En los últimos años, un fenómeno preocupante ha emergido en las zonas rurales de Cataluña: el desplazamiento de las actividades de narcotráfico desde las grandes ciudades hacia pequeños municipios. Les Garrigues, una comarca situada en la provincia de Lleida, se ha convertido en uno de los epicentros de esta tendencia, con un aumento significativo de operativos policiales en el último año. Según los investigadores, la presión policial ejercida en la ciudad de Lleida y sus alrededores ha empujado a los narcotraficantes a buscar refugio en pueblos pequeños, donde la vigilancia es menor y las oportunidades para operar de forma discreta son mayores.
La presión policial en Lleida: Un factor determinante
La ciudad de Lleida, capital de la provincia homónima, ha sido históricamente un punto estratégico para el narcotráfico en Cataluña, debido a su ubicación geográfica y su conectividad con otras regiones de España y Europa. Sin embargo, en los últimos años, los Mossos d’Esquadra y otras fuerzas de seguridad han intensificado sus esfuerzos para desmantelar redes de cultivo y distribución de marihuana en la ciudad y sus alrededores. Según Jordi Fadurdo, jefe de la Unitat d’Investigació de la ABP Segrià, “es indudable que la presión que hemos ejercido en la capital y su entorno ha provocado que los narcotraficantes se hayan desplazado a pueblos pequeños, donde hay menos vigilancia y presencia policial”.
Esta presión policial ha resultado en una notable disminución de operativos en áreas urbanas como Lleida y sus municipios limítrofes, como l’Horta. Por ejemplo, el último operativo relevante en la ciudad tuvo lugar a principios de junio de 2025 en el polígono Els Frares, donde los Mossos descubrieron un laboratorio y una sofisticada plantación de marihuana transgénica. Sin embargo, mientras los operativos en la ciudad han disminuido, las intervenciones en las zonas rurales, especialmente en Les Garrigues, han ido en aumento.
Les Garrigues: Un refugio para el narcotráfico
Les Garrigues, una comarca rural de poco más de 20.000 habitantes, se caracteriza por sus extensos campos de olivos y almendros, así como por sus pequeños municipios, muchos de los cuales no superan los 500 habitantes. Esta tranquilidad y baja densidad poblacional han convertido a la comarca en un lugar atractivo para los narcotraficantes que buscan operar lejos de los radares policiales. En el último año, más de una decena de plantaciones de marihuana han sido desmanteladas en localidades como La Pobla de Cérvoles, Els Omellons, L’Espluga Calba, Vinaixa, Juncosa y La Floresta.
Un caso emblemático ocurrió el 24 de julio de 2025, cuando los Mossos d’Esquadra desmantelaron una plantación oculta en una casa situada en la plaza de l’Església de La Pobla de Cérvoles, un municipio de apenas 200 habitantes. La discreción que ofrecen estos entornos rurales permite a los narcotraficantes establecer cultivos en casas abandonadas, almacenes agrícolas o incluso en edificaciones aparentemente anodinas, como la mencionada vivienda en el centro del pueblo. Estas operaciones suelen estar equipadas con sistemas avanzados de iluminación, ventilación y riego, lo que evidencia la profesionalización de las redes criminales.
Además de Les Garrigues, otras zonas rurales de Cataluña, como el Pirineo, han registrado un aumento de actividad relacionada con el narcotráfico. Por ejemplo, el 4 de julio de 2025, los Mossos desmantelaron una plantación en un antiguo prostíbulo abandonado a pie de la C-14, en Ribera d’Urgellet, en el Alt Urgell, donde se incautaron de 653 plantas de marihuana y se detuvo a dos personas. Este caso ilustra cómo los narcotraficantes aprovechan estructuras abandonadas o poco vigiladas para establecer sus operaciones.
Causas de la migración a los pueblos pequeños
El desplazamiento del narcotráfico a zonas rurales responde a varias dinámicas. En primer lugar, la mencionada presión policial en las áreas urbanas ha obligado a las organizaciones criminales a buscar entornos menos controlados. Los pueblos pequeños, con una presencia policial limitada y una menor densidad de población, ofrecen un entorno ideal para operar con discreción. Además, la disponibilidad de edificaciones abandonadas o infrautilizadas, como antiguas granjas o casas rurales, facilita la instalación de plantaciones de marihuana sin levantar sospechas.
Otro factor clave es la conectividad de estas zonas rurales con las principales vías de transporte. En Les Garrigues, la proximidad a carreteras como la AP-2 y la N-240 permite a los narcotraficantes mover la droga rápidamente hacia otras regiones de España o hacia la frontera francesa, un punto clave para la distribución de marihuana en Europa. Según los Mossos d’Esquadra, muchas de las plantaciones detectadas en Cataluña están estratégicamente ubicadas cerca de autopistas para facilitar el transporte de la droga.
Por último, la permisividad del Código Penal español en relación con los delitos de salud pública, en comparación con otros países europeos, ha atraído a mafias extranjeras, como albanesas o de Europa del Este, a establecerse en Cataluña. Estas organizaciones no solo se dedican al cultivo y distribución de marihuana, sino también al blanqueo de capitales y al transporte transfronterizo de la droga, lo que incrementa la complejidad de las operaciones policiales.
Impacto en las comunidades rurales
La llegada del narcotráfico a los pueblos pequeños no solo representa un desafío para las fuerzas de seguridad, sino que también tiene un impacto significativo en las comunidades locales. En municipios como La Pobla de Cérvoles, donde la población es reducida y las relaciones sociales son estrechas, la presencia de actividades ilícitas puede generar desconfianza y temor entre los vecinos. Además, el uso de viviendas o edificios históricos, como la casa en la plaza de l’Església, para actividades delictivas, puede dañar el patrimonio cultural y la identidad de estas comunidades.
Otro problema es el impacto económico. Aunque el narcotráfico puede generar ingresos ilícitos para algunos individuos, también puede desincentivar el turismo rural y otras actividades económicas legítimas que son vitales para estas zonas. Por ejemplo, la proliferación de plantaciones ilegales puede disuadir a los visitantes que buscan la tranquilidad y el encanto de los pueblos de Les Garrigues.
Además, la presencia de redes criminales puede atraer otros tipos de delincuencia, como el blanqueo de capitales o el tráfico de armas, lo que complica aún más la situación. En el caso de Les Garrigues, los operativos policiales han revelado no solo plantaciones de marihuana, sino también laboratorios sofisticados y conexiones con redes internacionales, lo que sugiere que el problema trasciende las fronteras locales.
Respuesta policial y desafíos
Los Mossos d’Esquadra y otras fuerzas de seguridad han intensificado sus esfuerzos para combatir el narcotráfico en las zonas rurales. En Les Garrigues, los operativos han sido frecuentes, con al menos ocho intervenciones entre julio y diciembre del año pasado en municipios como Els Omellons y Vinaixa. Estas operaciones suelen implicar un trabajo minucioso de inteligencia y vigilancia, ya que las plantaciones suelen estar bien camufladas y los narcotraficantes emplean medidas de seguridad para evitar ser detectados.
Sin embargo, los desafíos son numerosos. La falta de recursos policiales en las zonas rurales dificulta la vigilancia constante, y la dispersión geográfica de los municipios complica la coordinación de los operativos. Además, la sofisticación de las redes criminales, que utilizan tecnología avanzada y conexiones internacionales, requiere una respuesta policial igualmente avanzada. Los Mossos han implementado herramientas como drones y aeronaves no tripuladas con inteligencia artificial para detectar actividades sospechosas, pero la magnitud del problema exige una estrategia integral que combine represión policial con medidas preventivas.
Perspectivas futuras
El desplazamiento del narcotráfico a los pueblos pequeños plantea preguntas sobre el futuro de la lucha contra este delito en Cataluña. Por un lado, la presión policial en las ciudades ha demostrado ser efectiva para reducir las operaciones en áreas urbanas, pero ha desplazado el problema a las zonas rurales, donde las comunidades son más vulnerables. Por otro lado, la internacionalización del narcotráfico, con la participación de mafias extranjeras y la conexión con rutas europeas, requiere una cooperación transnacional más sólida.
En Les Garrigues, la clave estará en equilibrar la represión policial con estrategias de prevención y desarrollo económico que fortalezcan a las comunidades locales. Iniciativas como la revitalización del turismo rural, la protección del patrimonio y el apoyo a la agricultura sostenible podrían reducir la vulnerabilidad de estos municipios frente al narcotráfico. Además, es fundamental aumentar la presencia policial en las zonas rurales y mejorar la coordinación entre los diferentes cuerpos de seguridad.
El traslado del narcotráfico a los pueblos pequeños, como los de Les Garrigues, es un reflejo de la adaptabilidad de las redes criminales frente a la presión policial. Si bien los operativos en la comarca han sido exitosos en desmantelar plantaciones, el problema persiste debido a la combinación de factores como la baja vigilancia, la conectividad de las zonas rurales y la permisividad legislativa. Abordar este desafío requerirá un enfoque multidimensional que combine represión, prevención y desarrollo comunitario. Mientras tanto, Les Garrigues seguirá siendo un ejemplo paradigmático de cómo el narcotráfico se reinventa para sobrevivir en un entorno en constante cambio.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.





