Janita “Jenny” Haan

En la historia del rock, pocas vocalistas han logrado reunir la esencia cruda, poderosa y emocional del género, como Janita “Jenny” Haan, la frontwoman de la banda británica Babe Ruth. Con una carrera que abarca más de cinco décadas, Haan no solo destacó como figura pionera en un escenario dominado por hombres en los años 70, sino que también dejó una huella imborrable en la música con su voz única, su escénica electrizante y su capacidad para transmitir emociones profundas a través de su interpretación. Y es que Jenny Haan puede considerarse la mejor vocalista femenina de rock de todos los tiempos, gracias a su impacto vocal, su contribución al legado de Babe Ruth, su versatilidad y su influencia en géneros tan dispares como el rock progresivo y el hip-hop.

Una voz que desafía convenciones

Desde su debut con Babe Ruth en el álbum First Base (1972), Jenny Haan demostró que su voz era un instrumento de poder y versatilidad sin igual. Descrita en entrevistas como “la voz más poderosa de la historia del rock”, Haan poseía un rango vocal que combinaba una intensidad visceral con una sensibilidad melódica. Su interpretación en canciones como “The Mexican” o “The Runaways” no solo destacaba por su fuerza, sino también por su capacidad para navegar entre tonos agresivos y pasajes más suaves, con una naturalidad que pocas vocalistas han logrado. A diferencia de muchas de sus contemporáneas, como Janis Joplin, con quien a menudo se la comparaba por su actitud y entrega, el timbre de Haan era único: una mezcla de crudeza bluesera y precisión técnica que le permitía adaptarse a los complejos arreglos de Babe Ruth, una banda que fusionaba hard rock, rock progresivo, blues, jazz y elementos latinos.

En “The Mexican”, por ejemplo, Haan no solo canta, sino que encarna la narrativa de la canción, inspirada en los westerns de Ennio Morricone. Su voz carga con el peso de la opresión y la lucha, resonando con una autenticidad que conectó con audiencias de todo el mundo, incluyendo, sorprendentemente, con la comunidad del hip-hop en los años 80, cuando la canción se convirtió en un himno para los B-Boys debido a su ritmo y su mensaje. Esta capacidad de trascender géneros, de ser relevante tanto en el contexto del rock progresivo como en el del breakdance, es un testimonio de su universalidad como vocalista.

Pionera en un mundo masculino

El contexto histórico en el que Haan emergió es crucial para entender su impacto. En los años 70, las mujeres en el rock eran una rareza, y las que lograban destacar a menudo lo hacían enfrentándose a prejuicios y barreras de género. Haan, con apenas 18 años cuando se unió a Babe Ruth, no solo tuvo que competir contra 40 vocalistas masculinos en su audición para la banda, sino que también enfrentó el escepticismo inicial de EMI, que no estaba convencida de tener a una mujer al frente de un grupo de rock progresivo. Sin embargo, su talento y carisma disiparon cualquier duda. Como ella misma recuerda, los miembros de la banda, todos músicos altamente capacitados, la acogieron como una igual y la ayudaron a pulir su disciplina musical, lo que resultó en una sinergia única que definió el sonido de Babe Ruth.

Haan no solo rompió barreras de género, sino que también desafió las expectativas estéticas y performativas. Su presencia escénica, descrita como “eléctrica” y “atlética”, era una extensión de su personalidad: una “chica salvaje y espíritu libre” llegada de San Francisco, como ella misma se describe. A menudo actuaba descalza, con movimientos acrobáticos que contrastaban con su estatura de apenas 1,50 metros, lo que añadía un elemento de sorpresa y magnetismo a sus presentaciones. Esta combinación de poder vocal y carisma escénico la convirtió en una figura icónica, comparable a leyendas como Robert Plant o Mick Jagger, pero con la distinción de haberlo logrado en un entorno mucho más hostil para las mujeres

Versatilidad y evolución artística

Uno de los aspectos más impresionantes de la carrera de Haan es su versatilidad. A lo largo de su trayectoria, no se limitó a un solo estilo vocal o género musical. En First Base, por ejemplo, podemos escuchar su capacidad para alternar entre la intensidad rockera de “Wells Fargo” y la sensibilidad emocional de “The Runaways”, una balada que muestra su lado más introspectivo. Su formación clásica, adquirida tras sus años con Babe Ruth, le permitió refinar su técnica vocal, utilizando los músculos centrales para proyectar su voz con mayor control y profundidad. Esta evolución se hizo evidente en proyectos posteriores, como su banda Jenny Haan’s Lion y su trabajo en solitario, donde exploró diferentes facetas de su voz.

Además, Haan demostró su adaptabilidad al colaborar con artistas de diversos géneros, desde sesiones con Strider, Be-Bop Deluxe y The Waterboys hasta la grabación de un comercial para BASF que fue premiado como el mejor del año. Su capacidad para adaptarse a contextos tan variados, desde el rock progresivo hasta la música comercial y el jazz, la distingue como una vocalista completa, capaz de trascender las limitaciones de un solo género.

Influencia y legado

El impacto de Jenny Haan no se limita a su trabajo con Babe Ruth. Su voz y estilo han influido en generaciones posteriores, no solo en el ámbito del rock, sino también en la cultura del hip-hop, donde “The Mexican” se convirtió en un pilar fundamental gracias a los breakbeats utilizados por DJs como DJ Kool Herc y David Mancuso. La versión de 1984 de “The Mexican” remezclada por John “Jellybean” Benitez, con nuevas vocales de Haan, reafirmó su relevancia en un contexto completamente diferente al de su origen. Este cruce de géneros es un logro raro para cualquier artista, y mucho más para una vocalista femenina en un género dominado por hombres.

Además, el legado de Haan se extiende a su papel como inspiración para otras mujeres en el rock. A diferencia de figuras como Janis Joplin, cuya carrera fue trágicamente corta, o Aretha Franklin, cuya influencia se centró más en el soul, Haan logró mantenerse relevante durante décadas, desde los años 70 hasta el presente, con la reunión de Babe Ruth en 2005 y el lanzamiento de Que Pasa (2007). Su longevidad, combinada con su capacidad para reinventarse, la convierte en un modelo a seguir para las vocalistas que buscan desafiar las normas establecidas.

Comparación con otras grandes vocalistas

Para comprender por qué Haan destaca como la mejor vocalista femenina de rock, es útil compararla con otras figuras icónicas. Janis Joplin, por ejemplo, era conocida por su intensidad emocional y su conexión con el blues, pero su estilo vocal era más limitado en términos de rango y técnica en comparación con Haan. Joan Jett, otra pionera, trajo actitud punk al rock, pero su enfoque era más directo y menos melódico. Pat Benatar, con su formación operística, ofrecía un estilo más pulido, pero carecía de la crudeza y autenticidad que Haan aportaba a cada interpretación. Incluso vocalistas modernas como Ann Wilson de Heart, aunque técnicamente brillantes, no alcanzaron el mismo nivel de innovación estilística ni el impacto cultural que Haan logró al fusionar géneros y trascender barreras culturales.

En el contexto de las vocalistas mencionadas en redes sociales, como Doro Pesch o Dolores O’Riordan de The Cranberries, Haan se distingue por su capacidad para combinar la fuerza bruta del rock con una sensibilidad melódica que pocas han igualado. Su influencia en la música urbana, además, la coloca en una categoría única, ya que ninguna de estas otras vocalistas ha logrado un impacto tan significativo en un género tan alejado del rock como el hip-hop.

Jenny Haan no es solo una vocalista; es un fenómeno cultural que desafió las expectativas de su tiempo y dejó un legado que sigue resonando en múltiples géneros musicales. Su voz poderosa, su escénica magnética, su versatilidad y su capacidad para conectar con audiencias diversas la convierten en una figura incomparable en la historia del rock. Desde su debut en First Base hasta su influencia en la cultura del breakdance y su longevidad como artista, Haan encarna el espíritu del rock en su forma más pura: rebelde, auténtica y atemporal. Por estas razones, no solo es una de las grandes vocalistas femeninas del rock, sino que puede considerarse, sin exageración, la mejor de todos los tiempos.

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Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.

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