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El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha asegurado este sábado sobre las negociaciones para formar un nuevo Gobierno: «No nos vamos a vender». Lo ha dicho al inicio de una reunión con los círculos del partido en Cataluña, en el que se han escuchado cánticos de «Sí se puede» y «No queremos pacto.

Acompañado del nuevo secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, Iglesias ha querido dejar clara su posición antes de responder a las preguntas de los militantes. «Hemos demostrado que podemos ceder y ser generosos, pero no hacemos política para que todo siga igual. No estamos aquí para elegir entre Guatemala y Guatepeor, sino para cambiar la vida de la gente. No nos vamos a vender. Hay decenas de miles de personas que sienten la rabia que siento yo cuando se dicen tantas mentiras y hay que aguantar tantos insultos», ha insistido entre aplausos.

«Venimos de las calles», ha añadido, en lo que parecía en muchos momentos un discurso destinado a galvanizar a los suyos y prepararlos para unas elecciones inminentes. Y, con ese horizonte, el líder de Podemos ha dicho que quiere estar en el próximo gobierno. «Queríamos un gobierno progresista y nos dijeron que lo más cómodo era pasar a la oposición. No nos presentamos a las elecciones para ocupar las cómodas bancadas de la oposición», ha asegurado.

Durante el acto apenas ha habido referencias a la consulta interna sobre qué pacto prefieren los militantes ni tampoco a un eventual referéndum de autodeterminación en Cataluña, una reivindicación que ha complicado desde el principio las negociaciones con e PSOE y Ciudadamosl

En cuanto al primer asunto, una pregunta de una militante ha dejado al descubierto el sentir casi unánime de los más de 600 afiliados presentes: «¿Pactaremos con Ciudadanos?». «Nooooo», han respondido casi al unísono. Iglesias ha añadido después que hay dos opciones para que no haya elecciones, la gran coalición y la «coalición progresista». «Y mi impresión es que algunos muy poderosos le han prohibido esta última al PSOE. Nuestra mano está tendida. Tuvimos más de cinco millones de votos en las generales, nos hemos ganado el derecho a que se nos hable con respeto. No estuvieron dispuestos a hacerlo, y les hemos demostrado que con nuestra dignidad nadie juega», ha zanjado el líder de Podemos.

Por su parte, el secretario de Organización, Pablo Echenique, ha centrado su discurso en la organización del partido, del que ha hecho autocrítica y ha admitido que debe «comunicar más y mejor» lo que hace.

Ha explicado que el partido ha ido avanzando de forma muy rápida, ha dejado algunas cosas para después y, en ocasiones, «se ha desenganchado el carro».

Los asistentes les han recibido con una gran ovación y al grito de «que no, que no queremos pacto», «a por ellos» y «sí se puede», a lo que Iglesias ha respondido: «no sabéis como necesitaba esto».

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Esta intervención llega después de que Podemos anunciaran ayer que preguntarán a sus bases -casi 400.000 inscritos- si quieren «un Gobierno basado en el Pacto de Rivera con Sánchez» o si apoyan su propuesta de «gobierno de cambio progresista». El resultado de dicha consulta se conocerá el día 18 de abril.

Para Pablo Iglesias no hay en toda España  otro territorio mejor para iniciar una minicampaña de la consulta interna  para decidir si se permite o no que Pedro Sánchez sea presidente del Gobierno que Barcelona. Primero, porque en esta provincia y en el conjunto de Catalunya, Podemos, dentro de la confluencia En Comú Podem, ganó con comodidad en las elecciones del 20-D. Y, segundo, porque en ningún otro lugar elpacto del PSOE  con Ciudadanos levanta tantas ampollas en los sectores progresistas como en el territorio catalán, por aquello de que ya conocen, y ya se baten en duelo, con la fuerza naranja desde hace 10 años.

Iglesias se dio un baño de multitudes en la Aliança del Poblenou, escenario de la noche electoral de la CUP el mismo 20-D, donde fue recibido con un atronador coro: «¡Que no queremos pacto!, ¡que no!». En cuanto tomó asiento no tardó en apuntar: «No sabéis cómo necesitaba esto». No en vano, los militantes de Podemos saben que un apoyo a la investidura de Sánchez acarrearía la dimisión del ‘Deus ex machina’ podemista.

Y sin solución de continuidad, el líder de la fuerza morada se ha arrancado con una intervención previa a las preguntas que las bases le han dirigido tanto a él como el flamante secretario de organización, Pablo Echenique: «No somos como ellos. Han querido domesticarnos, pensaron que la lógica institucional nos haría más cómodos para ellos. Y no ha sido así». Entendiendo como ‘ellos’ a las fuerzas del ‘establishment’ que son tres: PP y, sobre todo, no por ‘establishment’ sino por su cerco para pactar, PSOE y Ciudadanos.

A la pregunta directa de si Podemos pactaría con Ciudadanos, y tras un largo «no» del respetable, Iglesias ha recordado que en política hay que dialogar y ceder, pero nunca «traicionar a tu gente» y ha retado al PSOE a hacer lo mismo que él, poner en manos de la militancia con quién quiere pactar. Firme se mantuvo al conceder que solo hay dos vías para evitar unas elecciones, una gran coalición, la de ‘ellos’, es decir, PP-PSOE-C’s, o bien el pacto de izquierdas. ¿Y la abstención de la fuerza morada?, ha preguntado alguien. E Iglesias ha sido tajante: Abstenerse es apoyar la «posibilidad de un Gobierno que no quiere el cambio».

En los casi 100 minutos que ha durado la charla con la militancia, no ha habido ni una sola referencia al referéndum catalán Y una sola mención al futuro de su fuerza dentro de la confluencia multinombre (Sí que es Pot, En Comú Podem) que comparte con ICV y, sobre todo, el ‘colauismo’. Y ha sido, justamente, para desear que se mantenga la identidad propia de todos los participantes en la alianza. «Podemos es un actor más de esta confluencia, que es un espacio de encuentro bonito y útil». Y se cometería un error, ha dicho, si se quisiera acabar con esta pluralidad. Más o menos lo que ha dicho Ada Colau en la asamblea de ICV, donde ambos han sido invitados. Xavier Domènech, cabeza de lista de En Comú Podem el 20-D, ha comparado en el cónclave ecosocialista a la confluencia catalana progresista con el PSUC, del que ahora se cumplen 80 años de su creación. «El PSUC fue mucho más que una alianza de fuerzas, creó un espacio fuerte y central», ha señalado.

El papel de Echenique ha sido el de hacer autocrítica tras las trifulcas internas que ha vivido el partido. Ha justificado que «su jefe», es decir, Iglesias, cesara fulminantemente a su antecesor como secretario de organización, Sergio Pascual, por la «pérdida de neutralidad de la dirección nacional en asuntos territoriales». Aprendida la lección, Echenique ha prometido que ante el proceso que vive Podem, con tres candidatos a hacerse con las riendas de la fuerza en Catalunya (Albano-Dante Fachín, Raimundo Viejo y Jessica Albiach), la dirección no intervendrá.

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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