El soberanismo civil recoge el guante. Una vez el Gobierno ha cumplido el objetivo de poner fecha y pregunta al referéndum, el independentismo se conjuró ayer para hacer efectiva la votación. Decenas de miles de personas -30.000, según la Guardia Urbana- respondieron ayer a la convocatoria de la ANC, Òmnium y la AMI dispuestos a hacer saber al Estado que no lo tendrá fácil para impedir que el 1 de octubre haya urnas. Aceptando la petición que un día antes había hecho Carles Puigdemont, el soberanismo se conjuró ayer para resolver las trabas que puedan llegar. Un objetivo resumido por Pep Guardiola, ve por un día de la movilización permanente: «Votaremos aunque el Estado no lo quiera».

Las asociaciones volvieron a demostrar que, a estas alturas, el movimiento que en Cataluña congrega más gente a las plazas sigue siendo el independentista. 40.000 personas llegadas de todo, que hicieron cabeza, a pesar del calor asfixiante, a la fuente de Montjuïc, justo delante de las Cuatro Columnas de Puig i Cadafalch, para apoyar la consulta que el gobierno quiere sacar adelante ahora ya de manera unilateral tras la negativa del Estado a pactar ningún referéndum.

El encargado de poner voz a este apoyo a la vía unilateral fue el entrenador del Manchester City, Pep Guardiola. El ex-Barça subió al escenario justo después de que lo hicieran una multitud de representantes de la sociedad civil que, urna en mano, se fueron acercando uno a uno al micrófono para lanzar un mensaje repleto de referencias en defensa de la democracia, la libertad, la soberanía y la justicia social. Entre las caras más conocidas que precedieron Guardiola, se pudieron ver el activista David Fernández y el escritor Julià de Jòdar, ex diputados de la CUP; el cocinero Fermí Puig; la directora de cine Isona Passola; la historiadora Anna Sallés; el profesor Arcadi Oliveres, y la también activista y cantautora Montse Castellà, entre muchos otros.

Y, por encima de todos los mensajes a la ciudadanía, un compromiso firme con las urnas. «No tenemos otra salida», anunciaba Guardiola tras recordar que hasta dieciocho veces se ha intentado pactar con el gobierno español un referéndum, sin éxito. La determinación para poner las urnas compartía protagonismo con una contundente crítica hacia el Estado, acusado de «poner en marcha una persecución política impropia de una democracia en la Europa del siglo XXI». Por ello, las entidades también instó a la comunidad internacional «a hacernos lado en la defensa de los derechos hoy amenazados en Cataluña, como el derecho a la libertad de expresión política y el derecho a voto».

Pero ayer no sólo se apoyó el referéndum. El acto en Montjuïc también sirvió para que la ciudadanía tome posición junto al gobierno cuando cumpla con el mandato democrático de poner las urnas a pesar de los intentos del Estado para impedirlo: «No estaréis solos», aseguraba. El manifiesto concluyó con el compromiso de «defender con todas nuestras fuerzas la democracia y nuestros representantes», leyó Guardiola.

La primera de las grandes movilizaciones en defensa del referéndum quiso dejar en un querido segundo plano los miembros del gobierno. El presidente, Carles Puigdemont, y el vicepresidente, Oriol Junqueras, siguieron las intervenciones desde los asientos, acompañados de todo el equipo de consejeros y de la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, con el resto de miembros de la Mesa, todos ellos querellados por no haber prohibido el debate parlamentario sobre la independencia en la cámara catalana tal como les exige la justicia. De hecho, hoy declara al TSJC el secretario Joan Josep Nuet, de EUiA.

En las primeras filas frente al escenario, también estaba la mayoría de diputados de Juntos por Sí y algunos de la CUP, así como multitud de cargos electos, principalmente alcaldes, que también expresaron su compromiso de estar al lado del gobierno para poder hacer efectivo el referéndum. La llamada a la unidad tuvo un protagonista: el alcalde de Igualada, Marc Castells (PDeCAT), con una llamada inesperada nada más comenzar el acto: «Suspendemos la militancia de nuestros partidos políticos para militar sólo para Cataluña» , espetó ante algunas miradas incrédulas de otros dirigentes del PDeCAT y de ERC, que, consultados por este diario, atribuían el mensaje, más bien simbólico, a una decisión personal de Castells.

Además del manifiesto, que fue consensuado entre todas las partes implicadas en el referéndum, las entidades también quisieron poner su grano de arena más personal con las intervenciones de sus presidentes: Jordi Sánchez, Jordi Cuixart y Neus Lloveras. Especialmente contundente fue la del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, que instó a los ciudadanos a actuar sin miedo y ofreció un mensaje con una imagen gráfica: «No tiene suficiente cárceles para poner todo el pueblo», fue una de las declaraciones más aplaudidas. Cuixart hizo llamadas reiteradas a la unidad de todos los ciudadanos, los del sí y los del no, apelando al espíritu del escritor Paco Candel y la diversidad del pueblo catalán.

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