Habrá a quién la lucha de los trabajadores de Parcs i Jardins de Barcelona le resulte tan sólo un minúsculo detalle, una anécdota o nota al pie, dentro de las vastas consecuencias de la gestión neoliberal que se está ejecutando hoy en día en el sector público. Más punzante que el caso de los jardineros, dirán algunos, son la sanidad y la educación públicas convertidas en pingües negocios.

Sin embargo, el caso del Institut Municipal de Parcs i Jardins ilustra con meridiana claridad el proceso  neoliberal  -etapa tras etapa- de cesión de funciones públicas en favor del sector privado. Y lo hace, no a pesar de la particularidad de su caso, sino precisamente por ella. Gracias al caso de Parcs i Jardins, podrá observarse en dos pasos la estrategia neoliberal: primero, el descrédito y la pérdida de calidad de un servicio público acosado por los recortes presupuestarios, para, segundo, dar paso a una escalonada privatización de los servicios prestados. Hasta que del servicio público sólo perdure una carcasa vacía de contenido y funciones.

Dentro de la serie que la Revista R@mbla lleva a cabo siguiendo las diversas protestas sociales (en relación a la sanidad, la cultura, la discriminación, etc), cumplimos encantados con la obligación de hablar con uno de los colectivos de trabajadores que más tiempo lleva luchando por sus derechos. Entrevistamos a Antonio Cano y a Carlos Bernal, delegados en el Comité de Empresa de Parcs i Jardins por la Confederación General del Trabajo (CGT), en su sede en Via Laietana.

Pregunta-. ¿Sueña la Sra. Imma Mayol con jardineros?

Antonio Cano-.  Hombre, nosotros no tenemos una bola de vidrio para saber lo que sueña…. Si soñara con nosotros, esa señora haría mal: sería de mal político, e incluso de mala persona.

P.- ¿Cuál es vuestra valoración del paso de la sra.Mayol por el IMPiJ?

A.C.- Cuando Imma Mayol se estrenó como responsable del Institut Municipal de Parcs i Jardins (IMPJ), una parte importante de la plantilla de Parcs i Jardins creyó que, con ella, entraban aires nuevos, de renovación. Y esto despertó esperanzas en el colectivo de trabajadores.  Con el tiempo se demostró que era peor que lo que había antes. Resultó peor porque, en lugar de avanzar hacia una coyuntura más dialogante, más progresista, llevó a cabo políticas radicalmente opuestas a lo que decía en la prensa: hablando de defender los servicios públicos, cuando lo único que hemos visto de ella es la privatización. Y es que, desde nuestro punto de vista, externalizar es privatizar: se realizan contratos para que un servicio público lo ejecute una empresa privada, no porque ofrezca un mejor servicio, sino porque hace negocio con él. Y eso es una política equivocada. Y creemos que si esta política la realiza el Partido Popular (PP) o Convergència i Unió (CiU), sigue estando equivocada, aunque, por lo menos, no se contradicen afirmando que son de izquierdas y que su lucha es la defensa y fortalecimiento del sector público, mientras sus políticas son de derechas. Para esto hacía falta votar a la gente que se llama “de izquierdas de verdad”: la señora Mayol ha realizado una política neoliberal, represiva con los trabajadores y con la representación sindical. La señora Imma Mayol ha dejado claro que ni es de izquierdas, ni es de verdad.

P. ¿Y cómo ha sido esta última etapa de la sra. Imma Mayol?

A.C.- Esta última etapa de la señora Mayol ha estado marcada por una falta de voluntad de mantener Parcs i Jardins como tal. En nuestro uniforme, teníamos un anagrama que decía: “Parcs i Jardins”: esto se diluye, desaparece este anagrama y aparece otro que pone “Medi Ambient”. Lo que este cambio transmite es que los trabajadores que limpian, que podan, que trabajan en los jardines, son todos de la misma empresa, cuando ésta no es la realidad.

P-. Explíquennos la protesta que llevaron a cabo el pasado mes de noviembre.

A.C.-Durante dieciocho días, hubo una media de veinticinco trabajadores encerrados, aunque más que encerrados, aquello fue una ocupación-acampada en la antigua sede de Parcs i Jardins (en la calle Tarragona), que duró hasta alcanzar un acuerdo sobre el tema de la jubilación parcial. Mucha gente estuvo acampada todos los días, y otros iban rotando porque, claro, se tenían que ir al trabajo. Se organizaron distintas actividades: chocalatada, conciertos de música, etc. Toda una serie de actividades, así como asistir a los actos de Iniciativa per CatalunyaEls Verds, para hablar con los responsables. Antes de las elecciones autonómicas, lo conseguimos tras diversas acciones. La última de ellas, con el candidato de Iniciativa Els Verds, Joan Herrera, que realizó una presentación en un bar del Eixample para el colectivo de gays y lesbianas, y allí estábamos nosotros. Consideramos que fue esta presión directa al candidato de Iniciativa en el Parlament de Catalunya, la que permitió desbloquear el asunto de la jubilación parcial, logrando así solventar el problema.

P. ¿Qué solución se encontró?

A.C.-Ten en cuenta que el trabajo de jardinero es un trabajo duro, en el que la gente está muy cascada, hay mucha hernia discal, es un trabajo físico… En el último convenio que firmamos -a parte del actual, que es el vigente porque estamos en negociaciones-, uno de los logros más importantes fue que los trabajadores de Parcs i Jardins tuvieran la posibilidad de jubilarse de forma parcial a los 60 años. Tal y como establecía la ley, la jubilación parcial significaba que los trabajadores debían trabajar el 15% -que representa 33 días al año- y el 85% restante lo cubría la Seguridad Social como jubilación. Estas jubilaciones parciales debían cubrirse con personal de relevo. Y el segundo gran logro en el acuerdo de convenio -que no está recogido en la ley, pero así se estableció-, fue que, una vez se acabara el contrato de relevo, el trabajador no fuera a la calle sino que se le ofreciera un contrato de interino hasta que apareciera una nueva oferta pública de ocupación. Entonces el trabajador interino se presentaba como cualquier hijo de vecino, y si aprobaba se quedaba la plaza, y si no, una vez ocupada la plaza, se iba a la calle. Pero al menos hasta entonces continuaba trabajando.

Carlos Bernal-. Con el propósito de mantener el número de plantilla, que ya es bastante corto como para ir perdiendo más trabajadores.

A.C.-. Con estas políticas neoliberales,  deciden, en el marco de la negociación colectiva, incumplir esta parte del acuerdo de convenio referente a las jubilaciones parciales, arguyendo que las leyes habían cambiado. En el Departament de Treball dicen que tienen razón, que con la ley en la mano hay un cambio legislativo: si antes trabajabas el 15% y el 85% correspondía a la Seguridad Social, el cambio en la ley dictaba que se tenía que trabajar un 25% y la parte de la Seguridad Social se reducía hasta el 75%. Ésa es la única diferencia legislativa.

Este mes de febrero, deciden continuar haciendo contratos de relevo. Sin embargo, cuando estos contratos de relevo terminan, no se les ofrece a los trabajadores un contrato de interino. Los echan a la calle. Por otra parte, hay una bolsa de trabajo: el listado de personas que se presentaron por la oferta pública. Así, los que mandaban en la Regidoria de Medi Ambient -la sra. Imma Mayol e Iniciativa-, para que no se vea tanto la tropelía, deciden que, cuando haya que realizar un contrato de relevo, en lugar de optar por la gente de la bolsa de trabajo que lleva tiempo esperando, contrataran a las personas que previamente han echado a la calle.

P.- Divide y vencerás…

A.C.-Es una forma de enfrentar a la gente de la bolsa con la contratada de relevo. Claro, cada uno mira por sus intereses: unos quieren trabajar y los otros también.

P. Hay cinco sentencias judiciales -una de ellas dicta por el Tribunal Superior de Catalunya– que dan la razón al Ayuntamiento de Barcelona en lo referente al no incumplimiento del convenio.

A.C.-Hay distintas sentencias sobre diversos puntos del convenio, no una sentencia global sobre el convenio. Son sentencias, por ejemplo, sobre el tema de horas extras. De igual modo, Magistratura de Trabajo ha dictado sentencias que nos daban la razón.

C.B.-La negociación ahora mismo está paralizada, con todos los incumplimientos que nos hemos ido encontrado. La mayoría de incumplimientos se refieren a contratación, horas extras, privatizaciones, externalizaciones, etc.

A.C.-Es un asunto complicado. Hay muchos temas donde el convenio dice una cosa y la interpretación del IMPiJ es otra. Esto crea un conflicto que casi conlleva estar en juicios cada día, a ver qué interpretación tiene cada cual. Por ejemplo, el convenio habla que se pueden hacer un 5% de horas  que no se considerarán horas extra. Se pagan como prolongación de jornada, cuando realmente son horas extra. Esto es un fraude a la Seguridad Social: pagan menos y cotizan menos.

P.- Es una acusación grave.

C.B.- Todos los técnicos, dirección y administración de la empresa, es decir, no el colectivo de jardineros sino el colectivo de administración, que viene a ser cerca del 35% de la plantilla, están cobrando un plus mensual que es el de las 40 horas. Nosotros tenemos una jornada laboral de 35 horas, y esta gente hace 5 horas más cada semana, que suman 20 horas extra cada mes. Y al cabo del año son 220 horas extras. El máximo de ampliación de jornada deberían ser 80 horas extra al año. Aquí ya se están pasando. La interpretación de ese artículo que dice que se podría ampliar el 5%, lo sobrepasan con creces. Lo que están haciendo es un incremento salarial  para un  colectivo de trabajadores, que igual cada uno se lleva unos 300 euros al mes por estas 5 horas semanales. Es un colectivo importante de la plantilla que se está llevando ese dinero. Pero el resto no vemos nada. Lo único que vemos es que estás en tu zona, en tu jardín, y se nos va de las manos la jardinería: porque no puedes llegar, porque falta personal,… Dónde antes había diez jardineros, ahora hay cinco.

P.- Las 35 horas semanales fueron todo un logro.

A.C.- Cuando se anunció la congelación salarial a los funcionarios públicos por parte del Gobierno de Aznar, después de la negociación colectiva, como ese dinero que se había perdido no se podía recuperar, conseguimos algo que para nosotros era muy importante: ser una de las primeras empresas en el estado español que implantó las 35 horas. Nosotros trabajábamos 37,5 horas y conseguimos las 35 horas a cambio de este dinero perdido. En este sentido, nosotros siempre hemos sido -y me sabe mal decirlo-, muy generosos. Siempre hemos buscado más la creación de ocupación que los incrementos salariales. Muchas veces hemos perdido dinero para conseguir que más gente entrara a trabajar. Siempre hemos creído que la continuidad del IMPiJ y de dotar de calidad al mismo, era que hubiera gente trabajando.

Una de las luchas más importantes en la propuesta de convenio es la de la contratación: del personal necesario para hacer el mantenimiento, de contratos eventuales para el verano,… en definitiva, contratar personal. Si no fuera por esto, hoy en día quizá el IMPiJ no existiría.

P.- La falta de personal debe suponer muchos problemas ordinarios.

C.B.-Estás en una brigada con cuatro personas donde a lo mejor antes había siete, y hay diferentes trabajos a realizar en un jardín: mantenimiento, limpieza, siega, riego, etcétera. Y acaba ocurriendo que la gente se marcha a trabajar sola, cuando en la calle nunca se debería hacer, porque te puede ocurrir cualquier cosa: una subida de tensión, un golpe de calor o cualquier otro percance.  De hecho, está regulado que en Parcs i Jardins no se podrá trabajar solo, pero en la práctica todos los días muchos trabajadores se van solos. Incluso trabajadores con deficiencias intelectuales van a trabajar solos: les dan la llave de paso de riego y “venga, ves a abrir los riegos”. Y esa persona se va sola a abrir los riegos por Barcelona.

Por otro lado, el tipo de jardinería que se realiza no es del nivel que nos gustaría a los jardineros de calle. Cuando vamos a recortar un seto, por ejemplo de pitosforum -que es una planta bastante habitual-, te dan la tijera de dos manos para que recortes el seto, en lugar de darte una tijera de mano para recortar, para vaciar, para sanear el arbusto. Lo único que te dan es para que lo dejes plano por encima y que se vea bonito, y ya está. Por dentro ese seto se va envejeciendo, no se renueva,… Lo mismo ocurre con la poda. Si en vez de podar un árbol cada cuatro años, haciéndole un rebaje del 30% como se está realizando estos últimos años, se llevara a cabo una poda más adecuada cada dos años, ese árbol tendría un mantenimiento óptimo.

P.- ¿Más ejemplos?

A.C.- Otro ejemplo es el césped. Hoy en día muchas zonas de césped de Barcelona, carecen de césped. Son malas hierbas que, como se cortan, se ve verde pero apenas hay semillas de césped. La calidad de los árboles de Barcelona deja mucho que desear.

C.B.-¿Cuántos años hace que no se lleva a cabo la escarificación (aireado de la tierra y limpieza de raíces para que el césped crezca en condiciones)? No se han comprado máquinas para llevar acabo la escarificación de los parterres. No se hace nunca.

A.C.-Hay estudios que afirman que los árboles están muy afectados, porque se han realizado podas extremas. La mayoría de plataneros de la ciudad están muy deteriorados. A nivel profesional, yo sí quería decir que Parcs i Jardins durante muchos años ha estado en la vanguardia de la jardinería a nivel estatal y europeo. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la calidad de los parques y de los jardines, incluso la profesionalidad de los técnicos, han dejado mucho que desear. Hace poco apareció un escrito de una gente de Sant Gervasi, sobre un árbol amenazado porque el Ayuntamiento quiere construir un párquing. Pues bien, a la hora de referirse al tipo de árbol, los técnicos se confunden, lo cual demuestra que el nivel deja mucho que desear.

P.- Como si se buscara el descrédito de Parcs i Jardins.

C.B.-En mi opinión, la voluntad de la dirección es perjudicar la imagen de Parcs i Jardins para que sea más fácil y comprensible por parte de la ciudadanía la externalización del servicio público. En este sentido, hay otro ejemplo: la carta a un diario en el pasado mes de junio, en que se acusaba “Ocho manos para plantar un arbolito. Esas ocho manos no son decisión del jardinero que está en la calle plantando un arbolito. La decisión corresponde a la Dirección, que ordena: “Para plantar este arbolito, se necesitan dos vehículos, el encargado, el peón, el que pica, el que se sube al camión… Y eso lo harán cuatro personas”. Es la Dirección la que decide cuánta gente hará cada trabajo. Eso no se lo inventa el peón que está en la calle. Entonces, por parte de la Dirección, no hubo ninguna respuesta a esa carta que crítica su propia gestión. Ninguna respuesta institucional diciendo: “Oye, los trabajos son estos y estos otros, y haga usted el favor de informarse bien”. En lugar de esto, silencio absoluto. Y han de ser los propios trabajadores quienes han de defender la gestión de la Dirección.

P.- ¿Hubo respuesta alguna a esa carta?

A.C.-La respuesta la hicimos nosotros. Se da la circunstancia que yo estoy destinado en la brigada de Poblenou, donde está el parque Doctor Trueta y el Parc Central del Poblenou (ese parque emblemático, del que nosotros realizamos una crítica fundamentada defendiendo que no cumplía criterios básicos de jardinería; es un parque de autor sin respetar criterios de jardinería). En fin, en la carta que se publicó, aparece una foto de esta brigada con cuatro compañeros plantando un árbol en la Rambla del Poblenou. Estas personas se sintieron muy indignadas, porque se daba a entender que eran unos perros gandules. Para plantar un árbol hay un camión que lleva otros diez, quince o veinte árboles, y que deben plantarse en otros tantos sitios. El arbolito tiene un cepelión (las raíces, la tierra), que igual pesa 50 o 60 kilos, más el tronco del árbol que puede medir cinco metros. Para bajarlo del camión, se necesita una grúa: necesitas una persona que conduzca el camión y que lleve la grúa. Y hay que cortar un carril del tráfico. Luego necesitas una persona que suba en la caja del camión para enganchar el árbol en la grúa, y esta misma persona tiene que bajar para desengancharlo y aguantarlo mientras el resto de compañeros echan el metro cúbico de arena. Son tareas en las que cuatro personas, en muchas ocasiones, son pocas.

C.B.-Te viene un camión con quince árboles y tienes que plantarlos. Los árboles no pueden volver al vivero. No es práctico pasear árboles por Barcelona.

P.- ¿Y se publicó vuestra respuesta?

A.C.-Se dio la circunstancia que pasaron un par de semanas, y no se publicaba. Llamamos al Consell de Comunicació de Catalunya [sic] y explicamos el caso. Este Consell presionó a El Periódico, que finalmente la publicó. Y el argumento que ofreció sobre por qué no la había publicado fue: “Se nos olvidó”.

C.B.- De todos modos, es bastante extraño que una persona escriba esa carta porque se indigna justo en ese momento…

P.- Volviendo al tema del número de operarios en plantilla, ¿cuál sería una cifra óptima?

A.C.-.En su día, el convenio recogió una cifra óptima de trabajadores para el mantenimiento de las zonas verdes de la ciudad: 1,2 personas por hectárea. Nosotros creíamos que la cifra debía ser más alta. En todo caso, la realidad es que el número de personas por hectárea se sitúa en un 0,7.

El argumento de la dirección del IMPiJ de por qué ha descendido el ratio, es que las innovaciones tecnológicas ya no necesitan de tanta gente como antes. Antes regaba con manguera y ahora con aspersores… Pero esto es un argumento engañoso: el riego por aspersores necesita de trabajadores, porque si nadie controla el correcto funcionamiento, a la larga comporta un deterioro.

C.B.-Un dato importante: la misma Imma Mayol decía, en un acto de hace un año, que el verde en la ciudad en el año 1992 era 100, en el año 2010 era 250. O sea, que se ha multiplicado por 2,5. La plantilla para mantener ese verde de la ciudad se ha quedado prácticamente en el mismo número. No ha crecido la plantilla, y sin embargo la zona verde a mantener es mucho mayor. Ahí se ve claro que no puede haber la misma dedicación sobre esas plantas.

P.- Y para 2015 se prevén 85 bajas.

A.C.-Pueden ser más, porque a parte está la gente que se jubilará, incapacidades,… El año pasado éramos unos 1050 trabajadores, y hoy en día somos unos 1010, de los cuáles unos 80 son trabajadores parciales, que trabajan un 15% o un 25%, con lo cual no es un número real.

C.B.-Si ahora mismo hay unas 100 personas jubiladas parcialmente, cuatro de los que hacen el 25%  suman un trabajador real. Por lo que la plantilla son bastantes menos que los que figuran.

A.C.-Mayoritariamente, aquellos con jubilación parcial trabajan un 15%. Es decir, que en números reales aún sería menos.

C.B.-En total serán ciento y pico de puestos de trabajo menos, entre jubilados y relevistas.

P.- En relación a la privatización de Parcs i Jardins, ¿qué deberíamos saber?

A.C.-Por un lado, está la privatización clara y dura -que han intentado varias veces y no han conseguido- de convertir Parcs i Jardins, de un estamento público a una empresa privada. Como esto no lo han logrado, han intentado hacerlo por parcelas. Han comenzado por externalizar distintas tareas de la jardinería: por ejemplo, la limpieza de los parques ya no la hacen los trabajadores de Parcs i Jardins,  sino que la realizan otras empresas. Incluso con historias de corruptelas: el Ayuntamiento de Barcelona está pagando los contratos a estas empresas para limpiar los parques, pero los trabajadores de Parcs i Jardins también tenemos la obligación aunque ya no nos corresponda, de si un parque está sucio, limpiarlo. Haría faltar explicar por qué los trabajadores de Parcs i Jardins deben hacer estas tareas de limpieza, cuando no les corresponde y además hay empresas privadas que están cobrando por estas tareas.

P.- Supongo que este aligeramiento de tareas no habrá sentado muy bien entre los trabajadores de Parcs i Jardins

A.C.-  Para nosotros, la jardinería es un concepto integral: un parque es la zona verde y la limpieza, todo lo susceptible de ser relacionado con un parque (los bancos, las papeleras, etc). El Ayuntamiento ha ido segregando todos estos trabajos auxiliares de la jardinería: la limpieza, el mantenimiento de las zonas infantiles,  una parte de la poda…, O los tratamientos fitosanitarios (herbicidas, tratamientos de enfermedades), que el año pasado fueron externalizados a una empresa. Que, por cierto, las medidas de seguridad consideramos que no son las más correctas: con un cañón que lanza productos químicos en la calle, sin señalizar, y en verano con las ventanas abiertas de las casas…  Una parte importante del mantenimiento de las zonas verdes de Barcelona ya se encuentra subcontratado.  Y el futuro parece marcado por ahondar en esta premisa. Ellos afirman que externalizar no es privatizar; y nosotros pensamos que externalizar es privatizar, aunque el amo del asunto sea el Ayuntamiento, porque los parques no se venden…

P.- ¿Los parques no se venden? ¿Seguro?

A.C.-¡De momento, de momento no se venden! Sí sabemos que se han dado casos, como en en el Laberinto de Horta, donde hubo el proyecto de instalar taquillas para poder entrar, previo pago. También corría el rumor que querían hacer lo mismo en el Parc Güell. Para nosotros, esto también sería privatizar. Si un ciudadano cumple con sus impuestos y para visitar un parque debe pasar por caja, sería hacerle pagar dos veces.

P.- ¿Se encuentra en el horizonte la privatización del Institut Municipal de Parcs i Jardins?

A.C.-El IMPiJ, que era un servicio municipal que dependía directamente del Ayuntamiento de Barcelona, se convirtió en un organismo autónomo, lo que supone un escalón más lejos de la gestión pública. El siguiente paso fue convertirlo en una Entidad Pública Empresarial (EPE). Y el último paso es constituirse en una Sociedad Anónima con participación del Ayuntamiento. Queda claro que nuestra relación con la administración va encaminada hacia la privatización.

En este sentido, parece que el mantenimiento de los jardines más emblemáticos seguirá siendo gestionado por el Ayuntamiento, pero el resto de zonas verdes serán responsabilidad de empresas privadas. Esto supone una vuelta atrás de los logros obtenidos en los años 80: que el Ayuntamiento democrático municipaliza el mantenimiento de la ciudad.

P.- Cerrada la etapa socialista en el Ayuntamiento de Barcelona, ¿cómo se valora este nuevo gobierno municipal de CiU?

C.B.-Antes de las últimas elecciones municipales, cuando se intuía que podía haber un cambio de gobierno, mantuvimos conversaciones con todos los grupos municipales para afrontar los problemas, los incumplimientos de convenio. Y en las conversaciones con Convergència i Unió (CiU), nos hicieron entender que su intención era que en los parques emblemáticos el mantenimiento siguiera siendo con una empresa municipal, mientras que todos los trabajos de calle -lo que ellos llaman auxiliares- pasaría a la empresa privada. Eso implica una reducción muy importante: hay mucha más jardinería pública de calle, de plazas, que no de jardines cerrados. Barcelona no es una ciudad de grandes parques cerrados municipales.

P.- De modo que CiU ha ido de cara respecto a sus planes.

A.C.-Siempre sienta peor que con el discurso te quieran engañar, a que te lo digan a las claras. Y esta gente, por lo menos, ya nos han dicho que su idea es la privatización.

P.- Ahora deberéis negociar el convenio con el nuevo equipo municipal, ¿no es así?

A.C.- Sí, lo que pasa es que las negociaciones están paralizadas. Hay un nuevo gobierno en el cual no ha comenzado la tela de araña de cambios administrativos. Suponemos que hasta el otoño no conoceremos los nuevos gerentes y responsables.

P.- Dejemos de lado, para ir acabando, las cuestiones más conflictivas. Explíquenme cuál es la parte gratificante del trabajo de jardinero.

C.B.-¿La parte gratificante del trabajo? Yo pienso que ninguna. A nadie nos gusta trabajar. Yo prefiero estar en mi casa que trabajando 7 horas dándole al pico, o a un chapo, quitando malas hierbas con la espalda doblada, o con una motosierra entre las ramas de un árbol.

P.- Quizá el trabajo sea así, pero no se puede ser jardinero de un día para otro.

C.B.-Hay un tema importante, como institución, Parques y Jardines, históricamente ha tenido una escuela de jardinería, que es el IES Rubió i Tudurí. De allí han salido montones de profesionales de la jardinería, de los cuales se ha nutrido Parcs i Jardins así como otras muchas empresas de jardinería.

De esta escuela, la ciudad debería sentirse orgullosa por esta institución de la jardinería que, a parte de hacer su trabajo, tiene su escuela, que forma a sus trabajadores,… Luego, además, la implicación de los trabajadores. No suele ser gente que esté de paso, si bien habrán algunos que estaban en paro y vieron la jardinería como una oportunidad. Pero la gran mayoría son profesionales de la jardinería que pretenden desarrollar su trabajo. Hay un sentimiento amplio de frustración porque se aprende un oficio, que luego, en tu lugar de trabajo, no puedes llevar a cabo.

P.- Entiendo

A.C.-. Una cosa es la jardinería, y otra cosa es trabajar de jardinero en Barcelona. A mí la jardinería me gusta mucho, y la defiendo. Yo fui a la escuela del Rubió i Tudurí. Un profesional de la jardinería realiza toda una serie de técnicas, que en Parcs i Jardins no se realizan. La jardinería me encanta, pero trabajar en Parcs i Jardins es como hacerlo en una fábrica. El trabajo es como cualquier trabajo: un tío que te manda, que a veces está más o menos capacitado, tiene un modo de tratar a la gente mejor o peor, y depende de todo esto puedes sentirte más o menos implicado. Llevo  veintitantos años trabajando en esto, como para sentirme reconfortado. Aunque en el trabajo, luego, acabes haciéndolo lo mejor posible.

C.B.-Hay ejemplo de trabajadores que están en una zona concreta y se pasan 220 días al año, con una desbrozadora colgada del cuerpo en parterres de hierba de metro y medio. ¿Cómo puede sentirse realizado ese profesional? Pues de ninguna manera.

A.C.-Cuando yo salí de la escuela, me sabía unas doscientos y pico plantas. El nombre en castellano, en catalán y en latín. De la familia que eran, cuándo florecía… Llevo 20 años trabajando en Parcs i Jardins, y ahora no sé si me acuerdo de cincuenta, que son con las que trato a diario.

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