altEl Valle de Arán es una comarca catalana con personalidad histórica y cultural diferenciada, situación que se materializa en una lengua propia, un estatuto jurídico particular y también, como respuesta al proceso soberanista catalán, en la voluntad de decidir su propio futuro con respecto a Cataluña y España.

 

 

 

 

El Valle de Arán es una comarca catalana con personalidad histórica y cultural diferenciada, situación que se materializa en una lengua propia, un estatuto jurídico particular y también, como respuesta al proceso soberanista catalán, en la voluntad de decidir su propio futuro con respecto a Cataluña y España.

 

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Las actuales fronteras entre Francia y España fueron trazadas por la Paz de los Pirineos, firmada el 7 de noviembre de 1659. Este tratado entregó a la jurisdicción francesa las antiguas posesiones de la Corona española al norte de la divisoria de aguas de la cordillera pirenaica. Hubo, no obstante, alguna excepción, y entre ellas figuró el Valle de Arán, que permaneció bajo control español por voluntad de sus habitantes, mostrada en distintas ocasiones a lo largo de la historia.

 

Más allá de la península

 

Los aproximadamente 600 km2 del territorio del Valle de Arán (en aranés, Era Val d’Aran), con capital en Viella (Vielha), están situados en la cuenca alta del río Garona y conforman la única comarca pirenaica de jurisdicción española que vierte sus caudales hidrográficos en la cuenca atlántica.

 

Arán se encuentra al norte de la cordillera axial y su única comunicación orográfica con la península Ibérica son varios pasos de alta montaña, de los cuales solo uno cuenta con enlace viario: el puerto de la Bonaigua. Sin embargo, hacia el norte, el cauce del Garona abre una cómoda vía natural que se adentra en el territorio francés.

 

El puerto de la Bonaigua se cierra con frecuencia en invierno, debido a las inclemencias meteorológicas (antaño quedaba vedado al tránsito durante cinco o seis meses). Esa fue la razón por la que el ejército español abrió el túnel de Viella (inaugurado en 1948): la vía subterránea garantizaba el abastecimiento de la guarnición militar del valle, que había sido invadido en 1944 por fuerzas del maquis.

 

Este condicionamiento geográfico explica que la lengua vernácula de Arán no sea el catalán, sino el aranés, dialecto del gascón; una variante de la lengua d’oc que usaron los trovadores medievales para cantar al “amor cortés”.

 

Instituciones protodemocráticas

 

Arán permanece unido a Cataluña desde 1174, cuando el rey de Aragón Alfonso I concedió a sus gentes un privilegio de protección que respetaba las leyes consuetudinarias y la peculiar organización política del valle, basada en las juntas de representantes locales. El privilegio fue respetado por los sucesivos monarcas catalanoaragoneses, de modo que supuso, para los araneses, una garantía de supervivencia cultural y nacional frente a la política expansionista y homogeneizadora de la monarquía gala de los Capetos.

 

En 1313, los jurados del valle, obedeciendo la voluntad general expresada mediante votación, reafirmaron su fidelidad a la Corona aragonesa ante el rey Jaime II, quien les concedería Era Querimonia, una suerte de carta de obligaciones y derechos pactada entre el monarca y los munícipes araneses; desde entonces, se considera que Arán quedó unido por propia voluntad a Cataluña.

 

Era Querimoniafue ratificada por Felipe V (1717), quien premió así otra excepcionalidad aranesa: su rechazo al archiduque Carlos de Austria, cuyo partido costó sus instituciones de gobierno al resto de los catalanes. De este modo sobrevivieron las libertades aranesas hasta la creación del partido judicial de Viella (1835), como consecuencia de la nueva administración territorial por provincias diseñada en 1834 por Javier de Burgos.

 

La Lei d’Aran y sus instituciones

 

Una vez reconstituida la Generalitat catalana en el marco del Estado de las Autonomías, el 13 de junio de 1990 se promulgó la Lei dera Val d’Aran, una suerte de estatuto particular del valle, desarrollo legal del Estatut catalán.

 

LaLeid’Aran ratifica la cooficialidad de la lengua aranesa, junto con el catalán y el castellano, en todo el territorio aranés; actualiza las antiguas instituciones políticas del valle y restaura su Conselh Generau (Consejo General, órgano legislativo), que tiene competencias en materia de educación, sanidad, cultura, servicios sociales, ordenación del territorio, transportes y comunicaciones, turismo, agricultura, ganadería, pesca y medio ambiente.

 

El Conselh está integrado por 13 consellers (consejeros), elegidos cada cuatro años en las seis circunscripciones que abarcan el total de las poblaciones del valle: Pujòlo (al que corresponden dos consejeros según criterio demográfico), Arties e Garòs (dos), Castièro (cuatro), Marcatosa (uno), Irissa (uno) y Quate Lòcs (tres).

 

Los partidos araneses

 

Los 13 consejeros eligen al síndic (jefe de gobierno). Desde 2011, el cargo está ocupado por Carles Barrera, del partido Convergéncia Democratica Aranesa (CDA), una formación política de cariz liberal y nacionalista aranés que actualmente cuenta con siete consejeros y un representante en el Parlament de Cataluña (integrado en el grupo parlamentario de Convergència i Unió, federación con la que CDA mantiene lazos orgánicos).

 

Otras dos fuerzas políticas están representadas en el Conselh. La principal de ellas es Unitat d’Aran (UA), de orientación progresista y aranesista, asociada al Partit dels Socialistes de Catalunya; ocupa cinco escaños. Por último, el Partido Renovador de Arties-Garòs, que recoge reivindicaciones municipales de ambas localidades y cuenta con un conseller.

 

Polémica sobre la consulta soberanista catalana

 

El anuncio de la puesta en marcha del proceso soberanista con que el president Mas sorprendió a todo el Estado en septiembre de 2012, suscitó en Arán un debate particular sobre la capacidad jurídica de sus ciudadanos para decidir en las urnas si quieren sumarse a una hipotética independencia de Cataluña o, por el contrario, prefieren otras opciones de futuro, en especial la permanencia en España.

 

El 11 de septiembre de 2013, con ocasión de la histórica Diada de Cataluña en que millón y medio de personas atravesaron todo el territorio del Principat formando una cadena humana, Francesc Boya, secretario general de Unitat d’Aran y senador por el Partit del Socialistes de Catalunya, abogó por la realización de una consulta específica sobre el futuro del valle, que debería celebrarse de modo simultáneo a la de los demás catalanes. Boya justificó su propuesta en el respeto al «vínculo libre” de Arán “con la Corona de Aragón, el Principado de Cataluña y el Reino de España». Por supuesto, el político aranés defendió el compromiso de respetar la decisión de sus paisanos, fuera o no distinta a la adoptada por la mayoría de la ciudadanía catalana.

 

En parecidos términos se manifestó a principios de 2014 el alcalde de Viella, Àlex Moga, que a la sazón es secretario general de Convergència Democràtica Aranesa y diputado del Parlament de Catalunya en el grupo parlamentario de Convergència i Unió. El munícipe reivindicó la capacidad legislativa de autodeterminación para definir la futura relación del valle con Cataluña y España.

 

Araneses… ¿y catalanes?

 

Estas exigencias, más o menos formales, parecen responder a un estado de opinión ampliamente extendido entre los 10.000 habitantes de Arán. En líneas generales, los naturales del valle anteponen su sentimiento aranesista al vínculo con Cataluña, sin que ello suponga rechazo. Además, buena parte del censo está formado por inmigrantes, la mayoría españoles, llegados para trabajar en las dos principales actividades comarcales, la construcción y la hostelería. Por último, el influyente sector empresarial teme que la ruptura entre Cataluña y España prive al valle del numeroso turismo español (el 40 % de sus visitantes).

 

Según un estudio sociológico de Mireia Faure, El sentiment de nacionalitat de la Val d’Aran (2007), la mayoría de los habitantes del valle se siente aranesa (65 %) y desea mantener sus instituciones de gobierno propias, así como la protección de la lengua y las manifestaciones culturales autóctonas (el 95 % de la población entiende el aranés, y lo habla un 70 %). Sin embargo, a un nivel superior, la adscripción nacional española (43 %) supera a la catalana (35 %).

 

Responden los partidos

 

Esta publicación pidió la opinión de los tres partidos políticos representados en el Conselh Generau d’Aran sobre la situación política y social del valle, y cómo no, acerca de su hipotética autodeterminación. Solo se recibió contestación escrita de los dos partidos mayoritarios. Respondieron las secretarias de Organización de ambas fuerzas: Victoria Saurina, de Convergència Democratica Aranesa, y Maria Vergés, de Unitat d’Aran.

 

Pregunta: ¿Hay, a juicio de ustedes, un conflicto social entre las identidades catalana y aranesa? ¿Se siente Arán incluido en la nación catalana?

 

CDA:No hay ningún conflicto entre identidades. Más bien al contrario, hemos encontrado en la identidad catalana el mayor y mejor cómplice para recuperar y preservar nuestra instituciones, nuestra cultura, nuestra lengua y nuestros derechos históricos. Solo hay que ver lo que el Parlament de Catalunya nos ha devuelto en los últimos 35 años. ¡Aran es un país incluido en la nación catalana, con personalidad propia y un reconocimiento explícito y singular, algo único en toda Europa!

 

UA:De ninguna manera podemos hablar de un conflicto social entre las identidades catalana y aranesa, que llevan conviviendo más de 500 años. Otra cosa es el amplio desconocimiento del hecho diferencial aranés por parte de la inmensa mayoría de los catalanes y catalanas, incluida la propia clase política, debido a la ausencia por ambas partes de una labor de divulgación pedagógica. Arán es una realidad nacional dotada de límites geográficos concretos, de lengua, cultura e historia propias, y de la voluntad de seguir siendo la misma que quiere mantener y respetar los pactos seculares de convivencia con Cataluña y España.

 

El valle cuenta con su propia ley administrativa, actualmente en fase de revisión. ¿La consideran ustedes suficiente para las necesidades de Arán?

 

CDA:Es el marco de desarrollo más grande posible en el actual Estatuto de Cataluña y en la actual Constitución española. Con su revisión tendremos la mejor ley posible, que dará al valle un instrumento que permitirá mejorar el estado del bienestar, ofrecer instrumentos para un mayor progreso, reforzar nuestra identidad y mostrarnos a Europa y al mundo como un ejemplo único. Está en nuestras manos.

 

UA:La ley de régimen especial del Valle de Arán fue aprobada por el Parlament de Cataluña en 1990, con diez años de retraso con respecto al mandato del Estatut de Sau, y debía ser revisada y actualizada en el plazo de cuatro años, según la disposición adicional 5ª del vigente Estatuto de Autonomía de 2006 (han transcurrido ocho años). Es claramente insuficiente para las necesidades de Arán, sobre todo por lo relativo a la financiación de las competencias acordadas y en la reforma del sistema de elección de consejeros, claramente antidemocrático y poco representativo.

 

¿Cuáles son las reivindicaciones económicas del valle ante la Generalitat catalana?

 

CDA: Un marco estable que nos permita ejercer nuestro autogobierno, focalizando este en una mejora para la sociedad y las personas que la conformamos actualmente, y para las próximas generaciones.

 

UA:Tal como se ha expresado en la pregunta anterior, es absolutamente imposible la implantación de un autogobierno sin un sistema de financiación estable e independiente de los vaivenes políticos y de la voluntad o generosidad de una de las partes.

 

¿Los recelos de la ciudadanía de Arán hacia la consulta catalana de autodeterminación se deben en exclusiva a factores económicos (el temor por el cese de la afluencia del turismo español al valle)?

 

CDA:¡Sin duda! Pero también cabe hablar del sentimiento de muchos araneses que han nacido en otras partes de España. Hay que ser objetivo con los planteamientos: en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, los partidos favorables al derecho a decidir sumaron en Arán un 49 % de los votos, frente al 51 % reunido por las fuerzas que rechazan este derecho. La situación está cambiando. Pero estamos en un punto en que nada de eso se pone a debate, sino el futuro de nuestras generaciones venideras. Somos herederos de las historia de miles de araneses que lucharon por ser lo que somos y estarán orgullosos de vernos luchar por lo que ellos soñaron y nosotros deseamos, como araneses y aranesas.

 

UA:La ciudadanía de Aran, como la ciudadanía de Cataluña, es diversa y plural, y los recelos a los que alude en su pregunta pueden tener motivaciones diversas: personales, políticas, identitarias, sociales y también económicas.

 

¿Defienden ustedes la celebración de una consulta aranesa en paralelo a la catalana?

 

CDA:Como todos los pueblos, el Valle de Aran tiene derecho a decidir su futuro, y CDA lo defiende. Pero la sociedad aranesa no cuestiona su relación con Cataluña. Es Cataluña la que cuestiona su relación con España, y mezclar conceptos solo se debe a intereses partidistas que buscan la división del pueblo aranés y ponen incluso en peligro nuestra supervivencia como pueblo histórico.

 

UA:En el bien entendido de que, como dijo en su día Juan XXIII, “aquel que tiene determinados derechos, tiene asimismo como expresión de su dignidad la obligación de reclamarlos”, el pueblo catalán y el pueblo aranés, claramente diferenciados, tienen los mismos derechos, que pueden o deban reclamarse o, si se quiere, exigirse con arreglo a las leyes y con respeto al ordenamiento jurídico, sin violentarlo. Nos gustaría recordar aquí las palabras de despedida a sus hijos del general Domingo Batet, fusilado por el régimen de Franco: “Las naciones sufren mucho por no cumplirse sus leyes y el mal es mucho mayor cuando faltan a ellas sus propios gobernantes”.

 

¿Qué pregunta creen ustedes que debería formularse a los araneses, en esa consulta paralela?

 

CDA:Si en algún momento Cataluña se comportara con el Valle de Arán como España se comporta con Cataluña, será el momento de ejercer un derecho (la consulta) que por lo que vemos alguien no está dispuesto a reconocer democráticamente.

 

UA:La o las preguntas a formular a los araneses deberían contemplar todas las posibilidades y establecer el modelo de relación tanto con una hipotética Cataluña independiente como con el Estado Español.

 

En caso de que Cataluña alcanzara su independencia, ¿contemplan ustedes la posibilidad de un Arán desgajado de Cataluña, que permaneciera en el Estado español?

 

CDA:¡No! Nosotros defendemos que el Valle de Arán sea una Entidad Territorial Autónoma con capacidad legislativa y ejecutiva, es decir, una autonomía avanzada. Hemos defendido y diseñado el aranesismo moderno y hemos pautado los ejes estratégicos que permitirán a todos los araneses y aranesas vivir en una sociedad más justa, con mejores servicios públicos, con mayor progreso económico y dentro de un país propio con los mejores instrumentos posibles para garantizar el desarrollo de las personas en plena libertad.

 

UA: Esa es una cuestión que deberían decidir los propios araneses en esa hipotética circunstancia.

 

Del mismo modo, dada una hipotética independencia de Cataluña, ¿contemplan la posibilidad de un Arán independiente (como Andorra, por poner un ejemplo cercano)?

 

CDA:Como partido aranesista, no nos ponemos límites a nuestra ambición en favor del Valle de Arán y de sus ciudadanos. Pero hay que ser realista antes de poner sobre la mesa debates que pueden hacer más daño que bien común.

 

UA:Contemplamos todas las posibilidades expuestas, sin excluir otras tal vez más adecuadas a nuestra realidad, siempre sujetas a la voluntad libremente expresada de los araneses, sin olvidar por otra parte que la cuestión identitaria es importante, pero la realidad social y económica de los araneses no lo es menos.

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