El periodismo y el sector de la comunicación en general está pasando por un momento de dificultades agudas. A la crisis económica global se le suma una crisis particular del sector auspiciada por la implantación de las nuevas tecnologías y la incógnita frente a los nuevos modelos de negocio y rentabilidad económica que se abren gracias a Internet. En los últimos años se ha acentuado la destrucción de puestos de trabajo en las empresas de comunicación así como la degradación y precarización de las condiciones laborales de los trabajadores del sector. No en vano se trata de una de las profesiones con mayor tasa de paro del Estado.

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Por ello, el sindicato de periodistas de Catalunya, el sindicato de la imagen y las respectivas secciones de CC.OO. y UGT han llamado a los trabajadores de la comunicación a sumarse a la huelga general prevista para este miércoles. 14 de noviembre.

Sin embargo, las condiciones laborales no son la única causa de crítica por parte de los sindicatos.  Uno de los aspectos que más encono produce en aquellas entidades, asociaciones y profesionales que se muestran críticos con las políticas económicas actuales es la implantación sutil de un discurso hegemónico. No se trata tanto de publicitar alternativas políticas como de traer a colación datos y análisis que demuestran la existencia de respuestas políticas alternativas a la crisis. Y es que el referido discurso hegemónico tiene como principal leitmotiv la inexistencia de estas alternativas. El desmantelamiento del Estado de bienestar a través de los recortes a los servicios públicos y, por ende, a las posibilidades de la administración de generar y regular un espacio público, parece, en boca de los numerosos tertulianos y analistas que copan los principales medios de comunicación, una dirección inevitable.

Este hecho ha sido sobradamente denunciado por voces discordantes con la dirección que están tomando las respuestas a la crisis económica. Entre ellas, la del sociólogo y economista Vicenç Navarro. El politólogo catalán es una de las personas que más ha denunciado la poca diversidad informativa de los medios catalanes en materia de políticas públicas. Sirva de ejemplo la marginación en las agendas mediáticas del debate en torno a las políticas fiscales y sus repercusiones en la sociedad.

De esta manera, las alternativas a las principales medidas que desmantelan el estado de bienestar son marginadas del discurso mediático hegemónico. Sirvan de ejemplo los siguientes datos extraídos de una ponencia del mencionado economista Vicenç Navarro

A la recaudación que se obtendría mediante la congelación de las pensiones puede contraponerse la recaudación procedente de el mantenimiento del impuesto de patrimonio (2.100 millones), la anulación de la rebaja del impuesto de sucesiones (2.552 millones) o la marcha atrás en la bajada tributaria a las personas que ingresan más de 120.000 euros el año (2.500 millones)

Otra de las medidas estrella que han puesto entre las cuerdas a los servicios públicos son los recortes a sanidad, educación y servicios sociales. Frente a estos recortes surgen también opciones alternativas como; la anulación de la reducción del impuesto de sociedades de las empresas que facturan más de 150 millones de euros al año (unos 5.300 millones procedentes de una medida que afectaría tan sólo al 0,12% de las empresas que operan en España) o la persecución del fraude fiscal de las grandes fortunas, empresas, y bancos que supone el 71% del total de fraude (44.000 millones)

De la misma manera, los recortes en los servicios de ayuda a las personas con dependencia podrían evitarse mediante la reducción del subsidio del Estado a la Iglesia Católica para que enseñe religión en las escuelas públicas y/o la reducción en gasto militar (650 millones)

Más allá del acuerdo político en torno a estas alternativas, lo que muestran estos datos y su poca repercusión mediática es que la inevitabilidad de las políticas neoliberales no es tal sino que esconde decisiones políticas que orientan la respuesta a la crisis hacia el sector público en detrimento del privado. Es decir, que se socializan las pérdidas causadas por la crisis mientras determinados sectores y personas mantienen sus beneficios. Una consecuencia que no suele reflejarse en los debates políticos y económicos de los principales medios de comunicación.

Redactor en Revista Rambla

Licenciado en Periodismo y Filosofía con experiencia en medios de comunicación tanto en el campo de la redacción como en el de la cobertura audiovisual.

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