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Una fianza de 6 mil euros, el aniversario del 15M ya terminado y los banqueros de Europa “a salvo” parece que han sido los requisitos necesarios para que la jueza de instrucción número 23 de Barcelona decidiera dejar en libertad a Laura.La Secretaria de Organización de la CGT salió ayer a las 17 horas de la prisión de Wad Ras en donde se encontraba detenida desde hace 23 días.

En la puerta de la institución Laura Gómez fue recibida por sus familiares y unos 500 afiliados de la CGT que vinieron de diferentes lugares especialmente a esperarla.

Desde el sindicato se alegran de que, por fin, su compañera esté de vuelta pero no olvidan la injusticia y la arbitrariedad con la que la Fiscalía ha tratado el caso. El proceso contra ella continúa abierto (se le piden hasta 36 años de cárcel) y el castigo sufrido es considerado desproporcionado no sólo por los miembros de la CGT sino también por el conjunto de los sindicatosde ámbito estatal: CCOO, UGT, USO, CNT-AIT, Confederación intersindical, Solidaridad Obrera y CSC, que han firmado un manifiesto en apoyo de Laura y contra la represión.

También la Comissió de Defensa del Col•legi d’Advocats de Barcelona ha realizado un pronunciamiento en el que considera excesiva la prisión preventiva puesto que “ha sido utilizada más allá de la finalidad que le otorga la ley, como una herramienta de castigo y, por tanto, de casi condena sin juicio”. Los magistrados añaden que esta medida es innecesaria no sólo porque la sindicalista no presenta antecedentes penales sino, principalmente, porque tiene una familia, un trabajo y una residencia permanente en Barcelona, pruebas más que suficientes para demostrar que no existía ningún peligro de fuga por su parte, tal como argumentaba el juzgado.

El “delito” de Laura fue quemar una caja de cartón frente a la Bolsa en el contexto de la Huelga General del 29M. Esta forma simbólica y pacífica de protesta hizo que el 24 de abril agentes de la policía la sorprendieran mientras paseaba a sus perros y, al día siguiente, la ingresaran en prisión.

Laura se apellida Gómez, no Urdangarín, no Millet. No ha robado millones, no ha estafado a nadie. Pero ella sí y no los culpables de una crisis que asfixia a todo un pueblo ha estado 23 días encerrada y hoy sigue sometida a un proceso judicial. Nos alegramos de que Laura esté nuevamente en su casa, en sus calles. Pero no olvidamos la injusticia de un sistema que cada vez menos respeta los derechos de sus ciudadanos. Ahora ya estamos todos. La lucha continúa.

Flor Ragucci

Redactora en Revista Rambla | Web | Otros artículos del autor

Periodista.

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