puede haber una esperanza.

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