altAnte las nuevas estrategias propagandísticas de los grupos ultraderechistas, como por ejemplo la caridad solo para españoles, Esteban Ibarra, fundador y presidente del Movimiento contra la Intolerancia, manifiesta

 

 

 

 

 

Ante las nuevas estrategias propagandísticas de los grupos ultraderechistas, como por ejemplo la caridad solo para españoles, Esteban Ibarra, fundador y presidente del Movimiento contra la Intolerancia, manifiesta su confianza en el poder de la educación y los sentimientos humanitarios.

 

alt

Desde principios de la década de 1990, el Movimiento contra la Intolerancia ha trabajado por la difusión de una cultura de la paz y la convivencia, y contra los mensajes y conductas de odio, racismo y xenofobia que siguen afectando a la sociedad española. Su presidente, Esteban Ibarra, analiza en esta entrevista diferentes cuestiones de actualidad relacionadas con las actividades de su organización, y con los nuevos retos políticos y sociales a que deben enfrentarse los defensores de la tolerancia.

 

Cuando yo era niño –corrían los años setenta– y por las calles apenas se paseaban unos cuantos guineanos, solía decirse que en España no había racismo. Las tornas han cambiado en las dos últimas décadas, con ocasión de la gran afluencia de emigrantes. ¿Resultan inevitables el choque cultural y sus peores efectos, la intolerancia y el racismo?

 

Cuando eras niño también había racismo, siempre ha existido con los gitanos, y también intolerancia, y no te digo nada en la época de la dictadura franquista. Pero es evitable en muchas ocasiones o al menos podemos disminuir su efecto, siempre que consideremos la diversidad cultural y humana. No tiene que haber choque, la Declaración Moderna de Tolerancia (UNESCO) anima a promover ese valor que implica respetar, aceptar y apreciar la diversidad de las personas.

 

Aunque los jerifaltes de la Unión Europea tiendan a confundir y homologar las posiciones reaccionarias y el racismo con cualquier movimiento de repulsa hacia la actual conformación de la misma, es cierto que las últimas elecciones continentales han asistido a un rebrote de la intolerancia étnica, euroescéptica pero a la par eurocentrista en el plano étnico.

 

Es verdad, crece la intolerancia y crece sobre todo una de sus manifestaciones: la xenofobia. Y por el desastre que vivimos en Europa, también crece la eurofobia, subyaciendo algo muy peligroso que es el renacimiento de organizaciones neonazis y de extrema derecha, algunas de ellas con resultados inquietantes en las últimas elecciones europeas.

 

Según los informes y estadísticas que maneja vuestra organización, ¿en qué posición se sitúa España dentro del ranking de la intolerancia europea? Dicho de otro modo: ¿somos más intolerantes que en otros países del continente o por el estilo?

 

En general, las encuestas nos sitúan en una zona de mayor respeto a la diversidad y tolerancia solidaria. Un parámetro que puede servir de ejemplo es la no existencia de partidos xenófobos con representación institucional significativa, salvo Plataforma per Catalunya, que tiene en esta comunidad autónoma 65 concejales y 75.000 votos. Y esa ausencia de representación institucional es debida a causas múltiples, desde la memoria de la dictadura hasta la existencia de la diversidad  turística (más de 60 millones de personas por año), que nos hace más abiertos, pasando por la propia diversidad endógena y la absorción del posible voto xenófobo por parte de algún partido convencional. Pero todo puede cambiar.

 

En el colegio de mis hijos hay chinos, magrebíes, eslavos… Algo habitual en la escuela pública. ¿La convivencia en las aulas desde la edad más temprana no contribuye a la aceptación de personas de otras culturas?

 

Contribuye porque nuestros niños y niñas crecen en diversidad cultural y lo ven como algo natural. En mi época nunca vi a un negro en la escuela, incluso cuando comenzó el Movimiento contra la Intolerancia, hace casi 25 años, llevábamos a los colegios a un educador negro y los críos le tocaban la piel para ver si era pintura. Es necesaria la Educación en los Derechos Humanos, en la Tolerancia e Interculturalidad, en acercarnos como semejantes, como humanos fraternos.

 

¿Crees que la desaparición de la asignatura de Formación para la ciudadanía puede contribuir negativamente a la difusión de la tolerancia entre los estudiantes?

 

Es un grave error. Necesitamos esa asignatura y más. Necesitamos que se aborde transversalmente y otras complementarias. La educación es el tesoro de la convivencia y sin ella no será posible. Van a dejar indefensas frente a la manipulación, la intolerancia y el fanatismo a generaciones de adolescentes. Es un error muy grave.

 

¿Desarrolláis actividades específicas en centros de enseñanza para el fomento de la tolerancia y los derechos humanos? ¿De qué tipo son esas actividades?

 

Fundamentalmente de sensibilización preventiva frente a la violencia, el odio, la discriminación y la intolerancia. También realizamos jornadas escolares, talleres de Radio Intercultural, celebramos los días internacionales contra el racismo, por los derechos humanos… Trabajamos con profesores y padres, y ofrecemos a víctimas de acoso por intolerancia (racismo, homofobia, discriminación, etc.) un asesoramiento jurídico desde nuestra entidad.

 

Aparte de esas actividades dirigidas a escolares, mantenéis foros públicos y una Oficina de Solidaridad con las Víctimas de la Intolerancia, organizáis actos públicos, editáis trabajos de investigación social… ¿Cómo se financia todo ello?

 

Todo ello y más. Nos personamos como Acusación Popular en defensa de las víctimas en procedimientos judiciales, realizamos monitorización e investigación de incidentes y delitos de odio, asesoramos legislaciones (cuando nos escuchan) como la Ley contra el Racismo y la Intolerancia en el Deporte… Y lo hacemos con financiación pública (subvenciones) y lo que no nos financian con dinero público, buscamos ayudas y donativos con campañas para conseguirlo.

 

Nuestros gobernantes se lamentan de la caída de la tasa de natalidad, pero a la vez se obstinan en impedir o limitar la entrada de jóvenes y niños de otras etnias. ¿No es ese un peligroso –aunque disimulado– mensaje racista?

 

Es una obstinación de carácter ideológico-cultural. Es absurdo. Tenemos un problema gravísimo de natalidad, somos un país envejecido, todos ganaríamos, los niños, las familias, la sociedad, el Estado. En muchas casos existe una mentalidad conservadora que hace ascos a la libertad o autonomía de la persona y nos impide avanzar por el sentido común.

 

¿La actual legislación española es insuficiente en cuanto a la protección de las víctimas de la intolerancia ideológica? ¿Por qué? En este sentido, ¿qué nuevas medidas consideráis imprescindibles?

 

Es limitada, en cuanto a la intolerancia en general y en todas sus formas (racismo, xenofobia, antigitanismo, homofobia, antisemitismo, islamofobia…), así como en sus manifestaciones de odio, discriminación y violencia por estos motivos. Es imprescindible que el Estatuto de la Victima incorpore lo establecido en la Directiva Europea que iguala en protección y derechos  a las víctimas del terrorismo, de la violencia de género y de los crímenes de odio (que son la expresión más terrible de intolerancia).

 

¿Temes que la llamada “Ley Mordaza” del ministro Fernández Díaz pueda recortar vuestra capacidad de actuación? ¿No es tal ordenamiento una muestra más de intolerancia, esta vez gubernamental?

 

En verdad que es una respuesta desde el miedo a la movilización de una sociedad que está muy enfadada por todo lo que está pasando, sus penurias y sufrimientos mientras otros se lucran y sacan provecho de una crisis que beneficia a los poderosos.  El recorte de derechos a los más vulnerables supone una falta de respeto a su dignidad, amparada por la Declaración de Derechos Humanos, y por tanto hay intolerancia institucional. Esperemos poder navegar e ir reconstruyendo  espacios de libertad.

 

“Mister Ébola solucionaría el problema de la emigración”. Algo así dijo Jean-Marie Le Pen. Este tipo de declaraciones, ¿no deberían ser juzgadas por un tribunal penal internacional, por lo que representan de desprecio activo a la vida humana?

 

Este sujeto es un fascista y pronazi, y su declaración es una apología del genocidio. En España, yo personalmente habría tardado diez segundos en poner una denuncia a través de nuestra asociación,  justo el tiempo necesario para realizar una llamada de teléfono a nuestro Departamento Jurídico. Hace tiempo que falta determinación en Francia frente a este problema.

 

Otra perla reciente, esta vez del alcalde de Vitoria, Javier Maroto: los magrebíes se aprovechan de las ayudas sociales para no trabajar. Y es que todo el mundo sabe que la generosa cuantía de las ayudas sociales, en España, elevan al necesitado a la condición de clase media-alta…

 

Sus declaraciones no se ajustan a la verdad y tras denuncias de organizaciones no gubernamentales, el fiscal ha incoado diligencias por sus palabras sobre los inmigrantes. Espero, sinceramente y por el bien de la convivencia, que cada vez se consientan menos este tipo de declaraciones que conllevan xenofobia.

 

Está proliferando la caridad ultraderechista: solo para españoles. ¿Crees que el invento les funciona, a efectos de simpatías y proselitismo ideológico?

 

Es una estrategia implementada en Grecia, Italia, Hungría… y ahora en nuestro país. Algunos lo realizan desde centros “okupas” neofascistas, persiguiendo dividir al barrio  con la comida solo para “españoles”. Buscan propaganda, conflicto, alentar la discriminación xenófoba y romper la convivencia. En Grecia y en contextos muy duros han logrado cierto resultado, pero espero que el valor de la solidaridad universal y el principio de igualdad de trato prevalezcan, que estos valores se enseñen en escuelas y medios de comunicación, y que las gentes de bien desprecien estas prácticas de discriminación xenófoba que en muchos caso pueden incurrir en delito y deben ser perseguidas por la Fiscalía de Delitos de Odio y Discriminación.

 

No hay que confundir la islamofobia con la lucha legal contra formas violentas como el yihadismo. ¿Vuestra organización contempla o desarrolla actuaciones preventivas frente a este problema, que sin duda es también una manifestación de intolerancia radical?

 

Claro que no hay que confundir la islamofobia, que es el rechazo y la denigración del islam, con el yihadismo integrista, que es una manifestación violenta y alejada de las lecturas de paz musulmanas mayoritarias. Todo integrismo violento debe ser erradicado. Lo que estamos viendo con Al Qaeda, Boko Haram, el Estado Islámico, todo ello es terrorífico, y a su vez habría que preguntarse quién les apoya financiera y militarmente para que quiebren estados y avancen con arsenales muy costosos. Nuestra entidad denuncia esta realidad y trabaja en las escuelas para que los adolescentes practiquen la tolerancia con la diversidad religiosa, no dejándose engañar por ningún fanatismo.

 

Tú has sido deportista profesional; en concreto, jugador y entrenador de baloncesto. ¿No son los valores del deporte –el aprecio por el propio esfuerzo, la cooperación entre individuos con diferentes roles, el respeto al rival– la antítesis de la intolerancia?

 

Es verdad, lo he sido durante muchos años. Estos valores son muy importantes, pero a veces la competitividad desmedida, el deseo de ganar por encima de todo, la mercantilización del deporte y el estrellato publicitario, hacen tanto daño que necesitamos complementar los valores de origen deportivos con una cultura neoilustrada que descanse en la dignidad intrínseca de la persona, recupere la libertad, igualdad y fraternidad universal, y haga de los Derechos Humanos el código de conducta integral. Con todo ello, creo, podemos competir y ganar a las perversiones en el deporte, pero hay que recorrer mucho camino. Me apasiona este debate.

 

“Yo también pienso que Esteban Ibarra debe morir”. Así se titulaba un grupo de Facebook creado en 2010. ¿El gobierno actual, tan sensibilizado con los mensajes insertos en las redes sociales, se preocupa por este tipo de amenazas directas a las personas que defienden los derechos humanos?

 

Tengo varias denuncias judiciales por agresiones y en marcha varios procesos por este caso; también por el juego titulado “Mata a Esteban Ibarra” y otras barbaridades que me han realizado los neonazis, incluyendo agresiones y amenazas a mi familia.  No hay suficiente sensibilidad. Promuevo una consigna: “Lo que es ilegal fuera de la Red, también lo es en Internet”. Y creo que hay que llevarlo a la práctica, e invito a quien sea víctima a denunciar. La sensibilidad se alcanza si denunciamos, si luchamos, si rompemos la indolencia institucional…

 

Por cierto, al creador del antedicho grupo de FB, ¿le alcanzó la acción de la justicia?

 

Ya os digo, hay procedimientos penales abiertos, lentos como es la justicia en nuestro país, pero firmes porque yo no voy a desistir. Todavía están a la espera de juicio, pero todo llegará.

 

Para acabar, cambio de tercio. El segundo punto de vuestro programa es “La erradicación de la violencia para la solución de conflictos”. El Movimiento contra la Intolerancia ha condenado la violencia de ETA, pero no parece demasiado interesado en el proceso de paz que se desarrolla actualmente en Euskadi.

 

Creo que el Movimiento contra la Intolerancia jugó un gran papel desde la conciencia pacifista y humanista movilizando a la ciudadanía. Estamos orgullosos de ello, incluso sufrimos un atentado de un paquete bomba en aquel contexto, por parte de un grupo antisistema que nos odiaba por movilizar por la paz. También otros grupos, como Denon Artean, Gesto por la Paz…, fueron muy importantes, yo diría que imprescindibles, para condenar el terrorismo, respetar al pueblo vasco y no dar espacio a grupos antidemocráticos. Ahora estamos en un momento donde le toca hablar a la política, y tienen que ser los ciudadanos y sus representantes quienes concreten el avance del proceso de paz.

Comparte:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.