La escena política catalana aguarda cambios trascendentales en el reparto de los papeles protagonistas. A punto de lograr lo que hace apenas un año era a todas luces inimaginable -esto es, erigirse como partido central en la política catalana-, el Partido Popular de Catalunya (PPC) muestra una prudencia superlativa. Este echarle agua al vino no esconde los dos factores principales que han llevado al PPC a las puertas de la gloria (y por ende, de La Moncloa): uno externo, como es la gestión de la crisis económica de un PSOE en barrena; y otro de carácter interno, que remite a una historia de superación, de confianza sin fisuras en el propio proyecto. Y sin duda, este es el caso de Sánchez-Camacho, a quien los números, de momento, avalan.

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Las encuestas prevén un 21-N triunfal para el PP, incluso en Catalunya, tierra tradicionalmente desafecta para el credo de la formación de Rajoy. Según los sondeos, se produciría un empate técnico en Catalunya entre PSC, PP y CiU. De confirmarse tal hazaña popular, el asalto a la Moncloa sería un desfile de la victoria. No obstante, Alicia Sánchez-Camacho se resiste a lanzar las campanas al vuelo: “Soy muy prudente ante cualquier encuesta, ya sea en las que nos va bien o en las que no nos va bien. Lo importante es seguir haciendo lo que venimos haciendo en los últimos 3 años: ofrecer una alternativa de cambio real y de progreso para Catalunya. Pero oigan, ¿el Partido Popular no perjudicaba los intereses de Catalunya? La lideresa blandense no titubea: “Lo que ha perjudicado a Catalunya han sido las políticas socialistas de Zapatero y del gobierno del tripartit.

A vueltas con Duran i Lleida  

Ante las declaraciones de Duran i Lleidaen las que criticaba la política subsidiaria que alienta el PER (Plan de Empleo Rural) en las comunidades sureñas del estado español, Sánchez Camacho recomendó “calma y tranquilidad” al portavoz de CiU en el Congreso, sentenciando que “no es bueno incitar al odio entre pueblos por un montón de votos”. Y en relación a las políticas de subvención y subsidio, Sánchez-Camacho atacó a CiU al considerar que esta formación aporta financiamiento público a entidades de ideología afín y embajadas en el extranjero, “mientras recortan la sanidad pública catalana de forma injusta y salvaje”. La presidenta del PPC se posicionó en contra de los recortes que el govern dels millors está ejecutando en Catalunya: “Los presupuestos de 2012 deben dejar de ser los presupuestos de los recortes indiscriminados y lineales. Y deben ser los presupuestos de la recuperación económica, estableciendo las bases para que Catalunya comience a crecer y a crear ocupación”.

El horizonte próximo

Si alguien se pregunta cómo se conseguirá crear nuevos puestos de trabajo, tratando de cerrar la boca a ese agujero negro insaciable en que se ha convertido el paro, Sánchez-Camacho adelanta parte de la receta: “Nuestra propuesta es la presentación de una gran reforma laboral, que consideramos que es necesaria para la pequeña y mediana empresa catalana. En esta reforma se primará el convenio de empresa, para que el pequeño empresario tenga capacidad para la reorganización horaria, de su propia jornada y sus condiciones laborales”. La reforma propuesta por el PPC, en otras palabras, señala un camino claro: “Flexibilizar el mercado laboral, ayudando con reformas e incentivos fiscales” para beneficiar a la pequeña empresa, a los autónomos y a los parados.

CiU y PSC, y no necesariamente por este orden

Sánchez-Camacho, en clave catalana -y a pesar de la prudencia mostrada, en relación directa al empate técnico pronosticado por los sondeos-, fue desigual en el reparto de críticas a sus dos adversarios principales: el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) y Convergència i Unió (CiU). Aquello que antaño fue denominado ‘cinturón rojo de Barcelona’, apunta a una muda de color: digamos hacia un azul más popular. No quedan castillos inexpugnables. La presidenta del PPC tan sólo dedicó un mensaje directo al PSC, y ni tan siquiera a sus dirigentes, sino a sus votantes: “El PSC vive en una contradicción, y sus propios votantes se han dado cuenta que les han engañado, que les han traído más paro, más pobreza, más inestabilidad y menos oportunidades” .

La lideresa blandense concentró la mayor parte de sus ataques en CiU, en un alarde de poderío que no hace más que confirmar la creciente autoestima del PPC. Sánchez-Camacho conminó al president Artur Mas a sumarse a “la petición urgente de las Comunidades Autónomas gobernadas por el PP para que se convoque el Consejo de Política Fiscal y Financiera, porque, ante la elaboración de los presupuestos para Catalunya y el resto de CC.AA., no sabemos la cantidad de ingresos y esto impide la realización de unos presupuestos eficaces para salir de la crisis”. Sánchez-Camacho recordó que la realización de los presupuestos de la Generalitat de Catalunya están condicionados “en parte por los presupuestos del estado”. Y exigió al president Mas que no se excuse en Zapatero “para no presentar los presupuestos a los que está obligado en Catalunya.

Por último cuestionada sobre la medida anunciada por el president Mas, relativa a la supresión de la paga extra de Navidad de los altos cargos de la Administración Pública, Sánchez-Camachó la tildó de “ejemplar”. No obstante, la presidenta del PPC consideró que este dinero público debía tener un destino alternativo: “Estamos de acuerdo con la supresión de la paga extra de Navidad, pero solicitamos que los sueldos de los diputados del PPC vayan destinados a Cáritas y otras entidades sociales que atienden a los más desfavorecidos en Catalunya. No queremos que se realicen ajustes al presupuesto, para que el Govern destine el dinero a subvenciones ideológicas, siga doblando el dinero que manda al extranjero para subvencionar el catalán….

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