El año termina y los embates del 2012 en el sector público nos obligan a repensar el bienestar y el Estado. Para reflexionar sobre la sanidad, una de las áreas más afectadas por los recortes y la privatización, nos reunimos con cinco representantes de sindicatos y plataformas que en Catalunya trabajan por la defensa de un servicio público de calidad.

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Lanzamos la primera piedra. Los recortes en sanidad pública caen sobre la mesa y rebotan, en boca de los cinco entrevistados, como verdades. El primero en tomar la palabra es Joan Canals, médico y representante de políticas sanitarias de CCOO: “El Real Decreto Ley 20/2012, que pone definitivamente en marcha los recortes, es un retroceso impresionante en nuestro sistema público porque deja sin derecho a  Rode la sanidad. La retirada de la tarjeta a inmigrantes o el copago farmacéutico son buen ejemplo de ello”. Canals advierte, además, que debido a la gran trascendencia mediática “las reducciones en salud pública se hacen ahora de forma menos descarada: en vez de cerrar la planta de un hospital, quitan la mitad de las camas o hacen que unos quirófanos funcionen los días pares y otros los impares”.

Iko, integrante del Grupo de trabajo por la defensa de la sanidad pública surgido a raíz del 15 M, aporta su testimonio no sólo como militante sino como médico de atención primaria en un ambulatorio de Barcelona: “Tengo una conciencia muy viva de cómo están afectando los recortes a los usuarios.En el CAP lo primero que hemos notado es la precarización de la vida por la retirada de ayudas a los más desfavorecidos por la crisis. El ninguneo a esta franja de la población se refleja también en nuevos trastornos de salud, muchos de los cuales son psicosomáticos (como consecuencia de la depresión)o provienen de complicaciones por malnutrición”. El deterioro de la calidad de vida, lejos de mitigarse, se agudiza si la atención primaria se lleva a cabo, tal como asegura Iko, de forma masificada. “No se están cubriendo bajas de enfermedad o maternidad y entonces los cupos de pacientes aumentan. Todo se hace rápido, la calidad baja y muchos optan por irse a las mutuas”.

Por otra parte, Iko destaca que se están cerrando múltiples centros de urgencia de atención primaria. “Se incumple la ley que determina la cantidad de kms entre una localidad y su centro de urgencia. Esto satura las guardias hospitalarias, lo cual contribuye también a empeorar las condiciones de la sanidad pública y derivar pacientes a la privada” denuncia el pediatra.

Miguel Giménez, representante del área de sanidad de la CNT y médico del hospital Vall d’Hebron, explica lo que sucede allí en cuanto a recortes: “Se obliga a cerrar el quirófano a una hora determinada aunque el personal siga estando en la institución y se hacen cada vez menos ingresos porque hay zonas en el hospital que no se habilitan para nadie, excepto para casos privados”.

Otro problema que remarca Miguel es el de las altas rápidas que se implementan en numerosos centros para no tener que asumir los costes de las internaciones.  “Ahora muchos médicos estamos empezando a negarnos a dar estas altas precoces porque  hemos comprobado que es un procedimiento que no tiene sentido. La mayoría de los pacientes tiene que volver a ingresar por molestias o infecciones, así que, al final, todo sale más caro”.

Roger Bernat, médico y miembro activo de la Asociación catalana por la defensa de la sanidad pública, pone de relieve otro aspecto seriamente afectado por los recortes: el de la prevención y la educación sanitaria. “Todo lo contrario a lo que el Real Decreto postula, los recortes no ayudan a garantizar la sostenibilidad del sistema, sino que la socavan. Son un atentado contra la prevención de la enfermedad y la capacidad de detección de problemas como el abuso de género o el infantil, que en un 60 % de los casos se descubre en la asistencia primaria” declara Roger.

Isabel Martínez, Secretaria de Sanidad de USOC (Unió Sindical Obrera de Catalunya), analiza el impacto de los recortes desde el punto de vista de los profesionales. “Desde el 2010 tenemos la bajada de un 5 % del sueldo (me incluyo porque trabajo como enfermera) y en el 2011 hemos hecho el esfuerzo de aceptar que nos quitasen parte de nuestros derechos laborales, como los días personales o pagas extras, para tirar adelante. Pero eso no sólo no ha sucedido, sino que estamos mucho peor” asegura Isabel, quien, además, recalca que el problema no es únicamente económico: “Todo esto influye en el ánimo de los trabajadores. Nos da vergüenza saber que no estamos haciendo las cosas bien”.

Todos en la mesa asienten, convencidos de que la precarización de las condiciones laborales y el despido masivo del personal sanitario son una de las consecuencias más graves de los recortes presupuestarios. La disminución del número de médicos para atender un volumen elevado de pacientes ha disparado las listas de espera y está empobreciendo la calidad de la asistencia. “La gente nota los recortes a la sanidad cuando va a atenderse y el médico le dice: “te mandaría a tal especialista pero hay una cola de 6 meses de espera, o te daría tal medicina pero ya no te la cubre la Seguridad social” explica Iko a partir de su experiencia diaria como pediatra de un CAP.

El acuerdo también es generalizado a la hora de analizar las causas que se ocultan tras los tijeretazos. “Todo esto forma parte de una campaña para desprestigiar  a la salud pública y que entonces más gente se vaya a la privada. La atención primaria esun plato muy suculento porque genera elevados beneficios y poco gasto. Nuestros políticos, que trabajan en la sanidad pública como gestores y son socios de la sanidad privada, traspasan fondos de un sector a otro como en una puerta giratoria. Lamentablemente, tienen mucho que recortar porque tienen mucho negocio que hacer todavía”manifiesta Iko, haciéndose eco de una indignación compartida por todos los asistentes.

La segunda piedra del debate ya está en la mesa. La paulatina privatización del sistema público de salud nos sitúa en el epicentro de las protestas que estos días protagoniza Madrid y que, en Barcelona, ha provocado acampadas en diversos hospitales. Para entrar en el tema, los cinco ponentes ven preciso aclarar cómo se conforma actualmente el modelo sanitario catalán ya que “existe en torno a él un gran oscurantismo”.

Joan Canals (CCOO) e Iko (Comisión de Sanidad del 15M)explican de forma sucinta el panorama: “En general, entendemos por hospital público aquel al que el ciudadano va a atenderse sin pagar. Pero dentro de este grupo están los de gestión pública como el Vall d’Hebron, el Bellvitge o el de Girona, y otros que son losconcertados, es decir, aquellos que han externalizado sus servicios (como es el caso del Sant Joan de Deu, el Sant Pau, el Clinic o el Hospital del Mar).  El paciente en estos últimos tampoco paga, así que parece un servicio público pero realmente es privado, puesto que detrás hay empresas como constructoras, bancos  o fundaciones. Por último están los centros privados de gestión privada, donde el ciudadano paga una cuota y accede a la atención sanitaria”.

Miguel Giménez (CNT)apunta que desde 1991se está privatizando la sanidad bajo ley. “En el Vall d’Hebron, por ejemplo, el mantenimiento del hospital se empezó a adjudicar a empresas privadas en el año de las Olimpíadas. Actualmente, todo lo que no es la hospitalización está externalizado” afirma Miguel.

Roger Bernat (Asociación catalana por la defensa de la sanidad pública)corrobora el avance de la gestión privada en hospitales públicos con el caso del Clínic, centro concertado en donde opera también (dentro de las mismas instalaciones) una empresa, Barna Clínic. “Allí los médicos llevan todos la misma bata,  pero la mitad son públicos y la mitad privados” asegura Roger. “A un usuario es frecuente que se le dé a elegir entre el lado público, y  esperar como mínimo 6 meses para ser atendido,  o ir por lo privado, pagar, y tener todo solucionado en una semana. Hacer esto ya no es ilegal porque las leyes lo permiten”.

De acuerdo al testimonio de los ponentes, la privatización de la sanidad en Catalunya se encuentra en una fase avanzada. Para analizar si esto beneficia o perjudica a la comunidad, Joan Canals (CCOO) revisa una serie de lugares comunes en torno a la gestión privada: “Partimos siempre del axioma de que lo privado es mejor que lo público. Pero no hay ningún estudio serio que lo demuestre. Antes de hacer experimentos es importante conocer con certeza los riesgos y beneficios que implican”. Por otra parte, Joan evoca una premisa que escucha a menudo en su ámbito de trabajo, aquella que sostiene que si una persona se pasa a una mutua, descongestiona la sanidad publica. “Eso es falso- asegura- porque esa persona luego va a la pública para que le hagas una receta de un medicamento o viene a pedir pruebas para hacérselas más cerca de casa”.

Para concluir el debate, guardamos las piedras y pensamos en soluciones. Los invitados exponen sus propuestas acerca de cómo sanear la salud pública y rescatarla de la precariedad.

Roger Bernat(Asociación catalana por la defensa de la sanidad pública) lo tiene claro:  “la única solución es la revolución, destruir con la dialéctica y juntarse con la gente que está dispuesta a salir a la calle para denunciartodo lo que es mentira”.

Isabel Martínez (USOC), por su parte, propone racionalizar el gastopara tener suficientes recursos y que no haya que hacerse recortes. “Se le echa la culpa a la población pero el gran gasto lo tenemos en farmacia y tecnología. Hay veces que puedes investigar algo con una radiografía y acabas haciendo una resonancia porque detrás hay empresas con intereses. Para evitarlo, necesitamos una guía de práctica clínica hecha por profesionales independientes, no subvencionados por multinacionales” afirma la sindicalista.

Joan Canals (CCOO) apoya también esta idea y añade que “en tiempos de crisis hay que reforzar la atención primaria pública (y es justamente lo que no se está haciendo). Una salud pública en buenas condiciones nos ahorraría mucho dinero”.

Miguel Giménez (CNT) es partidario, como Roger, de la acción en la calle: “Hagamos una huelga y hasta que no se solucione el problema político no paramos. Tenemos que recuperar el saqueo de la infraestructura sanitaria que han hecho”.

Iko (Comisión de Sanidad del 15M)hace hincapié en el papel de la atención primaria como foco de información para los ciudadanos. “Tanto pacientes como profesionales tienen que saber que la gestión pública es mejor que la privada” asegura. Por otra parte, Iko no quiere pasar por alto las “victorias” que a través de la lucha social se han ido consiguiendo: “Gracias a los reclamos en la calle se ha modificado el artículo del Decreto que dejaba sin asistencia sanitaria a las empleadas del hogar y a los mayores de 26 años sin cotización. También hubo centros que se han reabierto tras las protestas. Hay que seguir armando redes”.

Los cinco representantes de sanidad coinciden, finalmente, en la importancia de denunciar la falta de transparencia dentro de la administración del sistema de salud catalán. “Pareciera que al ciudadano le da igual que el servicio se lo preste una empresa privada o pública, porque al fin y al cabo lo que quiere es que lo atiendan bien -advierte Joan Canals- pero si se le explicara que cuando el servicio se lo da una empresa pública, los beneficios revierten en el sistema, mientras que si va a una de gestión privada, revierten en un bolsillo particular; seguro que no le daría igual una cosa que otra”.

Flor Ragucci

Redactora en Revista Rambla | Web | Otros artículos del autor

Periodista.

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