Cada vez es más difícil operar en España con dinero físico. Así, si ahora hace un año el BOE informaba del límite de 1.000 euros impuesto por Hacienda para realizar pagos en efectivo, ahora el Ministerio de María Jesús Montero limita también a 1.000 euros la cantidad máxima extraíble de un cajero automático. Si bien la medida parece la prevención de un posible ‘corralito’, la Agencia Tributaria se ampara en evitar el fraude fiscal y el blanqueo de capitales.

En este sentido, cada entidad bancaria fija un límite de dinero que los clientes pueden retirar por día del cajero automático y aunque a cifra varía dependiendo de la entidad bancaria, la cifra se suele establecer alrededor de los 600 euros y aunque el límite puede ser modificado por el usuario, nunca podrá ampliarse por encima de lo que permite la ley.

Ahora, si un cliente pretende sacar más de 1.000 euros por cajero (el máximo se establece en 3.000), recibirá una llamada del banco para que pase por la oficina y cumplimente una justificación. De igual modo, sucederá si se intenta sacar más de 1.000 euros por ventanilla.

Mayor control de operaciones

Queda claro que con el estallido de la pandemia el control sobre los ciudadanos ha ido a más. Con la excusa del miedo al contagio por coronavirus, mucha gente dejó de usar dinero en efectivo y se pasó a la tarjeta para realizar sus pagos. De hecho, la mayoría de los bancos rebajaron las comisiones a los comercios por cobrar con tarjeta. Así se pasó a pagar una barra de pan de 0,75 euros o una fotocopia de 0,12 euros sin que el panadero o la copista pusieran ningún inconveniente. A esto hay que añadirle el aumento de las compras online donde todo queda registrado, no solo el pago.

Banco Central Europeo

El Banco Central Europeo (BCE) calificó recientemente estas reducciones como «desproporcionadas» según un dictamen de la institución, que advirtió además del impacto «adverso e indeseable» en el estado de curso legal de los billetes en euros.

«El BCE considera desproporcionada la reducción del límite de los pagos en efectivo en operaciones en las que cualquiera de las partes actúa en calidad profesional o empresarial a 1.000», opina el banco central, considerando que dicho tope reduce significativamente la capacidad de los pagadores para utilizar billetes en euros y la libertad de los ciudadanos para elegir cómo pagar. Máxime, señala el BCE, cuando a los no residentes este límite se amplía a los 10.000 euros, por lo que realmente la medida no obedecería a una lucha contra el fraude.

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