Bajo un cielo despejado y con el eco de consignas resonando en el corazón de la ciudad, miles de personas se congregaron este sábado en la Plaza de la Catedral de Barcelona para participar en una movilización histórica contra el genocidio en Gaza. La jornada, convocada por la plataforma PararLaGuerra.es y respaldada por más de 100 organizaciones y personalidades del mundo de la cultura, se enmarcó en una Jornada Estatal por el Fin del Genocidio en Palestina, que tuvo lugar simultáneamente en 125 ciudades de España. En un ambiente cargado de indignación contenida pero pacífica, los manifestantes exigieron un alto el fuego definitivo, el cese del comercio de armas con Israel y el fin de lo que califican como una “limpieza étnica” contra el pueblo palestino.
Un grito unificado por la paz
La Plaza de la Catedral se convirtió en el epicentro de la movilización en Barcelona. Miles de personas –19.000 según la Guardia Urbana, aunque los organizadores elevaron la cifra a 70.000– se reunieron para alzar la voz bajo el lema “Por una Paz Justa. Palestina Libre. Alto el Fuego Definitivo. Ni terrorismo, ni genocidio”. La manifestación, que se replicó en plazas de toda España, buscaba transformar la indignación colectiva en una acción contundente y solidaria, como rezaba el manifiesto de PararLaGuerra.
El acto comenzó con la presentación de un cartel creado por el reconocido artista Javier Mariscal, un símbolo visual que capturó la esencia de la protesta: una denuncia al horror humanitario en Gaza y una llamada a la acción global. Los directores de cine Susana Guardiola y Joaquín Oristrell, presentes en el acto, leyeron la “Declaración por el Fin del Genocidio”, un texto firmado por figuras como Pedro Almodóvar, Miguel Poveda, Ariadna Gil, Elvira Lindo y Silvia Pérez Cruz, entre otros. El manifiesto denunciaba que “lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio que tiene como objetivo final el exterminio y la limpieza étnica de más de dos millones de gazatíes, la mitad de los cuales son menores”.
La plaza se llenó de banderas palestinas ondeando al viento, pancartas con mensajes como “Israel asesina, Europa patrocina” y “No es una guerra, es un genocidio”, y kufiyas –el tradicional pañuelo palestino– al cuello de los asistentes. Entre la multitud, se podían ver familias árabes residentes en Barcelona, activistas de movimientos sociales, estudiantes, representantes de partidos políticos como la CUP y Comuns-Sumar, y ciudadanos de a pie, unidos por un sentimiento común de rechazo a la violencia desmedida en Gaza.
El contexto: una tragedia que no cesa
La movilización de este 14 de junio se produce en un momento crítico del conflicto en Gaza, donde la ofensiva israelí, iniciada tras los ataques de Hamás el 7 de octubre de 2023, ha dejado un saldo devastador. Según datos de la ONU, más de 50.000 personas han perdido la vida, y millones han sido desplazadas de sus hogares. Los bombardeos israelíes han destruido hospitales, escuelas, refugios y campos de cultivo, mientras el asedio ha condenado a la población a una hambruna generalizada. La plataforma PararLaGuerra denunció en su manifiesto que “todos los días, las tropas de Israel perpetran un sinfín de crímenes de guerra” y que el bloqueo humanitario pone en riesgo la vida de 14.000 bebés si la ayuda no llega a tiempo.
En este contexto, la manifestación en Barcelona no solo buscaba visibilizar la tragedia palestina, sino también señalar la complicidad de gobiernos occidentales, incluida la Unión Europea y España, en el conflicto. Los organizadores criticaron duramente la continuidad del comercio de armas con Israel, citando que España ha autorizado exportaciones por valor de 137 millones de euros desde el año 2000. También se cuestionó la oficina de ACCIÓ, organismo de la Generalitat para la internacionalización de empresas catalanas, en Tel Aviv, exigiendo su cierre inmediato como símbolo de ruptura con las relaciones económicas con Israel.
El recorrido: de la Catedral a la Plaza Sant Jaume
Tras la lectura del manifiesto, la marcha comenzó a moverse desde la Plaza de la Catedral hacia la Plaza Sant Jaume, corazón político de Barcelona. Los manifestantes, liderados por una gran pancarta con el lema “Contra los genocidios y el colonialismo, parémoslo todo”, avanzaron por las calles del Barrio Gótico coreando consignas como “Boicot a Israel”, “Free, free Palestine” y “Generalitat, prou complicitat”. La presencia de cánticos en árabe y pancartas en varios idiomas reflejaba la diversidad de los asistentes, desde comunidades palestinas y libanesas hasta activistas internacionales.
A lo largo del recorrido, la manifestación pasó frente a la sede de la Comisión Europea en Barcelona, donde los asistentes detuvieron la marcha para señalar la “complicidad” de las instituciones europeas en el conflicto. “Europa patrocina” fue uno de los gritos más repetidos, en referencia al apoyo político y económico que la UE sigue brindando a Israel, a pesar de las denuncias de violaciones al derecho internacional. La marcha también se detuvo frente al edificio del Departamento de Interior de la Generalitat, donde se escucharon críticas directas al gobierno catalán por no tomar medidas más contundentes contra Israel.
La movilización transcurrió sin incidentes, custodiada por un discreto dispositivo de los Mossos d’Esquadra. A diferencia de protestas anteriores, como la ocupación de un hotel propiedad de un empresario israelí en 2023, que generó controversia y acusaciones de antisemitismo por parte de la embajada israelí, la jornada de este sábado se mantuvo estrictamente pacífica, centrada en la denuncia humanitaria y la exigencia de justicia.
Voces desde la calle
Entre los manifestantes, las historias personales añadían peso emocional a la protesta. Salah Jamal, representante de la Comunitat Palestina de Catalunya, compartió su testimonio: “Llevo 53 años en España, pero mi corazón está con mi pueblo en Gaza. No podemos seguir siendo cómplices de un estado que comete genocidio. España dice ser amiga de Palestina, pero mantiene negocios con Israel. Esto debe acabar”. Su mensaje resonó entre los asistentes, muchos de los cuales portaban carteles con frases como “Quién iba a decir que los descendientes del holocausto provocarían un genocidio”.
Aya, una joven estudiante, explicó su participación: “Estoy aquí porque el patrimonio intelectual de Gaza está siendo destruido. No hay escuelas, no hay universidades, no hay futuro para los niños. Occidente se ha quitado la máscara al permitir esto”. Por su parte, Fernando, un jubilado de 63 años, expresó su frustración: “Nuestros gobiernos nos hacen cómplices al no actuar. No podemos normalizar este horror”.
Un movimiento global
La manifestación en Barcelona no fue un evento aislado. Formó parte de una ola de movilizaciones globales que han surgido desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza. En ciudades como Londres, Dublín, Kuala Lumpur y Dakar, miles de personas han salido a las calles en los últimos meses para exigir el fin del conflicto y sanciones a Israel. En España, las protestas se han intensificado desde octubre de 2023, con marchas masivas en Madrid, Valencia y otras ciudades, muchas de ellas convocadas por la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (RESCOP).
El 14 de junio también coincidió con otras acciones en el país, como concentraciones en Madrid, Valencia y Granada, todas bajo el mismo lema de “Por una Paz Justa”. La plataforma PararLaGuerra ha creado un listado interactivo con los puntos de partida de las 125 convocatorias, facilitando la participación masiva. Además, el movimiento ha ganado el respaldo de figuras públicas, desde artistas hasta sindicatos como USO, que llamó a llenar las plazas de España en esta jornada de solidaridad.
Reacciones y controversias
La protesta no estuvo exenta de críticas. La embajada de Israel en España ha calificado en el pasado manifestaciones similares como “apología del terrorismo” o “incitación al odio”. En esta ocasión, no se reportaron reacciones oficiales inmediatas, pero el precedente de 2023, cuando la ocupación de un hotel en Barcelona fue señalada como un “acto antisemita” por la embajadora israelí, sugiere que la narrativa oficial de Israel podría volver a chocar con las demandas de los manifestantes. Por su parte, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha defendido en el pasado el diálogo entre las comunidades musulmana y judía de la ciudad, condenando cualquier acto de violencia o señalamiento.
La manifestación concluyó en la Plaza Sant Jaume con la lectura de poemas y un minuto de silencio en homenaje a las víctimas de Gaza, incluyendo a los periodistas que han perdido la vida documentando el conflicto. Los organizadores insistieron en que esta no será la última movilización. Con otras protestas previstas para los próximos días, como la Marcha Global a Gaza el 15 de junio y una manifestación en Madrid el 20 de junio, el movimiento por Palestina en España promete mantener la presión.
En un mundo donde la indiferencia y el silencio pueden ser cómplices, la jornada del 14 de junio en Barcelona fue un recordatorio de que la solidaridad sigue siendo una fuerza poderosa. Miles de voces se unieron para decir “basta” a la violencia, al colonialismo y a la complicidad internacional. Mientras las banderas palestinas ondeaban frente a la Catedral, el mensaje fue claro: la lucha por la justicia en Palestina no se detendrá hasta que se haga realidad una paz justa y duradera.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.