Ante las noticias recientes que aparecen a cuentagotas respecto a victorias de pequeños consumidores frente a grandes entidades financieras, entrevistamos a Àlex Dauden, desde 2012, Coordinador General de la Associació d’Usuaris de Bancs, Caixes i Assegurances de Catalunya (AICEC-ADICAE), organización de consumidores especializada en servicios financieros dedicada a la defensa de los derechos del consumidor y a la denuncia de los abusos financieros y bancarios.
Desde este frente, trabajan para conseguir un sistema económico más justo, al servicio de la ciudadanía y los consumidores que están pagando por partida doble los abusos y fraudes que se han cometido y tratan de que exista una respuesta organizada por parte de estos consumidores..
El tema «estrella» de las últimas semanas ha sido las resoluciones judiciales contra Bankia, que ya ha anunciado, por boca del ministro en funciones Luis de Guindos, que devolverá el capital a los inversores minoritario más 1% de intereses. Sin embargo, el interés que se debería aplicar a estas «devoluciones» debería ser el fijado por el mercado, alrededor de un 4%. Por este motivo presentasteis desde AICEC-ADICAE una demanda ante Arbitraje de consumo colectivo. ¿Puedes explicarnos la situación a día de hoy?
Nosotros, respecto a los pequeños accionistas afectados por la salida a bolsa de Bankia hemos realizado varias actuaciones.
ADICAE está personada como acusación popular en la querella que existe en la Audiencia Nacional contra los dirigentes de Bankia, para perseguir todos los delitos que han cometido. Conjuntamente, con más de 2200 pequeños accionistas. Incluso pedimos la imputación de la auditora Deloitte, que fue la que aprobó las cuentas de salida a bolsa, pero el juez no lo concedió.
Presentamos, como dices, en febrero una demanda contra Bankia y una petición ante Arbitraje Colectivo para una resolución extrajudicial. Bankia reaccionó dos días después ofreciendo esta propuesta extrajudicial que comentas, con el beneplácito del ministro De Guindos. Y nosotros, aunque con reservas, como puede ser el retorno de los intereses, celebramos esta propuesta, ya que siempre abogamos por acuerdos extrajudiciales para evitar sobrecostes a los consumidores.
Pero nos genera más dudas el tema de las costas judiciales. Estamos intentando que no se generen a nuestro usuarios costas adicionales a la hora de recoger su dinero. El juez de turno ha de decidir si se imputan costas o no, tanto a Bankia como a los consumidores. Lo normal sería que, dado que es Bankia quien ofrece el acuerdo, no sea así, pues, en cierto modo, están reconociendo su culpabilidad.
Otro asunto importante es ver qué va a pasar con esa gente que adquirió acciones después de la salida a bolsa hasta la convalidación de las cuentas en mayo de 2012. El comunicado de Bankia sólo hace referencia a las personas que adquirieron acciones según la oferta pública de suscripción.
Desde nuestro punto de vista, las responsabilidades son compartidas. Cuando hablamos de los fraudes y estafas que se han producido de forma masiva, no sólo hablamos de pequeños accionistas de Bankia, sino de cláusulas suelo, cláusulas abusivas en préstamos hipotecarios, preferentes, swaps… y un largo etcétera. Y existe, como decía, una responsabilidad compartida al 50%: De un lado existen los hechos demostrados y constatados en los tribunales por parte de los consejos de administración de estas grandes entidades financieras, pero entendemos que la otra parte corresponde a las actuaciones de los gobiernos de turno, porque han dejado «manga ancha» a las entidades financieras, con unos controles que no funcionan.
Por este motivo, desde hace años exigimos que existan voluntad política para que se cree un nuevo marco regulatorio y de supervisión. Que las medidas que se lleven a cabo sean efectivas.
¿Qué medidas serían estas?
Por ejemplo, desde hace años incidimos en la necesidad de que exista una clara división entre la banca de inversión y la banca de ahorro, medida que permitiría frenar la especulación. Uno de los males de nuestro sistema bancario es que se han comercializado, y se están comercializando, productos de inversión a usuarios que sólo pretenden ahorrar.
Más medidas a llevar a cabo podrían ser la creación de un catálogo de «productos blancos» financieros, donde hubiese productos de ahorro básico sin distinción entre «grandes y pequeños«, respetando aspectos de contratación básicos. En nuestra sociedad existen conflictos de masa, porque existen contrataciones de masa y porque los contratos que se ofrecen son de adhesión. Es decir, «o lo coges, o lo dejas«, por lo que esa «manga ancha» para crear cláusulas abusivas y realizar estafas masivas es muy grande. Por tanto, se necesitan medidas regulatorias novedosas que lleven a la creación de un marco regulatorio, pues las entidades bancarias instauran su propio criterio, sin ningún tipo de supervisión.
Un ejemplo claro de esto es la situación con las comisiones bancarias. Si analizamos los resultados de los balances de 2015 que están presentando las entidades financieras, veremos que, primero, se confirma que, con esta crisis, estamos socializando pérdidas y privatizando beneficios, pues las empresas están ganando millones y millones de euros. Y segundo, se confirma que la estrategia de la banca a lo largo de todos estos últimos años ha sido la de incrementar beneficios y cubrir los agujeros de sus balances a través de la aplicación de comisiones.
Mientras tanto, el gobierno no ha actuado con un marco regulatorio claro. Lo que consigue la «orden de transparencia de 2011″, por ejemplo, aprobada por el gobierno de Zapatero, es que las entidades no necesiten, ni tan siquiera, comunicar su tarifa de precios ante el Banco de España, principal ente de regulación bancaria. Esto provoca que entidades como Caixabanc cobre una doble comisión por la utilización de sus cajeros (cosa terminantemente prohibida por la ley), situación que hemos denunciado y cuyo juicio está previsto para el próximo 13 de abril. Este tipo de actuaciones, a las que se han ido sumando otras entidades como el Santander o BBVA desde el 1 de enero de este año, responde a un plan comercial que persigue la concentración del sistema bancario, pues la amplia red de cajeros de estas entidades, y más en la situación de exclusión financiera que vivimos, les permite captar muchos más clientes, que querrán evitar esa doble comisión.
Esto, finalmente, se ha prohibido, pero los pactos de precios entre entidades, que están siendo analizados por la Comisión Nacional de Mercados y Competencia, siguen por ese camino de concentración, con el beneplácito del gobierno. Se calcula que el hecho de sacar dinero de cajeros de otra entidad supone un coste para la entidad de 0.35€ y se están cobrando comisiones desproporcionadas de hasta 2€.
Ante esta situación, otra medida evidente es la necesidad de reformular los organismos supervisores. Bajo nuestra perspectiva, es necesario que haya organismos supervisores que se encarguen de la supervisión de la solvencia de las entidades financieras, de una forma eficiente, y no cómo se ha estado haciendo hasta ahora. No existen organismos de peso que se encarguen de vigilar las prácticas comerciales abusivas de las entidades financieras, función que queda relegada a los organismos de consumo, con las limitaciones que tienen. Esta «bicefalía» a la hora de supervisar se hallaba, incluso, en la propuesta de reforma bancaria de Barack Obama (aunque se quedó en el camino parlamentario).
En el contexto actual, Bankia puede ser en estos momentos la cara más visible, pero todo esto viene de una planificación, muy pensada desde hace tiempo, para liquidar el sistema de cajas de ahorro.
¿Crees que el endeudamiento de los partidos políticos favorece esta laxitud con ciertas prácticas?
Primero creo que deberíamos poner en valor la política, pues, ante una urna, somos iguales que Botín, Fainé… y es desde donde podemos cambiar cosas.
Dicho esto, es escandaloso el sistema de puertas giratorias que existe. Igual que la condonación de créditos. Por tanto, es muy importante que exista un sistema de incompatibilidades mejor que el que existe actualmente, que es pésimo, para que este sistema de puertas giratorias deje de funcionar. La figura de Rato es representativo de todo esto: vicepresidente del gobierno de Aznar, presidente del FMI, etc…
Asimismo, se ha de tener en cuenta, desde nuestra perspectiva, que se ha de intentar cambiar todo esto desde la acción colectiva y organizada de consumidores, No hay que olvidar que sólo habrá justicia para los consumidores cuando exista una justicia colectiva, que no tenemos. Cuando se creen mecanismos para solventar los conflictos de masa que existen en nuestra sociedad y que promuevan una justicia colectiva más eficaz y ágil. Esto es primordial para evitar que existan 4 millones de estafados por las clausulas suelo, 3 millones de estafados por las preferentes, 400.000 estafados por la salida de Bankia a bolsa, 470.000 estafados por el Foro Afinsa, etcétera…
Existe muy poca respuesta judicial a estos hechos… Incluso jueces, como Elpidio Silva (que llevó a Blesa al banquillo por el caso Bankia), han acabado inhabilitados cuando han intentado hacer algo…
Esto nos lleva a la impunidad. Existe una impunidad patente, incluso frente a las políticas de la Troika, más preocupadas por los intereses de banca y grandes empresas que por la ciudadanía..
El estado español ha tenido uno de los mayores rescates bancarios de Europa y el que lo ha pagado a un precio más alto. Y es también el gobierno que peor lo ha gestionado.
A esto se une la falta de un debate público sobre responsabilidades. No sólo no hay varios condenados, sino que la mayor multa aplicada contra una entidad financiera ha sido de 17 millones de euros contra el Banco Santander, por la comercialización de «Valores Santander», recurrida por la entidad y que quedará en nada. Y estamos hablando de millones de estafados. Es una vergüenza.
Se debe, por tanto, aumentar también las sanciones a las entidades bancarias. En Estados Unidos, por ejemplo, ha habido un debate público sobre la quiebra bancaria y se están aplicando multas de más de 4000 millones de dólares (por la salida de las «sub-prime).
Al final todo está interconectado, porque, por muy elevadas que sean las multas, a estas grandes entidades no les afecta demasiado. Se han de llevar a cabo varias acciones conjuntas: aumentar las sanciones, cambiar el marco regulatorio, acabar con las puertas giratorias, acabar con la impunidad y hacer justicia colectiva… Es necesario que todo se ponga en marcha.
Nos preocupa mucho la falta de democracia que ha habido en la decisión sobre que este debe ser el nuevo marco bancario. La creación del Sareb, el sistema de concentración bancaria, la liquidación de las cajas de ahorro… todo esto se lleva a cabo a través de lobbies internacionales, por encima de cualquier gobierno. Quien manda son los poderes financieros y no la ciudadanía, a la que nadie le ha preguntado si este es el modelo bancario que deseaba.
¿Cómo se puede luchas judicialmente, cuando las leyes están más a favor de las entidades bancarias que de los consumidores?
Se han hecho avances, aunque no todos los que quisiéramos. Seguimos intentando fomentar la justicia colectiva y esto pasa, además de por todo lo que hemos ido explicando, por evitar los colapsos judiciales. La asociaciones como AICEC-ADICAE sirven para evitar las denuncias una por una.
Hemos de romper la máxima de «divide y vencerás» y fomentar la unión, ante nuestra gran posición de indefensión como consumidores.
Se está llegando a unos niveles morales insufribles en los que la gente está empezando a pasar hambre o a suicidarse por no poder pagar su casa. No hace mucho que se hablaba de la necesidad de «refundar el Capitalismo» ante un posible colapso de éste, cosa que irá en contra, también, de las propias entidades bancarias. ¿El hambre y la ambición que demuestra el mercado financiero provocará que se alcance el límite del sistema alguna vez?
El ex-presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan, durante la comisión de investigación que se hizo en el congreso estadounidense, pidió disculpas y dijo que su marco de entender la economía había fracasado. Por tanto, yo creo que el Capitalismo ya ha fracasado.
Ahora bien, estamos en un momento histórico que nos permitirá en unos años ver en perspectiva hacia dónde nos dirigimos.
Las políticas macroeconómicas están enfocadas en reformar el Capitalismo, aunque vemos cada día como se pone en duda la solvencia del banco europeo más importante que tenemos (Deutsche Bank), se ponen en duda las políticas de la deudocracia, de los recortes que favorecen a las grandes entidades y que sufrimos como ciudadanos y, también, como consumidores… Estos recortes dan amplitud a los que quieren poner en duda el sistema de pensiones, de sanidad pública y hace que aseguradoras y entidades financieras empiecen a comercializar productos de ahorro y jubilación, seguros, etcétera.
En unos años podremos ver si nos encaminamos a este reforzamiento de un sistema que se ha demostrado que no funciona y que aumenta la desigualdad o si vamos hacia una reformulación del sistema económico.
Por mi parte soy optimista. Creo que el actual sistema económico es inviable y que la tendencia cambiará.
Históricamente el Capitalismo ha sufrido varias crisis cíclicas ¿Crees que, simplemente, estamos ante otra?
La intención de los poderes económicos es de que no haya un cambio, obviamente. Sin embargo, creo que llegará un momento, y lo demuestra la Historia, en que los poderes fácticos cambian. Habrá un momento de zarandeo.
Los poderes fácticos cambian gracias a las personas. Ante la situación actual de escándalos bancarios ¿Crees que han cambiado las relaciones cliente/entidad? No hace mucho, existía un perfil mayoritario de cliente que «reverenciaba» al personal de su oficina…
Han cambiado radicalmente.
Existe una desconfianza absoluta a la hora de entender las relaciones de consumo. Por ejemplo, antes había personas que explicaba más confidencias al director de la entidad financiera que a su familia.
Esta imagen de confianza se ha roto y la gente es consciente, en su mayoría, que el personal no es un asesor, sino un comercial que cumple unos objetivos marcados por sus superiores.
Las funciones de las antiguas cajas de ahorro era la de, precisamente, captar ahorro y dar crédito a la economía productiva. Esto, a partir de los años 80, cambia a una economía especulativa y financiera, que rompe con el esquema de cajas arraigadas al territorio y encaminadas a captar ahorro y con su obra social costeada con el patrimonio de los impositores.
La desconfianza existe y no volverá si las entidades financieras siguen con las mismas prácticas comerciales. Y siguen, tal como estamos viendo. Se siguen comercializando productos de riesgo a personas no indicadas.
La forma de entender el consumo ha cambiado. Ha acabado la locura consumistas que teníamos y estamos en la fase de consumir menos para vivir mejor. O, lo que es lo mismo, aplicar un consumo responsable y crítico. El discurso de «vivir por encima de nuestras posibilidades» es el discurso del sistema para cargar la culpa sobre la ciudadanía y los consumidores.
Referente a los productos de riesgo que se siguen comercializando, quisiera que nos informases sobre un producto que está comercializando Caixabanc: las «rentas vitalicias«, dirigidas a personas mayores de 65 años y cuyo funcionamiento bien podrían ser unas «preferentes 2.0″.
Llevamos desde 2013 advirtiendo sobre esta comercialización.
Las rentas vitalicias funcionan como unos seguros que tienen como «gancho» el pago de una renta vitalicia durante el resto de la vida del cliente. Pero presentan numerosos inconvenientes, tales como recuperar el dinero que depositas, ya que su liquidez es a un mínimo de diez años y, en ocasiones más, por lo que el cliente puede fallecer antes. Por otro lado, los beneficios que aportan sus intereses son escasos, de poca rentabilidad y retirar antes dinero de ese depósito puede suponer grandes perdidas, al estar sujeto, habitualmente, a las fluctuaciones del mercado de deuda pública.
A todo esto, hay que añadir que es un producto que no está vinculado a la garantía de depósito. Por tanto, la única garantía es la entidad financiera. Y, además, están sujetos a fiscalidad, por lo que, por ejemplo, si el beneficiario fallece, los heredero estarán sujetos al impuesto de sucesiones.
En efecto, pueden ser una nuevas preferentes. Ni siquiera están obligadas a que se les aplique la normativa MIFID (que diferencia los productos en complejos y no complejos).
Como decía antes, ante la duda sobre el futuro del sistema público de pensiones, Caixabanc aprovecha para obtener beneficio propio.
De hecho, el gobierno de Rajoy ha utilizado el fondo de pensiones para pagar deuda y rescatar los bancos…
En efecto. Ante situaciones como esta, nos encontramos cada vez más con la comercialización masiva de productos de ahorro y jubilación a jóvenes de 30 años para cumplir objetivos, lo que no tienen ningún sentido.
Volviendo a Bankia, no hace mucho uno de sus slogans era «hazte banquero«. Y, desde el gobierno y la propia entidad, se intentó justificar que cuando uno invierte se pueden producir pérdidas… No se podía culpar a los bancos…
Todos el que compra acciones sabe que es una inversión a largo plazo y que está en juego tu dinero frente a la fluctuación de mercados.
El problema de Bankia es su salida a bolsa es fraudulenta. En mayo de 2012 se demuestra al analizar las cuentas. Por tanto, se engañó y estafó a los pequeños accionistas.
Antes has nombrado el tema de las preferentes. ¿Cómo sigue la situación?
Como sabéis, se creó un sistema de arbitraje al uso para tratar los temas de las bancas nacionalizadas. Un sistema bastante perverso, porque era una lotería a la hora de recibir o no el dinero de vuelta.
Del total de los miles de millones comercializados por Bankia, Catalunya Caixa y Nova Galicia, sólo se pudo recuperar un 32%.
Quedan, pues, muchos preferentistas aún en busca de una solución y, en el caso de Bankia, son además, accionistas forzados, ya que les dieron acciones en forma de finiquito.
Para finalizar una pequeña reflexión: En el siglo XIV, si un banquero quebraba, era condenado a vivir de pan y agua, hasta que liquidaba sus deudas. ¿Cómo hemos podido llegar en sólo 600 años a que los banqueros no asuman ninguna responsabilidad de sus acciones? ¿Cómo se ha llegado a que la figura del Banco (dejando de lado la banca ética) haya devenido en un elemento quasi «diabólico«, donde prima más el beneficio de unos cuantos que el funcionamiento correcto y el crecimiento sostenido de una sociedad y un sistema financiero?
Arrogancia absoluta de los mercados financieros, permisividad por parte de los gobiernos y, sobre todo, la evolución a un Capitalismo feroz sin ningún escrúpulo y que superpone el beneficio de los poderosos al bienestar y la función social que han de cumplir las entidades financieras.
Como decíamos al principio, se ha de fomentar el debate por y para la modificación del sistema financiero, en aras del Interés General.
Lucharemos por ello.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.