El Teatro Gaudí de Barcelona estrenó el domingo 3 de marzo ‘Assange. El poder de la información’, una obra centrada en el caso y vida de Julian Assange. El texto está basado en el libro ‘El poder de la información’ de Víctor Manuel Díaz y Virginia Fernández, donde se recoge parte del pensamiento civil y político del fundador de ‘WikiLeaks’. La obra denuncia la persecución a Julian Assange que le llevó primeramente a pedir asilo y recluirse en la embajada de Ecuador en Londres en junio del 2012 y de la que finalmente fue expulsado para ser encerrado en Belmarsh, la prisión de máxima seguridad de Reino Unido. La policía británica lo sacó a rastras de la embajada de Ecuador y posteriormente fue llevado a la cárcel un 11 de abril de 2019. Sin condena alguna, Julian Assange estuvo huyendo de “Yankee”, ese toro bravo que cornea tanto con el pitón demócrata como con el republicano. Con la ayuda inestimable de los cabestros británicos fue acorralado, primero en Londres, después en Belmarsh. Dentro un mes escaso se cumplirán 4 años de su (re)encierro, despojado de cualquier derecho e incomunicado, esperando la decisión de la justicia británica: ¿Ser o no ser extraditado a Estados Unidos? 7 años en la embajada + 4 años en Belmarsh = 11 años. Es tal el tiempo que Julian Assange lleva en el infierno judicial norte-británico que un veinteañero puede ver a Assange como algo del pasado. Y no le faltará razón. Para un veinteañero la libertad de prensa es ya cosa del pasado.
La web está militarizada desde hace más de una década y es considerada como un asunto de seguridad nacional. Ya no hacen falta filtraciones sobre la matanza de civiles, los verdugos no se esconden en las cloacas y muestran sus asesinatos desde las redes sociales. Nosotros miramos impasibles, los más mayores anonadados por la falta de escrúpulos de nuestras democracias y los más jóvenes simplemente viviendo en el mundo que les hemos dejado.
En el fondo, poco o mucho, todo esto lo sabemos, por desgracia, pero lo sabemos. ¿Lo sufrimos? Bueno, vamos a reconocerlo: lo bueno de ser cobardes es que siempre podemos esconder la cabeza debajo del móvil y seguir pensando que somos valientes como Pepe Guindo.
¿Dónde radica entonces el interés en una obra de teatro sobre Julian Assange y el poder de la información? Es más ¿Qué interés puede tener ver una obra para aquellos que lo sabemos casi todo de Julian Assange y WikiLeaks? Según sus creadores, se trata de una obra “con voluntad de denuncia”, que además coincide con la semana de su posible extradición a Estados Unidos. Ocurre, sin embargo, que también se trata, ante todo, de una obra. ¡Sí! El poder del arte para recordarnos que las razones políticas e históricas pueden tener (deben tener) un desarrollo estético. Asistimos a demasiados discursos políticos prefabricados, demasiados intereses, demasiados egos. La política se ha cargado la voluntad popular. ¡Lo han conseguido! Van ganando, es cierto. Pero entre acojonados y anonadados es posible que la única forma de salir de este laberinto, que es política en toda su extensión, sea el arte.
Y hay una estética en el Poder de la información. Aunque la cuarta pared no aparece en ningún momento de la obra, los espectadores nos encontramos dentro de esa oficina claustrofóbica en la que pasa años y años Julian Assange. Joan Frank Charansonnet no imita a Julian Assange, no intenta parecerse a él, simple y bellamente nos muestra a un hombre comprometido con sus principios que lucha, cada día, por una causa justa. Es mucho más de lo que hacemos la mayoría de nosotros. Durante algo más de una hora estamos con Joan y Elena (en el papel de Stella Moris, su abogada y posteriormente compañera de Assange) que luchan, se aman y luchan. Ama y lucha, podría ser un buen resumen de El poder de la información que ya sabemos quién lo tiene.
Julian Assange, el poder de la información estará en cartel todo el mes de marzo en la ciudad de Barcelona. Espero y deseo que recorra todas las salas de Catalunya y ojalá, ojalá pueda verse en los teatros del país. La gente lo merece. Assange por supuesto.
*Fuente: https://loquesomos.org/el-poder-de-la-informacion-el-poder-del-arte/