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La crisis de Ucrania parece no tener fin, en medio de violentos choques armados, en la zona oriental del país, entre grupos separatistas prorusos y el ejercito ucraniano y entre la propia población civil, que podrían derivar en una guerra civil generalizada  y caminar hacia la división del país y el desmenbramiento de Ucrania. En medio de la complejidad de esta crisis, los socialistas revolucionarios, agrupados en la UIT-CI, reafirmamos la postura que asumimos desde la caída del gobierno capitalista pro ruso de Victor Yanukovich en febrero y la posterior anexión de Crimea por Rusia. Defendimos la movilización popular revolucionaria que derribó al gobierno corrupto y represor de Yanukovich pero denunciamos que no había ninguna salida para el pueblo trabajador ucraniano con el gobierno pro pacto con la Unión Europea(UE), EE.UU y el FMI  ni con el gobierno capitalista de Putin. Y que la disputa interburguesa instalada entre ambos podía llevar a un baño de sangre y a la debacle política y social de Ucrania. Y eso es lo que está empezando a suceder.

 

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La causa de este conflicto tiene orígenes históricos y otros más cercanos en el tiempo. Ucrania, un territorio muy rico por sus fértiles tierras y por sus riquezas minerales, fue siempre una nación invadida, dividida y explotada por diferentes imperios.  En el siglo XIX fue desmembrada , pasando su territorio oriental a ser parte del imperio ruso zarista mientras la parte occidental quedaba bajo el control del imperio austrohúngaro y de Polonia. Recién con la revolución de 1917, y bajo la política de Lenin de autodeterminación de las naciones, Ucrania fue reconocida en 1922 como una Republica socialista independiente y que por voluntad de su pueblo pasó a formar parte de la ex URRS.  El posterior régimen estalinista fue cercenando esa autonomía y creando todo tipo de monstruosidades represivas, que hoy pesan sobre la confusa conciencia de millones de ucranianos.  Crimea, por ejemplo,  fue “rusificada” por Stalin luego de la Segunda Guerra Mundial, quien expulsó a su pueblo originario, los tártaros, con el pretexto de haber colaborado con los nazis cuando la mayor parte estuvo del lado de Ejercito Rojo. Fue un pretexto para rusificar enviado contingentes rusos a colonizar la región este del país, entre ellos la región del Donbass en conflicto La burocracia estalinista buscaba así evitar todo autonomía y derecho de movilización de sus pueblos.

 

 La causa más cercana de la actual crisis está en la restauración capitalista  que se consolidó  en Ucrania, y en toda la ex URSS; a partir de 1991, luego de  la caída de la dictadura estalinista y de la proclamación de su independencia. El avance de la economía de mercado  hizo que Ucrania lleve décadas de saqueo y de empobrecimiento de los trabajadores y de los sectores populares, mientras crece una minoría de multimillonarios ucranianos, que están tanto en el sector capitalista pro ruso de Yanukovich como en la oposición liberal encabezada por la multimillonaria Yulia Timoshenko y Petro Poroshenko, alias “el rey del chocolate”, propietario de grupo Roshem de la industria del chocolate y la confitura. Ambos candidatos a presidente para las elecciones del 25 de mayo. Ellos han creado la división actual del pueblo ucraniano. Desde la  restauración del capitalismo en los 90, ha caído vertiginosamente el nivel de vida. La población disminuyó de 54 a 45 millones de habitantes, parte de la industria  ex estatal del este fue desmantelada por grupos mafiosos. El valor de la hora de trabajo es hoy menor de lo que se paga en China y 14 veces más bajo que en Alemania. El desempleo es del 8%.

 

 Esta crisis social es la que estuvo por detrás del movimiento popular Maidán, desatado en noviembre del 2013, que llevó a la caída del gobierno pro ruso de Yanukovich en febrero. La acción revolucionaria de las masas, en especial en Kiev, desbordó a la dirección política burguesa liberal que solo levantaba la bandera de restablecer un acuerdo económico con la UE contra el pacto de Yanukovich con Putin. Las masas fueron más allá y rompieron con el pacto que ya habían establecido la UE, Yanukovich, la oposición y Putin para tratar de estabilizar el país. Allí esta la raíz de la nueva crisis.

 

Desde entonces el régimen de Putin ha buscado activar los sentimientos “nacionalistas-ruso” de parte de la población del este ucraniano para buscar dividir el país. Se trata de una acción contrarrevolucionaria que no tiene nada de progresivo. Porque con ello busca: 1) derrotar la movilización popular revolucionaria de Kiev que anhela cambios de fondo en el país y 2) presionar para llegar a un nuevo gobierno proruso o estar en mejores condiciones para negociar con la UE y Obama un acuerdo a favor de sus negocios con el gas y de saqueo y control político en la región. Hay que tomar en cuenta que por Ucrania pasan los principales gasoductos rusos que llevan el gas a gran parte de Europa Occidental. Por eso el primer paso fue invadir Crimea y quedarse con la histórica base naval de Sebastopol en la estratégica entrada del Mar Negro.

 

Los actuales levantamientos separatistas pro ruso en Odessa, Donetsk, Slaviansk, en la región del Donbass en el este del país, son parte de esa maniobra de Putin. Aunque es real que en estas provincias predomina el idioma y la cultura rusa, no existe un verdadero movimiento genuino de autodeterminación nacional. Es un hecho que durante más de 60 años de convivencia  jamás hubo problemas entre los ucranianos de occidente y de oriente. Ni tampoco con el uso del idioma ruso. Por qué ahora surge esta crisis? Es evidente que el movimiento separatista está siendo impulsado por el gobierno capitalista de Putin, aprovechando, por un lado, la crisis social que también se vive en esta región, de peso industrial (acero, químicos) y mineral (carbón, hierro), por la caída salarial y el desempleo y, por otro, la política nefasta del actual gobierno liberal de Kiev, que apoyado por la OTAN y el imperialismo europeo y yanqui, ejerce una criminal represión de las FFAA contra el supuesto  “terrorismo” en vez de tener una política de otorgar formas autónomas de gobierno, de idioma y cultura junto a las reivindicaciones sociales que se reclaman.  Mientras Putin arma e incentiva grupos armados separatistas. Lo que ha llevado a duras confrontaciones en Odessa y Salviansk con decenas de muertos en ambos lados. Lo que incentiva aún más a las fuerzas separatistas pro rusas. Llevando la confrontación hacia una posible guerra civil que sería criminal para el pueblo ucraniano. Ya que sería una guerra fraticida entre el pueblo ucraniano, encabezada por dos bandos reaccionarios, dos bandos burgueses, que buscan poner a Ucrania y a sus trabajadores al servicio del imperialismo europeo y yanqui o al servicio de la oligarquía capitalista rusa que domina y saquea a muchos de los países de la ex URSS.

 

Sectores de la izquierda reformista mundial, encabezados por el gobierno chavista de Maduro, apoyan la política de Putin y su política de anexión y división de Ucrania bajo el argumento de que el gobierno de Kiev es “fascista” y pro yanqui. Y que Putin sería el “antiimperialista” y “no fascista”. Esto es falso. Desde ya el gobierno de Kiev es proyanqui y pro FMI y nadie que se llame de izquierda puede avalar su política pro imperialista y pro ajuste del UE-FMI ni el envío de tropas al este del país y sus acciones criminales como las de Odessa.. Pero es una caricatura de la realidad ubicar a Putin como “antiimperialista” y progresivo. El gobierno de Putin es tan burgués, represor y de derecha como el gobierno de Kiev. Al punto que, por su política en Ucrania, ha recibido el apoyo de toda la ultra derecha europea, como de Mariana Le Pen de Francia y de los neonazis de Aurora Dorada de Grecia, entre otros. Por otro lado, Putin viene llevando adelante una política de acuerdo con EE.UU para sofocar los procesos revolucionarios de la región. En especial contra la revolución siria, apoyando al dictador Al Assad.  Además, Putin, quizás haciendo un doble juego sobre Ucrania, presionar militarmente y negociar,  pactó el 17 de abril en Ginebra, con EE.UU y el gobierno de Kiev  convocar al desarme general de las milicias y a la entrega de los edificios ocupados en el este ucraniano y hasta convocó a desmontar el referéndum del 11 mayo. Cosa que los separatistas no aceptaron.

 

Rechazamos el intento de dividir a Ucrania que solo servirá para seguir saqueando sus riquezas y oprimiendo a sus pueblos. Ahora Rusia quiere levantar una falsa bandera separatista, como hizo en Crimea, para defender su nueva opresión con Gazprom y sus oligarcas rusos. Los trabajadores y el pueblo de Ucrania deben luchar por no caer en esta trampa dramática que les pone, de un lado el imperialismo yanki-UE y del otro, Putin y el nuevo capitalismo de Rusia. Y luchar por la defensa de una Ucrania unida e independiente sin pactos y ajustes de la UE-Obama-FMI sin pactos con Putin-Gazprom. Los trabajadores y el  pueblo ucraniano, tanto de occidente como de oriente, de habla ucraniana o rusa, deben unirse contra los enfrentamientos entre trabajadores, contra una posible guerra civil, contra la amenaza de militar rusa; para movilizarse para que exigir que no se pague la deuda externa con Rusia y las potencias occidentales, por la reestatización de las empresas industriales y mineras, para que trabajen conducidas por sus trabajadores al servicio del país, de un aumento salarial y por más trabajo. Y que los trabajadores, la juventud y el pueblo ucraniano occidental reclame por los derechos de autonomía regional para las provincias del este, para que todos puedan convivir en una Ucrania unida e independiente. Sabiendo que esto se logrará, en forma definitiva, bajo un gobierno de los trabajadores y el pueblo, que lleve adelante las reivindicaciones sociales y democráticas de la movilización. Los socialistas revolucionarios convocamos a realizar una campaña mundial de esclarecimiento sobre la realidad de esta confrontación fraticida y a defender el apoyo al surgimiento de una izquierda revolucionaria ucraniana que luche por estas banderas.

 

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