En el corazón de la educación catalana, un entramado de escuelas vinculadas al Opus Dei ha tejido una red influyente que combina tradición católica, excelencia académica y controversias persistentes. Fundada en 1928 por Josemaría Escrivá de Balaguer, la Prelatura del Opus Dei –una institución personal de la Iglesia Católica– ha extendido su influencia a través de iniciativas educativas en todo el mundo, con un énfasis en la santificación del trabajo cotidiano y la formación integral. En Catalunya, esta presencia se materializa en un grupo de colegios que, hasta recientemente, han operado bajo un modelo segregado por sexos, financiados en gran parte por fondos públicos. Sin embargo, cambios legislativos y presiones sociales están reconfigurando este panorama, obligando a muchas de estas instituciones a elegir entre mantener su identidad diferenciada o preservar las subvenciones estatales.
En un contexto donde la educación concertada representa un 30% de la oferta en Catalunya, según datos del Ministerio de Educación español, las escuelas del Opus Dei destacan por su modelo elitista y su vinculación a redes de poder, pero también por las críticas sobre desigualdad y uso de dinero público para promover valores conservadores. Con un presupuesto educativo catalán que supera los 6.000 millones de euros anuales, el debate sobre estos centros no es solo económico, sino ideológico: ¿deben los impuestos financiar la segregación por sexo en pleno siglo XXI?
Historia y Contexto: El Arraigo del Opus Dei en la Educación Catalana
El Opus Dei llegó a Catalunya en la década de 1950, aprovechando el franquismo para expandir su modelo educativo. Inicialmente, estos centros se enfocaron en la élite burguesa barcelonesa, promoviendo una educación católica rigurosa que integraba valores como la disciplina, el esfuerzo y la piedad. A diferencia de otras congregaciones religiosas, el Opus Dei no gestiona directamente los colegios –para evitar responsabilidades legales–, sino que ofrece «asistencia espiritual» a través de acuerdos con entidades laicas como la Institució Familiar d’Educació (IFE), que agrupa la mayoría de estos centros en Catalunya y Baleares. IFE, fundada en 1969, opera como una sociedad anónima y atiende a unos 8.000 alumnos en 13 escuelas, facturando alrededor de 45 millones de euros anuales, según informes financieros analizados por elDiario.es.
En España, el Opus Dei está vinculado a cuatro grandes grupos educativos: Attendis (Andalucía), COAS (País Vasco), Fomento (nacional) e IFE (Catalunya y Baleares), controlando unas 90 escuelas infantiles y colegios que generan cerca de 1.000 millones de euros al año en total. En Catalunya, esta expansión se aceleró en los años 80 con la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) de 1985, que permitió conciertos educativos –subvenciones públicas para centros privados–. Esto transformó escuelas elitistas en instituciones accesibles, aunque con cuotas voluntarias que filtran a familias de clase media-alta. Fuentes como Opus-Info.org, un portal crítico compilado por exmiembros, listan colegios como Pineda o Xaloc como «controlados» por el Opus, aunque la Prelatura lo niega oficialmente, insistiendo en que solo proporciona capellanes y orientación doctrinal.
Cuántas Hay y Cuáles Son las Más Importantes
En Catalunya, hay actualmente 13 escuelas vinculadas al Opus Dei, según datos cruzados de IFE y listas independientes como las de Opus-Info.org. Estas se concentran en Barcelona y su área metropolitana, con extensiones a Girona y Tarragona. No todas son estrictamente «del Opus Dei», pero reciben su asesoramiento espiritual y siguen su ideario. La lista incluye:
– Col·legi Pineda (L’Hospitalet de Llobregat, femenino): Uno de los más emblemáticos, con 1.200 alumnas. Enfocado en educación integral, ha sido centro de controversias por su segregación.
– Col·legi Xaloc (L’Hospitalet, masculino): Pareja de Pineda, con similar alumnado. Destaca por programas STEM y vínculos con la Universidad Internacional de Catalunya (UIC), también ligada al Opus.
– Col·legi La Farga (Sant Cugat del Vallès, masculino): Con 800 alumnos, es conocido por su excelencia académica y actividades extracurriculares como clubs juveniles opusinos.
– Col·legi La Vall (Bellaterra, femenino): Hermana de La Farga, enfatiza la formación en valores femeninos tradicionales.
– Col·legi Canigó (Barcelona, mixto en etapas iniciales): Uno de los primeros en transitar a mixto para mantener conciertos.
– Col·legi Bell-lloc (Girona, masculino): Enfocado en innovación educativa, con programas bilingües.
– Institució Montserrat (Barcelona, mixto): Parte de IFE, con énfasis en inclusión.
Otros incluyen Viaró (Sant Cugat, masculino), Les Alzines (Barcelona, femenino), Camp Joliu (Tarragona, masculino), Aura (Barcelona, femenino), Reixac (Montcada i Reixac, mixto) y Airesol (Barcelona, mixto). Las más importantes, por alumnado e influencia, son Pineda, Xaloc, La Farga y La Vall, que representan el núcleo barcelonés y generan ingresos superiores a los 10 millones anuales cada una, según estimaciones basadas en datos de la Generalitat. En total, atienden a unos 8.000-10.000 alumnos, un 1% del total en Catalunya, pero con tasas de éxito en selectividad superiores al 95%.
Cómo Funcionan: Modelo Educativo y Segregación
El funcionamiento de estas escuelas gira en torno a un modelo «diferenciado» por sexos, justificado por el Opus Dei como una forma de personalizar la educación según «ritmos madurativos distintos». En práctica, esto significa aulas separadas para niños y niñas, con currículos idénticos pero enfoques adaptados: más énfasis en liderazgo para chicos y en empatía para chicas, según críticos como el portal Opus-Info. La jornada incluye misas voluntarias, tutorías personalizadas y actividades extraescolares vinculadas a clubs juveniles opusinos, donde se fomenta la vocación religiosa.
Sin embargo, la Ley Orgánica de Educación (LOE) de 2006 y la LOMLOE de 2020 prohíben la segregación en centros concertados, obligando a cambios. Ocho escuelas, como Canigó y Bell-lloc, han optado por mixtas en ESO para no perder fondos, mientras que siete –incluyendo La Farga y La Vall– renuncian a conciertos y pasan a privadas desde 2026. Esto ha causado caídas en inscripciones del 14%, según El País, con familias migrando a públicos por costos. Académicamente, destacan en rankings como el de El Mundo, con notas medias en PISA superiores a la media catalana, pero críticos argumentan que esto se debe a selección socioeconómica, no al modelo segregado.
Financiamiento: Subvenciones Públicas y Transición a Privado
El financiamiento es híbrido: conciertos educativos cubren salarios docentes y operaciones básicas, representando el 60-70% de ingresos. En 2014, la Generalitat destinó 25 millones anuales a 16 escuelas opusinas, según CCOO. Nacionalmente, centros segregados recibieron 130 millones en un curso, con Opus Dei acaparando gran parte. Cuotas «voluntarias» de 300-600 euros mensuales por familia complementan, junto a donaciones de supernumerarios (miembros laicos del Opus) y fundaciones.
La prohibición de segregación ha roto este equilibrio. El TSJC mantuvo conciertos temporalmente en 2023, pero con fianzas. Desde 2026, siete escuelas perderán 15-20 millones en subvenciones, forzando aumentos en cuotas a 800-1.000 euros mensuales para viabilidad. Fuentes oficiales como el Departament d’Educació confirman que continuarán financiando hasta entonces, pero enfatizan la coeducación. Críticos como La Marea ven esto como un «negocio» subsidiado, con Opus Dei evadiendo impuestos vía estructuras opacas.
Influencia, Desigualdad y Transparencia
Las controversias giran en torno a la segregación, vista como «hipócrita» por exalumnos en foros como Opus-Info, que alegan promoción de roles de género tradicionales. También se cuestiona la captación: clubs juveniles sirven para reclutar, según testimonios en El Cuaderno Digital. Económicamente, el uso de fondos públicos para élites –con becas mínimas– genera indignación, como en informes de Izquierda Diario. La opacidad propietaria, con colegios en manos de SA controladas por opusinos, alimenta sospechas de lavado de influencia.
Las escuelas del Opus Dei en Catalunya enfrentan un punto de inflexión: adaptarse a la mixticidad o abrazar lo privado, arriesgando exclusividad. Con 13 centros clave, un modelo segregado en declive y financiamiento público menguante, su legado perdurará, pero bajo escrutinio. En una sociedad laica, el debate persiste: ¿educación de élite o igualdad subsidiada?
Este artículo ha sido redactado y/o validado por el equipo de redacción de Revista Rambla.





