El conflicto sobre las obras de arte del Real Monasterio de Santa María de Sijena, actualmente custodiadas en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) en Barcelona, es uno de los debates culturales más complejos y polarizados de la España contemporánea. Estas piezas, que incluyen pinturas murales, retablos y objetos litúrgicos, son el centro de una disputa legal y política entre Cataluña y Aragón, con raíces en decisiones históricas, intereses patrimoniales y tensiones territoriales. La sentencia judicial de 2016, ratificada en 2021, ordenó la devolución de 111 bienes al monasterio aragonés, pero las obras principales, especialmente las pinturas murales góticas, permanecen en el MNAC debido a su fragilidad y las dificultades logísticas de su traslado.

Contexto histórico y legal

El Real Monasterio de Santa María de Sijena, fundado en 1188 en Huesca, Aragón, fue un centro espiritual y cultural clave durante la Edad Media, conocido por su excepcional conjunto de pinturas murales góticas y su rica colección de arte sacro. Sin embargo, tras la Desamortización de Mendizábal en el siglo XIX y un incendio en 1936 durante la Guerra Civil Española, muchas de sus obras fueron trasladadas para su protección o vendidas, algunas de manera irregular. Entre 1960 y 1970, las pinturas murales de la sala capitular fueron arrancadas y trasladadas al MNAC, mientras que otros bienes, como los 111 objetos litúrgicos, fueron adquiridos por el Museu de Lleida y el MNAC en transacciones cuestionadas.

La disputa moderna comenzó en 1983, cuando el Gobierno de Aragón reclamó la devolución de los bienes, argumentando que su salida de Sijena fue ilegal o contraria al interés patrimonial. En 2016, un juzgado de Huesca ordenó la devolución de 97 piezas del Museu de Lleida, que se cumplió en 2017 tras una intervención policial. Sin embargo, las pinturas murales del MNAC, consideradas una de las joyas del arte gótico europeo, no fueron trasladadas debido a su fragilidad extrema y las condiciones inadecuadas del monasterio para su conservación. En 2021, el Tribunal Supremo ratificó la devolución de todos los bienes, pero el MNAC y la Generalitat de Catalunya han argumentado que mover las pinturas murales pondría en riesgo su integridad.

Argumentos a favor de mantener las obras en el MNAC

1. Conservación técnica y fragilidad de las obras

Las pinturas murales de Sijena, datadas entre los siglos XIII y XIV, son extremadamente frágiles debido a su técnica (pintura al fresco y al seco) y al proceso traumático de su extracción en los años 60, que involucró el arranque de los muros con la técnica de strappo. Según el MNAC, estas obras no pueden soportar un nuevo traslado sin riesgo de deterioro irreparable. El museo cuenta con instalaciones de vanguardia, incluyendo sistemas de control de humedad y temperatura, que garantizan su preservación. En contraste, el Monasterio de Sijena, aunque restaurado parcialmente, no dispone de la infraestructura necesaria para mantener estas piezas en condiciones óptimas, especialmente frente a fluctuaciones climáticas en la región de Los Monegros.

Expertos en conservación, como el restaurador Salvador Rello, han advertido que el traslado implicaría desmontar las pinturas de sus soportes actuales, un proceso que podría fracturarlas o destruirlas. Además, el MNAC ha invertido millones de euros en la restauración de estas obras, consolidándolas como parte de su colección estrella. Mantenerlas en Barcelona asegura su accesibilidad para estudios científicos y su protección a largo plazo.

2. Acceso universal y proyección cultural

El MNAC, como museo nacional, recibe anualmente más de 800.000 visitantes, incluyendo turistas internacionales y académicos, lo que convierte a las pinturas de Sijena en un patrimonio accesible a un público global. En 2024, la sala dedicada a Sijena fue visitada por 120.000 personas, según datos del museo, lo que subraya su relevancia cultural. En cambio, el Monasterio de Sijena, ubicado en una zona rural de Huesca con apenas 400 habitantes, tiene un acceso limitado, con menos de 5.000 visitantes anuales antes de la pandemia. Mantener las obras en el MNAC maximiza su visibilidad y permite que formen parte de un discurso museográfico que contextualiza el arte gótico catalanoaragonés.

Además, el MNAC ha digitalizado las pinturas, ofreciendo recorridos virtuales y estudios detallados en línea, lo que amplía su alcance. En Sijena, la falta de recursos tecnológicos y personal especializado dificultaría replicar esta experiencia.

3. Precedente museístico y complejidad logística

El traslado de grandes murales góticos no es un caso aislado, pero los precedentes muestran riesgos significativos. Por ejemplo, el traslado de los frescos de San Baudelio de Berlanga al Museo del Prado en los años 20 resultó en daños estructurales. El MNAC argumenta que las pinturas de Sijena, integradas en una sala especialmente diseñada, son parte de un conjunto museístico que no puede desmembrarse sin perder valor narrativo. La logística de un traslado, que requeriría camiones especializados, seguros y meses de preparación, costaría millones de euros, un gasto que Aragón no ha garantizado asumir.

Argumentos a favor de la devolución al Monasterio de Sijena

1. Legitimidad histórica y ética

El principal argumento de Aragón es que las obras fueron extraídas del monasterio de manera irregular, ya sea por ventas no autorizadas o por decisiones administrativas durante la Guerra Civil. El abogado de la Plataforma Sijena Sí, Jorge Español, sostiene que la propiedad de los bienes pertenece al monasterio, declarado Monumento Nacional en 1923, y que su traslado al MNAC fue un “expolio” cultural. La sentencia del Tribunal Supremo de 2021 refuerza esta postura, declarando que las obras deben regresar a su lugar de origen para respetar su contexto histórico.

Desde una perspectiva ética, devolver las obras sería un acto de justicia patrimonial, reconociendo el valor de Sijena como centro espiritual y artístico. La comunidad de monjas de la Orden de San Juan, que aún habita el monasterio, ha expresado su deseo de recuperar las piezas como parte de su identidad.

2. Revitalización cultural y económica de Sijena

El retorno de las obras podría transformar el Monasterio de Sijena en un destino cultural de primer orden, impulsando el turismo en una región económicamente deprimida. En 2017, tras la devolución de los 97 bienes del Museu de Lleida, las visitas al monasterio aumentaron un 200%, aunque desde un número bajo. La Plataforma Sijena Sí estima que las pinturas murales podrían atraer hasta 50.000 visitantes anuales, generando ingresos para Villanueva de Sijena y Huesca. Este impacto contrasta con la saturación turística de Barcelona, donde las obras son solo una parte de la vasta oferta del MNAC.

3. Precedentes legales y presión política

La devolución de los 97 bienes en 2017 demuestra que el cumplimiento de sentencias judiciales es posible, incluso en casos políticamente sensibles. Aragón argumenta que el MNAC y la Generalitat están incumpliendo la ley al retrasar el traslado de las pinturas murales, lo que ha generado tensiones entre comunidades. En 2023, el Gobierno de Aragón amenazó con sanciones económicas al MNAC si no se cumple la sentencia, mientras que el presidente de Aragón, Jorge Azcón, ha calificado la retención de las obras como “un desafío a la justicia”.

Análisis de viabilidad

Mantener las obras en el MNAC es viable desde un punto de vista técnico y museístico, pero enfrenta serios obstáculos legales y éticos. La fragilidad de las pinturas murales y la falta de infraestructura en Sijena hacen que su traslado sea arriesgado y costoso, con un alto potencial de daño irreparable. Además, el MNAC ofrece un entorno controlado y una plataforma global que maximiza el impacto cultural de las obras. Sin embargo, la sentencia del Tribunal Supremo es vinculante, y la resistencia de Cataluña podría escalar el conflicto político, dañando las relaciones interautonómicas.

Por otro lado, devolver las obras cumpliría con la justicia legal y ética, pero requeriría una inversión significativa en el monasterio para garantizar su conservación. Una solución intermedia podría ser un depósito temporal en el MNAC con un compromiso de mejora de las instalaciones de Sijena, aunque esta propuesta ha sido rechazada por Aragón, que exige la devolución inmediata.

Implicaciones culturales y sociales

El debate trasciende lo técnico y legal, tocando cuestiones de identidad y memoria. Para Cataluña, las obras de Sijena son parte de su narrativa como cuna del arte gótico, integradas en el discurso del MNAC. Para Aragón, representan un patrimonio expoliado que debe regresar a su origen para reparar una injusticia histórica. Este conflicto refleja tensiones más amplias entre centralización y descentralización cultural en España, donde las comunidades autónomas compiten por la custodia de su patrimonio.

La polarización también ha generado un impacto social. En Sijena, los vecinos ven el caso como una lucha contra el abandono rural, mientras que en Barcelona, algunos sectores perciben las demandas aragonesas como un ataque a su autonomía cultural. La prensa local, como Heraldo de Aragón y La Vanguardia, refleja estas divisiones, con titulares que oscilan entre la defensa del patrimonio y la denuncia del “expolio”.

Conclusión

La viabilidad de no trasladar las obras de Sijena al monasterio aragonés depende de cómo se prioricen los criterios técnicos, legales, éticos y culturales. Desde una perspectiva de conservación, mantener las pinturas en el MNAC es la opción más segura y práctica, garantizando su preservación y accesibilidad global. Sin embargo, esta decisión desafía una sentencia judicial y perpetúa un conflicto ético y político que podría resolverse con la devolución, siempre que se garantice la infraestructura adecuada en Sijena. Una solución híbrida, como exposiciones temporales o réplicas digitales en el monasterio, podría ser un punto de encuentro, pero requeriría voluntad política de ambas partes. En última instancia, el caso de Sijena nos recuerda que el patrimonio cultural no es solo un conjunto de objetos, sino un reflejo de las tensiones y aspiraciones de las comunidades que lo reclaman.

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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