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El puente de los espías nos transporta a los tiempos de la guerra fría, una película de espías al estilo de los clásicos, con unos “héroes” tan humanizados como cotidianos en el cine de Spielberg.

Un nuevo apunte a la reciente historia estadounidense. Estamos en los años 50, después del ajusticiamiento del matrimonio Rosenberg acusados de espionaje a favor de la URSS, el enemigo de los USA en los años de posguerra. Empieza una guerra oculta que se denominó la guerra fría, con una psicosis de guerra nuclear y acusaciones por parte del Mccartismo a todo liberal de izquierdas, desde Hollywood hasta el ejercito, muchos estadounidenses fueron investigados, acusados y encerrados en prisión. En ese contexto de psicosis se inicia la película de Spielberg. 

Rudolf Abel (Mark Rylance) parece un tranquilo jubilado, un pintor callejero que apenas llama la atención, que pasea solitario por las calles de Nueva York. Pero esconde un secreto que el FBI descubre, es un espía soviético que ha estado robando secretos de los USA. Los medios de comunicación, el gobierno y la justicia exigen un castigo ejemplar, pero los valores democráticos del país están por encima de esa guerra fría. Aunque el espía está sentenciado de antemano, tiene que haber un juicio y un abogado defensor. Un prometedor abogado de seguros, antiguo pasante del juicio de Nuremberg es el escogido, James Donovan (Tom Hanks) acepta a regañadientes ser el abogado del espía, su decisión es más una obligación que una elección, su familia y sus amigos no entenderán esa decisión, pero el deber y sus valores democráticos le llevaran a defender al espia Rudolf Abel.

Unos inicios de gran realismo, donde Spielberg nos consigue interesar en ese retazo de historia casi olvidada de la guerra fría y de sus anónimos protagonistas, un juicio amañado con una sentencia prefijada nos conduce a una defensa del ser humano al margen de ideologías, los grandes nombres de la historia dan paso a esos subalternos que son los protagonistas reales de la historia. La dedicación y buen hacer del abogado Donovan, consigue salvar la vida de Rudolf Abel, de una sentencia previsible de muerte se pasa a una reclusión de 30 años.

Dos años después aparece otro de los protagonistas accidentales de ésta historia, Gary Powers, un piloto-espía americano que a los mandos de un avión espía U2fue abatido en cielo ruso mientras fotografiaba su territorio. Las páginas de prensa se llenaron de fotos del piloto y sus circunstancias. Derribado, detenido, juzgado y condenado a 10 años de cárcel.  

Así pasamos del melodrama histórico real a la pantomima, los protagonistas del drama lo viven como una representación teatral donde la realidad se trastoca, los personajes se vuelven intérpretes de otra historia que es el eje central de la película, las negociaciones del abogado Donovan a tres bandas, (USA, Alemania Oriental y la URSS), para conseguir el canje de Gary Powers por el espía Rudolf Abel, el lugar: el puente Glienicke en Potsdam, el puente de los espías.

En esta película, la música no la firma John Williams, el habitual de Spielberg, sino Thomas Newman. El guion es de Matt Charman, reescrito por los hermanos CoenUna interpretación clásica de Tom Hanks, actor fetiche de Spielberg, y una sorprendente actuación de Mark Rylance, en ese papel de espía impasible que no se altera ni en sus peores momentosambientación muy cuidada, con una reconstrucción histórica de los tejemanejes de la guerra fría, las relaciones difíciles de los dos bloques con sus miedos y sus paranoias, el levantamiento del muro de Berlín y la tensión al borde de la guerra real. Película con muchas escenas de bella factura, con esos paralelismos visuales del viaje en metro, las imágenes en el peligroso Berlin y en el libre Nueva York. Un thriller de ritmo pausado con tensión contenidaque se aleja de los arquetipos al uso de esas películas de acción con superespias ejecutivos. El puente de los espías recuerda aquellas películas de espionaje donde los valores de los “héroes” anónimos superan la grandilocuencia del poder del estado y sus dirigentes.

Entretenida película para amenizar estas fiestas navideñas, con la solvencia de un director que sabe utilizar los resortes melodramáticos para conseguir arrastrar al espectador en esta historia basada en hechos reales, con el sello Spielberg.      

Estreno: 4 de diciembre de 2015

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Director: Steven Spielberg

Reparto: Tom Hanks, Mark Rylance, Scott Shepherd, Amy Ryan, Sebastian Koch, Alan Alda…

Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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