Desde hace cuatro años las farmacias catalanas han sufrido graves retrasos en el pago por parte de la Generalitat. En estos momentos, la deuda de la Generalitat con estas empresas asciende a 330 millones de euros, pues los farmacéuticos no reciben ni un euro desde el mes de julio, cuando se efectuó el último pago. En esta complicada situación se encuentra Ana Sanz, propietaria de la conocida como Antigua Farmacia de Ana María Álvarez Montesinos en la Eixample Esquerra. A Sanz le deben ya 40.000 euros y recuerda que ella ha tenido que poner 50.000 euros de su bolsillo para poder vender medicamentos. “Los farmacéuticos no tenemos clientes, tenemos pacientes”, declara. Por su parte el vicepresidente del Col·legi de Farmacèutics de Barcelona  (COFB), Francesc Pla Santamans, advierte que la situación es muy grave y continua y que hasta un 15% de las farmacias de Cataluña están muy endeudadas.

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No es la primera vez que se producen retrasos en el pago a las farmacias por parte de las administraciones…

No. Es una situación difícil con la que se encuentran los farmacéuticos desde hace cuatro años. La falta de liquidez en el sistema concertado sanitario o sociosanitario provoca problemas de tesorería y las administraciones optan por pasar la pelota a los proveedores. Tengo que decir, con toda contundencia, que esto es ilegal, porque hay una ley que explícitamente prohíbe que las administraciones paguen más allá de los 30 días a los proveedores. Es una ley que entró en vigor hace un año por parte de una directiva de la Unión Europea porque, evidentemente, la morosidad de las administraciones es un cáncer que se ha cargado centenares y miles de empresas en este país. No es cuestión de si es malo o no, es que es ilegal.

¿Cuántas farmacias se han visto obligadas a cerrar en Cataluña?

Una veintena. El caso de la farmacia es tan sencillo como entender que los medicamentos que hay en las estanterías, los ha tenido que comprar y pagar el farmacéutico. Y si no los tiene en la estantería no puede dispensarlos. Si no entra dinero, ese medicamento ha sido comprado con su propio dinero, de su bolsillo. Y cuando el bolsillo no da para más, se tiene que buscar el crédito en otra parte, en los bancos que, evidentemente, no te lo dejan gratis. Pero también llega un momento en el que tampoco te dejan más dinero.

¿Le preocupa el proceso independentista?

Especialmente nos preocupa el año que viene porque si no varía el marco de condiciones de financiación y presupuestarias, ¿qué cambiará? ¿qué esperamos que pase? Las consecuencias ya las sabemos porque es un problema constante durante estos cuatro años.

Pero en este tiempo habéis tenido dos momentos muy críticos, por ejemplo hace dos años.

, porque dependiendo de la liquidad y de cómo llega el dinero, puedes llegar a un momento máximo de cuatro meses de deuda. En estos momentos la idea es clara: los medicamentos que dispensamos en las farmacias durante el mes de agosto aún no se nos han pagado hoy. El último pago de las recetas fue en julio.

¿Tenéis alguna alarma de farmacias que estén a punto de cerrar?

Hay farmacias que están muy apuradas. El 10 o 15% están muy endeudadas proporcionalmente a la capacidad económica de la farmacia. Aquí puede haber más de una razón porque la situación de cada uno es diferente. Por ejemplo, si uno ha comprado la farmacia y ha tenido que pedir un crédito para adquirirla y la facturación es baja, esa farmacia está sufriendo económicamente y financieramente más que otra que esté más consolidada. Es decir, hay otros factores. Lo que es seguro es que el impago afecta a todas.

¿Cuál sería la solución?

Que haya suficiente financiación. Aquí entrarían ya decisiones políticas y yo no querría entrar en este tema. Un Estado, sea cual sea, tiene que plantearse cuestiones como qué se prioriza. Lo que es evidente es que el sistema de financiación es insuficiente o incorrecto. No es correcto porque no llega suficiente liquidez. También es incorrecto como está presupuestada la partida de farmacia, porque es una partida que está presupuestada con los presupuestos de la Generalitat en unos 950 millones y se gastan 1.300. Esto ha sido así desde hace cuatro años.

Antes ha hecho referencia a la facturación. ¿Ha bajado?

. La farmacia, en estos años, ha bajado la facturación en un 30%.

¿Por qué?

Porque los medicamentos han bajado mucho de precio, se han reducido los márgenes y hay una política claramente restrictiva de control del gasto farmacéutico. La realidad es que se dispensan medicamentos por valor de 1.325 millones de euros al año en Cataluña y en el presupuesto de la Generalitat hay 950 de presupuestados. Lo que ha pasado en Cataluña es que siempre se ha funcionado con visa oro, aumentando el déficit y los problemas económicos. Esto se ha acabado y ahora es cuando toca hacer unos presupuestos realistas. Si usted hace un presupuesto de 900 millones, explique cómo gastará 400 millones menos de medicamentos que los que gasta. Pero no piense que para que cuadren los números con 900 millones, usted gastará esta cantidad porque acabará gastando 1.300. Y si gasta 1.300 euros y tiene presupuestados 900, aquí tiene un déficit. La solución es un sistema de financiación y presupuestos correctos y suficientes.

altDesde esta perspectiva, ¿sobran farmacias?

El modelo de farmacia en Cataluña y en España es regulado por una ley del Parlamento y, por tanto, la ubicación y la cantidad de farmacias están planificadas. Pero diría que sobran. No hay lugares en los que no haya farmacias y de ninguna manera hay sectores desatendidos. Esta es una de las virtudes del modelo.

¿Les preocupa que los medicamentos se vendan en los supermercados?

Más que una preocupación, nosotros creemos que es un error. Es aquel que quiere cambiar la situación quien tiene que decir qué ventajas comportarían para la sociedad. También tendría que preguntarse ¿tienen mejores niveles de salud los países en los que se ha sacado la exclusividad a las farmacias? ¿O aquí de lo que se trata es de abrir el mercado a operadores diferentes que tienen unos intereses? Los farmacéuticos creemos que supondría asumir muchos más riesgos que no beneficios para la salud.

¿A qué riesgos se refiere?

El acceso al medicamento estaría en un ámbito notablemente menos controlado que el de una farmacia. Por ejemplo, en una farmacia el paciente que va a buscar un medicamento para el resfriado es atendido por el experto y, además, está más o menos sistematizado. Es decir, el farmacéutico sabe que esa persona tiene hipertensión porque despacha las recetas del médico y, en consecuencia, podrá recetarle un medicamento alternativo que no interfiera con su hipertensión. Además, el paciente y el farmacéutico pueden interactuar de forma inmediata ante posibles dudas o contraindicaciones. Hay una relación de proximidad y es el hecho de que no estás hablando con un vendedor, sino con un experto. Yo me pregunto: ¿por qué romper legalmente esto? ¿qué ventajas tiene?

¿Los consumidores notan esta situación problemática en la que se encuentran las farmacias?

. De hecho, hay gente que dice “este medicamento no me lo llevo porque no te lo pagan y no hace falta”. Lo hemos hecho bien mediáticamente en el sentido de que la gente sabe la circunstancia en la que nos encontramos. Hay que tener en cuenta que de los 3.034 millones que vendrán, a las farmacias nos deben 330 millones. Eso quiere decir que hay gente esperando 2.700 millones. Otra anécdota es que un cliente vino el otro día a la farmacia con una vela [y enseña la foto hecha con el móvil a un simpático octogenario].

¿Qué piensa sobre lo que dijo el secretario general del departamento de Economía y Conocimiento de la Generalitat, Albert Carreras, de que las farmacias deberían poner velas?

Se equivocó. Yo le escuché en directo y no lo decía en ese sentido. Lo decía en el mismo sentido en que después Mas-Colell hizo según qué declaraciones que, al final, le han funcionado. Tres días después, sale Montoro y dice “pagaremos todo de golpe el día 16 porque Cataluña ha hecho los deberes”. Ha sido escandaloso e indigna la utilización de los ciudadanos y de toda la sociedad por una pugna política. Es un episodio realmente triste, indigno e indignante.

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