alt
Ilustra Evelio Gómez.

Nací a finales de los ochenta. Y por ese motivo dicen que me pertenece la letra X.  Me pregunto si se estará acabando el abecedario… Para cuando tuve algo de consciencia, no antes del 94, la dictadura parecía quedar muy atrás y las guerras mundiales eran cosa de otro siglo. Y de repente fui lanzado a un incesante bombardeo de estímulos e información, a las mayores ventajas y a todos los placeres del mundo. Crecí con el auge del ocio y de la tecnología, y todo lo que esta nos ofrecía. Entonces, solía pasar interminables tardes explorando el mundo exterior, construyendo cabañas, luchando con enemigos imaginarios, dibujando sin cesar o empapándome de todo libro que cayese en mis manos.

Pero, de repente, llega internet. Y, sin saber muy bien cómo, me hallo en un mundo totalmente distinto al que recordaba. Como si en tan sólo un parpadeo el mundo a mi alrededor hubiese cambiado radicalmente. En tan sólo un segundo ya casi no sé ni donde vivo ni por qué funciona todo como lo hace. Ya no se quién tiene razón y quién no. Quién miente y quién dice la verdad. Qué hechos históricos fueron reales y cuales fueron manipulados.

Intento reconstruir lo sucedido. Un par de aviones se estrellan contra las torres gemelas. Existe mundo más allá de Aznar, ETA y Ruiz Mateos. Al Qaeda, Irak, neoliberalismo, imperialismo, Google, 11M, NOALAGUERRA, petróleo. No hay crisis, subprime, FMI, Europa, pandemia, Facebook, Youtube. ¡Crisis!, Twitter, revolución, macroeconomía, geopolítica, socioeconómico, 15M, Egipto, fin del capitalismo. Primavera árabe, apatía, PIGS, Alemania, prima de riesgo, tecnócrata.

Grexit, corrupción, urbanismo, endeudamiento, crédito, sistema financiero, fin de Europa, Merkozy, Irán, Líbano, Siria. Todo en tan sólo un instante.

En ese segundo, miles de vidas, sucesos históricos, sangre y lagrimas. Centenares de conceptos y tecnologías. Todo un árbol del saber cuyas ramificaciones parecen no terminar. Tan vertiginosos es el ritmo de este valiente nuevo mundo que nos hallamos paralizados, atónitos y confusos en este inabarcable océano de conocimiento, intentando encontrar algún islote de seguridad en medio del salvaje oleaje, incapaces de defendernos, incapaces de ver con claridad, de entender con precisión y, en consecuencia, de responder con la contundencia y seguridad del cirujano con su escarpelo.

Y, debido a esto, nos hallamos más desprotegidos que nunca. Nuestros abuelos, aunque analfabetos, podían tomarse su tiempo; nosotros no podemos permitírnoslo.  ¿Qué poderoso no se aprovecharía de esta confusión, arropado por legiones de expertos en todas las materias? ¿Qué podemos hacer ante esto?
Antes de poder conquistar las mejoras sociales, nuestra generación debe conquistar la información. La información es poder; y nosotros no la tenemos ¿Como podemos, como individuo, asumir tal descomunal cantidad de información? Simplemente, no podemos. Sólo hay un modo. La organización. Solos no podemos, juntos, lo lograremos.

Comparte:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.