La literatura española tiene una nueva cita marcada en rojo en su calendario cultural: el próximo 13 de enero, la Real Fábrica de Tapices de Madrid acogerá la ceremonia de entrega de la segunda edición de los Premios Zenda, unos galardones que, pese a su corta trayectoria, han logrado situarse como uno de los reconocimientos más estimulantes del panorama literario actual. Este jueves, durante un desayuno informativo celebrado en la capital, Arturo Pérez-Reverte, escritor y fundador de la revista Zenda, anunció los nombres de los ganadores de este año, entre los que figuran destacadas voces como Enrique Vila-Matas, Paco Cerdá, Chantal Maillard y Anna Caballé.
Con la franqueza habitual que lo caracteriza, Pérez-Reverte celebró la consolidación del premio y explicó que surge de “un profundo deseo de resaltar la literatura en su estado más puro”, una aspiración que, según él, solo puede lograrse desde un espacio libre de presiones externas. “Este premio es un ejemplo de lo que puede ser la cultura en España”, afirmó. “Un territorio alejado de la contaminación política, de la crispación y de la mala fe”. Sus declaraciones marcaron el tono de la jornada: un elogio al rigor literario, a la independencia creativa y al valor de la palabra escrita en tiempos convulsos.
Un galardón joven con ambición de permanencia
Los Premios Zenda nacieron con el objetivo de reconocer a escritores que, desde géneros diversos —novela, ensayo, poesía, crónica o investigación—, enriquecen el ecosistema literario español y latinoamericano. Impulsados por la revista homónima, fundada en 2016 por Pérez-Reverte, los galardones se han consolidado como una plataforma de prestigio en tan solo dos ediciones, en parte por la solvencia del jurado y por el respaldo de una comunidad creciente de lectores y autores que encuentran en Zenda un espacio para el intercambio de ideas y la difusión de la literatura contemporánea.
En esta segunda convocatoria, destacan nombres que representan distintas generaciones y sensibilidades, pero que comparten un compromiso inequívoco con la escritura. La presencia de figuras como Vila-Matas o Maillard confirma la apuesta por reconocer trayectorias consolidadas, mientras que autores como Cerdá o Caballé aportan la perspectiva de un periodismo literario y un ensayo biográfico renovados y profundamente influyentes.
Enrique Vila-Matas: un referente de la literatura posmoderna
Entre los galardonados se encuentra Enrique Vila-Matas, uno de los escritores españoles más celebrados dentro y fuera del país. Su obra, siempre en diálogo con la tradición literaria y con una fascinación constante por la figura del escritor y los mecanismos de la ficción, ha convertido su nombre en sinónimo de experimentación narrativa.
Vila-Matas, autor de Bartleby y compañía, Dublinesca o Esta bruma insensata, ha construido un universo literario propio que oscila entre la crónica personal, la reflexión metaliteraria y la novela en el límite de sus posibilidades formales. Su incorporación a los Premios Zenda refuerza la vocación del galardón por distinguir a autores que han expandido los horizontes de la narrativa en español.
En el anuncio, Pérez-Reverte no escatimó elogios hacia él, destacando la “coherencia de una trayectoria inclasificable” y su capacidad para “mantener viva la conversación literaria global desde una radical apuesta por la imaginación”.
Paco Cerdá: el periodismo narrativo que rescata la memoria
Otro de los premiados es Paco Cerdá, un escritor y periodista reconocido por su habilidad para convertir hechos reales en narraciones de alto voltaje emocional. Cerdá ha logrado situarse como uno de los referentes españoles del llamado non fiction o periodismo narrativo con obras como El peón, La buena muerte o 14 de abril, en las que combina investigación minuciosa y una escritura dotada de lirismo contenido.
Su literatura parte de lo real, pero aspira a trascenderlo, iluminando episodios olvidados o silenciados de la historia reciente. Su nombre en la lista de premiados evidencia la voluntad de Zenda de reconocer la importancia del periodismo literario como un género capaz de dialogar con la literatura en igualdad de condiciones. “El trabajo de Paco Cerdá —dijo Pérez-Reverte— demuestra que el periodismo puede ser también una forma de arte cuando se ejerce con rigor, sensibilidad e inteligencia”.
Chantal Maillard: la poética de lo interior
La poetisa y ensayista Chantal Maillard, otra de las galardonadas, es una de las voces más singulares de la poesía contemporánea en español. Su obra transita entre la introspección filosófica, el pensamiento oriental y la exploración de los límites del lenguaje. Libros como Hilos, Matar a Platón o La herida en la lengua han marcado a varias generaciones de lectores por su profundidad y su capacidad para nombrar lo inefable.
Maillard, nacida en Bruselas y afincada en España desde joven, ha construido una trayectoria que conecta lo intelectual con lo sensorial, la emoción con la reflexión, la palabra con el silencio. Su reconocimiento en esta edición de los Premios Zenda subraya la importancia de la poesía dentro del panorama literario actual, muchas veces opacado por la narrativa comercial. “Maillard nos recuerda —afirmó Pérez-Reverte— que la poesía sigue siendo un territorio esencial para comprender el mundo y para comprendernos a nosotros mismos”.
Anna Caballé: la gran arquitecta del género biográfico
Completando el grupo de premiados se encuentra Anna Caballé, una de las mayores especialistas en biografía y escritura autobiográfica en España. Profesora universitaria, investigadora y autora de estudios fundamentales sobre figuras como Carmen Laforet, Francisco Umbral o Emilia Pardo Bazán, Caballé se ha convertido en un pilar del ensayo literario en lengua española.
Su trabajo defiende la biografía como un género mayor, capaz de ofrecer lecturas renovadas del pasado y de devolver a la esfera pública voces fundamentales para entender la cultura contemporánea. Su inclusión en la lista de galardonados reivindica un género que, aunque a menudo se percibe como secundario, constituye una herramienta esencial para la difusión del pensamiento y la reconstrucción de la memoria cultural.
Una ceremonia que aspira a convertirse en un símbolo
La Real Fábrica de Tapices, un escenario cargado de historia y significado estético, será el espacio donde el 13 de enero se celebre la ceremonia de entrega. La elección del lugar no es casual: busca subrayar el vínculo entre tradición y modernidad, entre la artesanía del pasado y la creación contemporánea, un paralelismo que los organizadores consideran representativo del espíritu del premio.
La gala reunirá a escritores, editores, críticos, periodistas y figuras relevantes del ámbito cultural. Desde su primera edición, los Premios Zenda han apostado por ceremonias donde prima la cercanía, el diálogo y la reivindicación del papel social de la literatura. Según han adelantado desde la organización, se espera una jornada en la que los propios autores premiados puedan reflexionar sobre sus obras y sobre el estado actual de las letras en español.
Un espacio literario sin ruido político
Uno de los aspectos que más subrayó Pérez-Reverte durante la presentación fue la necesidad de desvincular la cultura de las tensiones políticas. En un país donde el debate cultural suele contaminarse rápidamente por posicionamientos partidistas, el creador del Capitán Alatriste reivindicó el premio como un refugio de independencia: “Zenda se creó y se mantiene con la idea de ofrecer un espacio libre, un lugar donde la literatura pueda respirar sin interferencias”.
El autor explicó que la revista —y, por extensión, los premios— busca reunir a escritores de distintas tendencias, generaciones e ideologías bajo una única bandera: la del respeto por la escritura. “La cultura tiene que ser un espacio donde las personas dialoguen, discrepen y creen sin miedo a ser etiquetadas. Si no cuidamos ese territorio, lo perderemos”, sentenció.
Un futuro prometedor para la iniciativa
Con solo dos ediciones, los Premios Zenda han conseguido atraer la atención de la crítica y del público lector, y todo indica que su proyección seguirá creciendo. La diversidad de géneros representados, la calidad de los autores premiados y la filosofía editorial del proyecto apuntan hacia una consolidación natural del galardón en los próximos años.
Para muchos observadores del sector cultural, la iniciativa supone un impulso significativo en un momento de profundos cambios en los hábitos de lectura y en la industria editorial. En ese sentido, los Premios Zenda se presentan como un recordatorio de que la literatura sigue siendo un espacio de resistencia, creatividad y diálogo.
A la espera de la ceremonia oficial, los nombres de Vila-Matas, Cerdá, Maillard y Caballé ya resuenan como símbolo de esta edición. Cada uno, desde su singularidad, aporta un capítulo imprescindible al panorama de la literatura en español. Su reconocimiento no solo celebra sus obras, sino también la idea de que la literatura, incluso en tiempos inciertos, continúa siendo un territorio fértil para la libertad y la reflexión.
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.





