El artista barcelonés Lluís Barba tiene mucho éxito en ciudades como New York, Miami, Los Angeles, Londres o Basilea con sus relecturas, que son una mezcla de fotografía con pintura Pop. Son de gran tamaño, de gran impacto visual y que buscan hacer reflexionar al espectador sobre la sociedad del siglo XXI.

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– Se describe a usted mismo como un artista pluridisciplinar.

Formalmente siempre he sido un artista multidisciplinar y me he sentido atraído por varias disciplinas como la pintura, la escultura, la instalación, el vídeo-arte, la infografía y la fotografía. A lo largo de mi trayectoria las he ido utilizando todas, siempre en función del contenido y del discurso que me interesaba expresar.

– Hay una gran influencia del Pop-Art de los años Cincuenta y Sesenta y del collage en sus obras. ¿De dónde le viene esa influencia? ¿Cuándo conoció el Pop-Art?

Yo creo que las influencias me han ido llegando de manera simultánea tanto en cine, pintura, música o arquitectura. Para poder realizar las obras actuales no sólo tienes que estar al día y disfrutar con el arte, sino que también debes asimilar lo que pasa a tu alrededor.

Por eso sus montajes tienen una crítica social detrás.

Pienso que . Intento plantear las causas de los conflictos de nuestra sociedad: el aislamiento, la globalización, el mestizaje, la pérdida de identidad… En mis obras interrelaciono frivolidad, glamour y banalidad con el arte, el pensamiento y la cultura. Lo hago mostrando objetos, personajes mediáticos, pensadores, turistas o indigentes.

– En sus obras aparecen personajes mediáticos de hoy en día. Desde Paris Hilton a Kate Moss o cantantes actuales como Lady Gaga o Rihanna. ¿Qué quiere denunciar con sus collages?

Quiero evidenciar la desigualdad, las injusticias y los mensajes implícitos en la sociedad, como la desmitificación. Eso lo hago incorporando a mis obras pistolas, balas, centrales nucleares o tanques que llevan una estampación de flores. El consumo masivo lo pongo de manifiesto con las marcas publicitarias de las multinacionales. La manipulación, por ejemplo, la retrato con mensajes del poder político y religioso. El hambre se denuncia alertando sobre focos de pobreza, de abusos y de explotación infantil. Pienso que nuestra sociedad viaja a dos velocidades. Unos que tienen poder adquisitivo. Y luego están los otros que no lo tienen. Están los mediáticos y los que no lo son. Los que tienen glamour y los que, tal vez jamás, lo puedan alcanzar. Me parece importante que en mis obras compartan espacio y protagonismo todos ellos.

– En sus obras se repite una constante, un mensaje: el código de barras. Las personas llevan un código de barras en sus obras…

Incorporo, en forma de tatuaje, el código de barras, como símbolo de pérdida de identidad individual. Es un símbolo de homologación, de alineación y de consumo masivo, pues para los poderes fácticos de la sociedad somos simples números.

– Su carrera es muy valorada en Estados Unidos y en el mundo anglosajón. ¿Por qué motivo? ¿Igual es por qué utiliza muchos referentes de la cultura anglosajona?

– El proceso ha sido inverso. Empecé a incorporar más elementos anglosajones y americanos a partir de una respuesta de apoyo hacia mi obra. La primera vez que presenté la serieTravellers in time” (El Jardín de las delicias de 300 x 550 cm. Diasec) en Miami, la feria más importante del mundo, la repercusión a nivel de expectación de público, así como en los medios de comunicación fue espectacular. Hablaron de en el Times, en la CNN de Nueva York, en el Miami Herald… y muchos más. Después se presentó en New York, en Basilea, Los Angeles, Costa Rica, en la Bienal de la Habana… y la obra empezó a formar parte de algunas colecciones importantes.

Parecía que Lluís Barba no era profeta en su tierra

– La verdad es que ya no lo puedo decir… Hacía falta que alguien quisiera darme la oportunidad de mostrar la obra en mi ciudad, en Barcelona. Esto pasó en mayo del 2015, en La Fundación Vila Casas. Fue mi primera gran exposición en Barcelona y, simultáneamente, en la Galería Contrast de Consell de Cent. Me sorprendió la gran cantidad de público que visitó las exposiciones. Hubo mucho impacto en la prensa y en televisión. Mi reflexión es que el espectador necesita poder ver eventos con interés a nivel formal, y también conceptual, y entonces la respuesta siempre será positiva.

Usted presentó en Miami hace dos o tres años un montaje sobre el Guernica de Picasso. Era una obra de 4 metros de alto por 8 metros de ancho. ¿Cómo funcionó?

– Bien. Fue para el proyecto Baltus House de Miami. Es el Guernica que Jorge Pérez compró a la galería Cynthia Corbett.

– Su relación con el Guernica de Picasso tiene mucho recorrido.

, el 27 de enero presenté la instalación ‘In memory Guernica‘, como artista invitado en la Feria LA Art Show 2016 de Los Angeles, en California. Consta de la obra en Diasec en la pared, un vinilo transitable de 7 metros en el suelo, con fotos de las bajas colaterales de las guerras y los documentos de Guernica, dos proyectores con la imagen de mis pies desnudos, caminando por el agua, arena, piedras, césped pasando entre las víctimas y verdugos… simbología del desarrollo de nuestra existencia. Este mismo proyecto-instalación se presenta este mismo año en Nueva York.

– ¿Y qué proyectos de futuro está preparando ahora?

Este mes de enero pasado presenté la reinterpretación de “El Jardín de las delicias” en la Feria Realisme de Amsterdam, dentro de los eventos enmarcados en Holanda del 500 Aniversario de “El Bosco”, de Hieronymus Bosch. Hay un proyecto paralelo para realizarlo también en Barcelona y en Madrid.

Un vídeo de Lluís Barba para comprender mejor su obra:


https://vimeo.com/63318972

Biografía de Lluís Barba:

Estudió en l’Escola Massana de Barcelona. Ha expuesto su trabajo en Estados Unidos, Europa, América Latina y Canadá.

Su obra forma parte de importantes colecciones públicas y museos, como el de Arte Anekdota Artothèque en París; la Fundación Daniela Chappard de Caracas; la Fundación Lluís Carulla; el Instituto Cervantes de Tánger; el Museo Jacobo Borges de Caracas; el Museo Marugame Hirai de Japón; el Museo de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, de La Habana en Cuba; el Museo Internacional de El Cairo, en Egipto; y el Museu d’Art Contemporani de Barc

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