Sorprendido (¡o no!) de la intensa actividad mediática en este último año de la eterna reina regente del PSOE, me vienen pensamientos y reflexiones acerca de este curioso personaje, que uno arrastra desde los años setenta. ¡A su salud! El famoso congreso de Suresnes, en 1974, fue su acta de presentación, y así nos lo han hecho saber desde la armada mediática a lo largo de todos estos años, los narradores-bufones de la Transición.

felipe gonzález

Asistió a tal Congreso acompañado por el general José Faura, agente del SECED, el servicio de inteligencia creado por el almirante Carrero Blanco, y allí desbancó a la vieja guardia burocratizada en el exilio. Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña, defensores agradecidos del Régimen franquista por su papelón en la lucha anticomunista, necesitaban una organización opositora fiable, con aires más renovados y capaz de negociar y gestionar “el cambio” una vez muerto el dictador.

“¿Marxismo o yo?” “Antes socialista, que marxista”

Anteriormente a su elección como Presidente de Gobierno, ya fue partícipe de aquella farsa de auto-golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, para crear un gobierno cívico-militar. El montaje se les vino abajo en el último momento, pero les sirvió para afianzar el régimen y acabar con “cuestionamientos”.

Recibió un cheque en blanco en 1982, y tenía claro el encargo para el que había sido elegido por sus mentores de la Trilateral, las familias españolísimas de “bien”, las fuerzas armadas… Ya se sabe: los demócratas de toda la vida.

Inició su andadura de gobierno, entre otras heroicidades, con un durísimo ajuste económico neoliberal, basado en una feroz reconversión industrial (imposible haberla realizado bajo otras siglas), la creación de los contratos basura, el recorte de las prestaciones de desempleo, o el fin de las subvenciones a ciertos medicamentos prescritos por la Seguridad Social (el famoso “medicamentazo”, ¿recuerdas?).

Incumpliendo sus promesas electorales, Felipe González consiguió la plena integración de España en la OTAN y envió tropas a la Primera Guerra del Golfo en 1991, poniendo al servicio del “amigo americano” bases y aeropuertos para los bombardeos de Irak, donde murieron al menos 5.000 civiles y unos 30.000 combatientes iraquíes.

“OTAN, de entrada, no”

En su haber también figura la guerra sucia contra la izquierda abertzale y ETA. Siendo presidente de gobierno (Señor X), entre 1983 y 1985 dio luz verde a la actuación de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL): 27 personas asesinadas y cientos de damnificados “colaterales”… Recuerdo a vuelapluma el caso de Lasa y Zabala, jóvenes de veinte años, secuestrados en Francia, torturados en el cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo y asesinados a sangre fría por los agentes Enrique Dorado y Felipe Bayo, cumpliendo órdenes directas del general Rodríguez Galindo y del socialista Julen Elgorriaga, gobernador civil de Guipúzcoa… O el caso de Mikel Zabalza…

“El Estado de derecho también se defiende en las alcantarillas”

Las amistades peligrosas. Desde siempre, este “hombre de Estado” ha tenido una innata propensión a rodearse de compañías turbias, personificaciones de la codicia, poder y el dinero. Mucho dinero. Sólo apuntamos ahora, dado su beligerante papel contra el actual gobierno venezolano que, en sus inicios, años 1974-90, fue apadrinado por Carlos Andrés Pérez (presidente de Venezuela, vicepresidente de la Internacional Socialista), con el que mantuvo una estrecha amistad. El tal Carlos Andrés fue responsable del brutal ajuste neoliberal inspirado por el FMI que, en febrero de 1989, dio origen a revueltas populares y terminó en el “Caracazo”, criminal represión militar de tales revueltas que causó más de 400 muertes. No afectó eso a la entrañable amistad entre estos personajes. Carlos Andrés Pérez murió como corresponde a un patriota venezolano, en Miami. De modo que la relación entre Felipe González y Venezuela no es una veleidad de última hora, sino que viene de lejos y siempre ha estado del mismo lado.

Podría seguir con otras amistades del hampa criminal como Farshad Zandi, pero entraríamos en un listado peligrosamente interminable.

En esta dorada época del PSOE y su máximo líder no podríamos terminar con un clásico español: la corrupción, institucionalizada como parte del botín de esa España creada para ávidos inversores y desarrolladores del levantamiento de ladrillo, desarrolladores de macro-construcciones civiles de dudoso uso, especuladores a las rebajas de las privatizaciones… reparto generalizado de prebendas, comisiones, amiguismo, institucionalización de la mordida para fieles colaboradores de la “casa común”.

Y acabando con un recuerdo muy especial, a la ley de la “patada en la puerta” (¡grande siempre Corcuera!), al encarcelamiento de los insumisos al Servicio Militar, al régimen FIES, creado en 1989 por Antoni Asunción, Ministro de Interior, la dispersión penitenciaria… Cambio y corto.

“La soledad del poder consiste en saber que éste es siempre el último teléfono que suena. Y que yo tengo que decidir. No puedo trasladar la decisión a una instancia superior”

Y ahora Felipe González reaparece con la fuerza mediática que le corresponde a uno de los padres de la patria, alma mater de la Transición.

En verdad nunca se fue. Es como los súper héroes, siempre están ahí… en caso de emergencia tire de la cadena. Defender el sistema, el régimen, que al fin y al cabo para eso fue creado, son tareas que le apartan de su ajetreada vida de Consejero de Gas natural, cuenta-cuentos de expresidente de gobierno, y pescador en yates con abolengo, entre otras tremendas obligaciones.

Nunca lo ocultó. Ya en 2014 dijo eso de: Coalición entre PP y PSOE: “Si el país lo necesita, lo deben hacer”. Y ahora, a estas alturas, hay gente sorprendida por sus declaraciones, cuando el icono de la democracia española siempre ha estado ahí desde Suresnes, y siempre volverá ¡a la carga! Él sabe que entre esos partidos no hay diferencias, en lo esencial defienden lo mismo.

“La decisión de Rivera es el primer acto de responsabilidad política desde las elecciones”

La eterna reina regente del PSOE, también señor de las alcantarillas y rey de las cloacas, entregado a la ciega defensa al régimen del 78 y de la dictadura parlamentaria española. Felipe González es parte del problema(s) y no de las soluciones.

Termino ya este escrito, que no se por qué y para qué, pero tenía ganas de decirlo…

“Por consiguiente…”

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